sábado, abril 29, 2017

Cuando La Habana es Caracas

Cuando supe del estreno de la obra cubana Chamaco (2005) del dramaturgo Abel González Melo (La Habana, 1980), recordé todo lo leído sobre “tan maravilloso texto”, como nos lo reveló, años ha, el artista Alberto Sarraín.  Salí a devorar y disfrutar, precisamente ese Viernes Santo de 2017, aquel espectáculo ambientado y realizado en una teatral Caracas, entre el lunes 23 y el jueves 26 de diciembre de un año de esta década, protagonizado por el joven Kárel Darín que debe venderse a otros hombres para sobrevivir, pero quien no olvida que deberá superar tan desagradables circunstancias y trabajar de otra manera para casarse o amar sin obstáculos a Silvia Dépaz.
Esperaba ver no solo una montaje sobre unos líos de gays, bisexuales y travestidos (toda la quincalla LGTBI), con un policía corrupto y un transexual que vende flores y otras cosas más, una hermosa vieja que filosofa, un muchacho que no sabe como combinar trabajo, estudio y sus impulsos hormonales, un tío borracho y abiertamente homosexual y un papá acosado por sus instintos. Confié en que la temática de las conductas sexuales fuese solo un pretexto para proponer una reflexión sobre la descomposición moral y ética de la tradicional familia burguesa, agravada por la crisis económica que agobia a los sectores menos favorecidos de esa urbe que escénicamente era Caracas con una teatralización de la conocida guerra económica. Una inteligente descarga sobre la desvalorización de una sociedad, donde el poder, la autoridad y las relaciones familiares son los estratos gravemente afectados por un asesinato. Confié en que no me dormiría ni estaría tranquilo de principio a fin.
Y eso fue lo que pasó. Chamaco es una bofetada más a una comunidad que está de espaldas a los problemas más urgentes de sus habitantes, donde escasea la seguridad y es patética la carencia de comida para cuerpos y almas (o sea el amor y la amistad). Es otro alerta para estas naciones americanas donde las conductas sexuales están normadas por anacrónicos conceptos religiosos, donde se quiere imponer una segunda Edad Media.
Ese texto es tan compacto, como los 64 escaques –negros y blancos -de un tablero de ajedrez, donde todo fue calculado y llevado a una síntesis. Nada sobra, todo es preciso. Hay, pues, depurada calidad idiomática y los mecanismos tradicionales del teatro están logrados en su plenitud. Tienen razón los otros espectadores y los críticos al exaltarla y consagrarla como un clásico del buen teatro cubano, o sea americano
La puesta en escena austera y sin pretensiones de espectacularidad, ceñida a las acotaciones del autor. Se   inicia en plena celebración de una Nochebuena, momento en el cual dos muchachos se juegan el destino sobre un tablero de ajedrez, materializando la prostitución homosexual, con navajas y  huellas de sangre  hasta desencadenar la rocambolesca trama, cuyo final dejará sin aliento al público, después de 90 minutos de intenso trabajo escénico.
 Y todo ese espacio escénico, con una escenografía minimalista y limitado por un foro con la silueta del Guaraira Repano o monte Ávila y su Cruz de Navidad, para recordarle al público que eso pasa o puede pasar o está ocurriendo en esa Caracas navideña. Casi se podría decir que es un panfleto visual, pero ante la calidad de su texto y los desempeños actorales se le “perdonan” esos excesos al director Mario Crespo, un artista que hasta ahora era más conocido en el cine y la televisión locales. Un respetuoso puestista y preciso conductor. 

jueves, abril 27, 2017

50 años de "Los peces del acuario"

Núñez esta de fiesta y tiene mucha razón.
Hace 50 años, José Gabriel Núñez  (Cumaná, 29 de octubre de 1937) estrenó su primera obra teatral Los peces del acuario ."Fue en Puerto la Cruz, aquel 27 de Abril de 1967. Al día siguiente nos presentamos en Cumanà. Nos había invitado la Dirección  de Cultura de la Universidad de Oriente. Nos recibió un público entusiasta que se adelantó a la buena acogida que tuvo la obra en Caracas el mes siguiente en la desaparecida sala Leoncio Martínez de la plaza Tiuna". Ahí actuaron: Carmen Messuti, Napoleón Bravo, Martha y Jesús Mijarez, Beatriz  y Santiago Definis. El dispositivo escenográfico lo diseñó Sixto Masseux.
Los peces del acuario marcó el rumbo definitivo que le dio a su vida. "Decidí levantar el telón y comenzar a caminar por distintos senderos de los que había transitado hasta ese momento. Me hechizaron las candilejas, me deslumbraron las luces que  brillaban como trozos de cristal o de diamantes y decidí quedarme escribiendo. Más tarde entraría a las aulas de clase para hablar de teatro y de sus rigores con los estudiantes que buscaban formarse en las academias existentes".
Así han pasado 50 años. "Y cincuenta años son muchos años. Toda mi vida. Decidí asumir la humanística condición y el reto que todo dramaturgo debe enfrentar, la de ser un lúcido testigo de su época, de su entorno, pero no solo limitándose al testimonio, sino enjuiciando,, abriendo heridas, señalando contradicciones y los conflictos del hombre con sus circunstancias sociales sin anclarse en una señal referencial".
"Cincuenta años de fructíferas hermandades con los grandes maestros, con las mejores actrices y actores de nuestro teatro. Directores, escenógrafos, vestuaristas, técnicos. Con la influencia de sus   ideas, de su disciplina, de su trabajo. Cincuenta  años de afectos, de cercanías irremplazables y de honestidad intelectual  que me mostraban el camino que tenía que seguir y que he procurado continuar transitando en esas direcciones".
"La aceptación y los aplausos que mi trabajo ha recibido, se debe a la solidaridad y a la complicidad que me han dado, no solo como artistas, sino como seres humanos maravillosos. Por esa unión, he sido objeto de reconocimientos, homenajes, he recibido premios importantes, entre ellos el Premio Nacional de Teatro, sin haberlos buscado ni negociado".
"Hubiese querido celebrar esta fecha, estas  Bodas de Oro  con todos ellos, pero algunos se han ido y las circunstancias del país no son propicias para pensar en celebraciones estruendosas. Un país lamentablemente dividido y un teatro que comienzo a visualizar fracturado, segmentado en parcelas que lejos de unificarnos nos separan.  Y señalo esto, porque en este transitar también he conocido algunas miserias humanas, mezquindades, insidias, envidias, traiciones, luchas de poder que no se corresponden con la función del artista, arrebatos cuya existencia ni siquiera imaginaba y que se agotaron en sí mismos sin que me obstaculizaran para seguir adelante".
"Celebro estos días con la presencia de esos seres  que le dieron y le siguen dando afectos sin sombras a mi vida profesional como el más preciado regalo. Uno de ellos, el más reciente de estos obsequios, fue ver en escena el último de mis trabajos escritos,  Casa de sangre y cenizas, impecablemente llevada al escenario, con una maravillosa y acertada dirección y un emotivo equipo actoral que de manera contundente transmitieron al espectador de forma notoria, todo cuanto quise expresar en ella y provocó su categórica respuesta".
"Cincuenta años escribiendo teatro. Coincidencialmente, llego a cincuenta obras escritas. Hago memoria de estos años serenamente, con la presencia de todos cuantos se han ocupado de mis textos y me han aportado enseñanzas y experiencias pero sobre todo ética y honestidad intelectual. Igualmente  aplaudo  al espectador que ha atendido a mis Inquietudes, mi supuesto humor y a mis voces de alerta. Comparto con todos ustedes y por ustedes me decidí a escribir estas líneas como excusa,  en solitario, para decirles una sola palabra:Gracias porque he tenido la suerte, mucha suerte, de haberlos encontrado en mi vida".
"Quedan pendientes dos proyectos por escribir. Dos obras que hablen sobre el país, que le hablen al país que hoy tenemos. Y desde las aulas, mi permanente preocupación porque nuestra dramaturgia sea conocida, estudiada en escuelas y universidades, y no relegada al olvido y a veces descalificada, vilipendiada despectivamente por algunos de nuestros creadores, cuando es y ha sido una de las más sólidas de latinoamèrica y de las que con mayor valentía ha perfilado la problemática social de nuestros pueblos.Sigue latente en mí la responsabilidad que emana  del vínculo  entre el dramaturgo y la palabra. De mantenerla viva, vigente, reveladora, para que pueda iluminar los senderos que conducen hacia la libertad y al logro de los más altos ideales para el espíritu".












Liebre y cola o el buen teatro colombiano en Caracas

Colombia presente con nueve obras en Festival caraqueño
Una de las gratas sorpresas del VI Festival de Teatro de Caracas 2017, organizado y producido por Fundarte, es un valioso paquete cultural de nueve espectáculos colombianos, de los cuales hemos visto dos hasta ahora y sobre ellos es que centramos esta primera reseña: Labio de Liebre y Donde se descompone las colas de los burros, resueltos por las agrupaciones Teatro Colón y Teatro Petra y Umbral Teatro, respectivamente,
PROLOGÓMENOS
Antes es conveniente informar que el teatro llegó a Colombia, durante la colonia española entre 1560 y 1820, pero solo se puede  hablar de teatro colombiano, exhibido  en Bogotá, en el edificio Coliseo hacia 1830, con temporadas de variopintos montajes y donde destacan, como curiosidad, que hombres interpretaban los papeles femeninos. Eso solo cambió hasta que en 1935 se creó la "Compañía mixta". Pero fue en el siglo XX cuando el teatro se extendió por todo el país llegando a Cali, Medellín, Cartagena y Popayán. En este momento surgieron otros actores, uno de ellos Luis Enrique Osorio, quien es considerado el fundador del teatro colombiano. Ya para después de 1950, surgieron compañías teatrales como el Teatro Escuela de Cali, el Teatro Popular de Bogotá, La Mamma de Bogotá, La Candelaria, entre otras. Fue justamente de estas agrupaciones de donde salieron grandes maestros del teatro como Enrique Buenaventura, Carlos José Reyes, Antonio Montaña y Santiago García. Ahora el teatro colombiano goza de identidad mundial y sus obras recorren el mundo entero.
LABIO DE LIEBRE
La pieza inaugural del VI Festival de Teatro de Caracas 2017 ha sido Labio de liebre, una impactante producción de los grupos colombianos Teatro Colón y Teatro Petra, escrita y dirigida por Fabio Rubiano, exhibida el viernes 21 y el sábado 22 en el teatro Municipal. Está fundamentada en las peripecias de Salvo Castello, un sangriento jefe paramilitar o líder de sicarios que pudo negociar sus condenas por los crímenes cometidos y pagar sus penas en el extranjero, pero hasta allá llegan fantasmas de sus víctimas a pedirle explicaciones y así atormentarlo hasta enloquecerlo.
Uno de esos fantasmas, demasiado vivos y expresivos, es un hombre con labio leporino, que popularmente se conoce como "labio de liebre" o "media jeta". Es una pieza, escrita, dirigida y protagonizada por Fabio Rubiano, el versátil director del Teatro Petra. El autor considera que su montaje propone una reflexión sobre el perdón y la venganza, propias de las tragedias: la que se espera que actúe a través de la conciencia del victimario; la misma que acosa al tío de Hamlet o al rey Macbeth con la presencia fantasmal de sus víctimas.
En Labio de liebre hay una familia, los Sosa, de cuatro campesinos a la que el protagonista ordenó masacrar, una familia que no está idealizada, pues la intención de Rubiano no es invitar al público a compadecerse de alguien, sino a que reflexione sobre aquello que se le muestra, algo que revuelve las entrañas del público colombiano o de todo aquel ser humano que rechaza la violencia sin son ni ton.
No está de más recordar que la violencia en Colombia impera desde mucho antes del 9 de abril de 1948, cuando mataron en la carrera séptima de Bogotá al líder popular Jorge Eliecer Gaitán. Esa violencia colombiana no es más que una sangrienta teatralización, sin maquillajes, de la milenaria lucha de clases de los poderosos contra los oprimidos, pero que en el vecino pais ha sido armada y criminal, sin mayores explicaciones culturales y aupada por los terratenientes, aunque los urbanos y cultos partidos políticos, de liberales y de conservadores, la maquillan para poder gobernar alternándose. El pueblo colombiano generó sus métodos de autodefensa, las guerrillas, y aunque ellas ahora negocien la paz, son muy pocos los que creen en tanta belleza o en ese teatro supuestamente culto cuyo guión es confuso. Otros colombianos cruzaron las fronteras pero miran siempre l retrovisor para ver cómo cambian o se agudizan las cosas de la patria que quedo atrás y que se lleva siempre en las suelas de los zapatos,
Analizar la realidad colombiana desde Venezuela no es fácil ni nada cómoda, especialmente cuando se salió de allá hace 48 años y se ha comido el pan o la arepa del inmigrante. Pero si conmueve ver en escena las peripecias de los que se quedaron e hicieron frente a su destino, a la espera de una redención que no llega ni llegará jamás si los pueblos no se alzan y toman el poder, por cualquier vía.
Este espectáculo, exhibido con algunos contratiempos por fallas en el sonido, atrapa al público por la magia de su presentación, por ese híbrido de teatro realista con teatro fantástico, y porque sus actores son algo más que profesionales, son colombianos paridos en esa tierra y que han vivido muchos de los hechos ahí mostrados.
Al final esta apuesta teatral, magnífica en su escenografía, su iluminación y en sus metáforas visuales (como la de los fantasmas que vomitan virutas de papel atragantados de injusticia) descubre cómo representar el dolor de Hécuba de una madre que sabe que van a matar a sus hijos, a la injusticia de saber que los hayan asesinado como a los animales, junto con sus animales. Y a aquello que no los deja descansar en paz: que el asesino los reconozca, los llame por sus nombres y recuerde la sevicia con la que terminó con sus vidas.
Para Rubiano, como lo ha declarado, es interesante ver cuál será la reacción del público y estar en Venezuela en este momento coyuntural y tan álgido que vive el país. “Creo que lo que hace la cultura es unir, no desunir, aparentemente hay una tensión ahora entre Colombia y Venezuela, pero uno se pregunta ‘¿qué me han hecho a mí los venezolanos?’ sobre todo en el ámbito cultural, y yo digo ‘nada’, ha habido las peleas de hermanos como se dan en cualquier familia”, dice Rubiano.
COLA DE LOS BURROS
 Una característica del teatro colombiano que verá el público venezolano es sus obras tocan siempre la temática de la violencia, como se materializa en Labios de liebre, y como se constata en Donde se descomponen la cola de los burros de Carolina Vivas y dirigida por Ignacio Rodríguez, donde se denuncia a las ejecuciones extrajudiciales, cometidas siempre con ciudadanos inocentes o simplemente sospechosos.
La saga teatral, en palabras de Vivas, se centra en Pedro Cangrejo, campesino desaparecido por el Ejército y cuyos secuaces tratan de hacerlo pasar por criminal y de la lucha de su madre para rescatar el cadáver y darle una cristiana sepultura, en medio del terrorífico clima social que crea el nocturno toque de queda. Es una denuncia concreta sobre los falsos positivos de la nación neogranadina, que han dejado más de 25.000 desaparecidos.
El hermoso y convincente espectáculo de Rodríguez, presentado en el teatro Bolívar, los días  sábado 22 y domingo 23 de abril, es de carácter  multidisciplinario, ya que combina la música en vivo, elementos multimedia como el mapping y un depurado teatro físico, hasta obtener  una hermosa y patética cantata, con imágenes poéticas y provocadoras sobre esta “tragedia contemporánea” a la colombiana, aunque eso de los “falsos positivos”, y hay que decirlo aquí, es una epidemia en todo el continente americano; donde aún hay autoridades interesadas únicamente en llenar estadísticas sin importarles si hay justicia de por medio o si son inocentes o culpables los ciudadanos que eliminan o desaparecen, porque lo que les interesa no es eso: sino la actividad depurativa realizada.
“Yo digo que no es la historia de unos padres a los que se les desaparece el hijo; digo que es la historia de un personaje que no está de acuerdo con el destino que se ha escrito para él”, ha dicho Vivas. “Nosotros creemos que la función del teatro es hacerse ese tipo de preguntas frente a una realidad tan cruda, pero al mismo tiempo poder buscar unos lenguajes y unas miradas que nos devuelvan puntos de vista distintos sobre el problema”, comenta Rodríguez.
Es una lástima que solo hayan tenido dos funciones porque la comunidad teatral venezolana debía de haberla disfrutado mucho más.Además, y me molesta reiterar esto,pero nada hay tan nacional, tan proveniente de las raíces de un pueblo,como su teatro.

lunes, abril 24, 2017

Camilo Torres en 13 cuerpos vivos

Su cadáver lo desaparecieron pero ahora revive en 13 actores colombianos
Camilo Torres Restrepo fue un célebre profesor universitario, sacerdote, político, rebelde y, por último, insurgente o guerrillero. Abordando la figura de un hombre representativo de la intelectualidad colombiana, la agrupación bogotana Teatro La Candelaria estrenó en 2015 la obra Camilo, de creación colectiva, bajo la dirección por Patricia Ariza, la cual ahora se exhibirá en el VI Festival de Teatro de Caracas, los días jueves 27 y viernes 28, en el teatro Nacional, a las 5:30 PM.
El Teatro La Candelaria montó esta pieza para conmemorar los 50 años de la muerte de Camilo Torres y de la celebración del medio siglo de vida de la agrupación. El cuerpo de Camilo está oculto, para sus seguidores “desaparecido”, y La Candelaria presta, como dice uno de los actores, su cuerpo para su búsqueda. y ahora el público venezolano la conocerá.
Cuando los artífices de la obra emprendieron este viaje, una de las razones que los impulsó fue la de tratar de entender a este complejo personaje que concentra en su vida un cúmulo de ricas contradicciones: el misticismo, la rebeldía, el amor y el sacrificio. Pensaron también que abordando estas contradicciones desde el teatro, podían ahondar en la comprensión tanto del hombre histórico como del conflicto social que vive Colombia. Camilo propone el amor eficaz hacia los otros  pero también vivió la dificultad de ejercer el “apostolado” o la militancia como un derecho legal y un acto de justicia. Por último, la obra plasma la decisión fatal de Camilo de rebelarse contra el establecimiento y vincularse a la insurgencia en la que muere en su primer y último combate. Ellos son Fernando Mendoza, Hernando Forero, César Badillo, Rafael Giraldo, Nohora González, Alexandra Escobar, Carmiña Martínez, Adelaida Otálora, Edith Laverde, Erika Guzmán, César Amezquita, Diego Vargas y Camilo Amórtegui.
CREACIÓN COLECTIVA
Curiosamente, el grupo teatral que creó el maestro Santiago García decidió plasmar sus visiones personales de Camilo, además de profundizar en elementos como la relación con su mamá y su dicotomía entre la Iglesia y la lucha armada. La pieza es el resultado de un proceso de creación colectiva en el que los artistas realizaron una exhaustiva investigación de la vida de Camilo Torres, consultando no solo material bibliográfico sino entrevistándose con personas que lo conocieron. Así nació una puesta en escena abstracta, llena de imágenes poéticas, música diseñada por Luis Hernando Forero y textos que reflejan la ideología del desaparecido personaje. “Nos parece que es un lenguaje muy contemporáneo –dijo Ariza al diario EL TIEMPO cuando se estrenó la obra–. Nosotros no estamos para contar una historia de comienzo a fin; eso lo puede hacer mejor la literatura u otros géneros. Entonces, es más como mostrar las facetas, lo que suscitan los momentos de ese personaje, sus pensamientos, etcétera”.
Patricia Ariza, directora del Teatro La Candelaria, conoció a Camilo Torres en una fiesta en Bogotá cuando ella tenía 16 años y usaba “collares ‘hippies’”. El ‘cura guerrillero’ vestía un pantalón negro y una camisa blanca. A su estatura imponente y sus ojos azulísimos, que llamaban la atención, se sumaba su discurso elocuente, encantador. “Tenía un carisma increíble”, dice Ariza y cuenta que la noche entera Torres había sido el centro de atención hablando de política, hasta que un borracho empezó a interrumpirlo con comentarios irónicos y agresivos. “Eso es pura paja…”, dice Ariza que el borracho repetía mientras seguía instigando a Torres. “Camilo se exasperó y retó al otro a pelear… la gente los separó… era un hombre de mucho carácter pero de una dulzura increíble”.
CANTERA DE CONTRADICCIONES
Camilo Torres aparecerá en el escenario del caraqueño teatro Nacional en el cuerpo de 13 actores o  trece personajes que serán al mismo tiempo el Camilo Torres que se ordenó sacerdote a los 25 años (en 1956), el que se hizo sociólogo en una universidad belga, el que ayudó a fundar la primera Facultad de Sociología en América Latina (la de la Universidad Nacional), el que volcó su trabajo a las clases obreras, a los estudiantes y a los más desfavorecidos. Los 13 serán Camilo el profesor, Camilo el activista, Camilo el opositor, Camilo el cura y Camilo el cura guerrillero que estuvo enlistado en las filas del ELN cuatro meses, –solo cuatro meses– antes de morir en su primer combate con el Ejército. Fue aquel 15 de febrero de 1966. Doce días después de cumplir 37 años.
“Es muy difícil definir a Camilo… Es un personaje con una cantera de contradicciones”, dice Ariza y ella misma deja entrever sus propias contradicciones frente al rumbo que Camilo Torres le dio a su vida. Dice, por ejemplo: “Yo pienso que si yo hubiera sido Camilo no me hubiera ido (para la guerrilla); él ya tenía una popularidad en los sectores urbanos enorme… pero no soy Camilo ni soy la persona llamada a hacerle un juicio”. Antes había hablado de la encrucijada en la que estaba el cura cuando decidió enfilarse en la guerrilla: la Iglesia y la universidad le habían dado la espalda, y su papel de líder del Frente Unido del Pueblo (movimiento que fundó en oposición al Frente Nacional) le había traído toda clase de amenazas. “No se trata de hacerle un juicio histórico a Camilo Torres”.
Ariza insiste en que esta obra revive a Torres “porque es un personaje muy representativo de la historia de Colombia, importantísimo, como Bolívar”. Repite que Camilo no será un banquillo para juzgarlo y condenarlo, porque “ese no es el trabajo del arte”. Y luego habla de los comentarios de los lectores que aparecieron en una revista   sobre el estreno de la obra. Dijeron que este sería el “homenaje” o la “apología” de un asesino; dijeron que “la herencia del cura Camilo Torres y toda la sangre derramada por estos bandidos” no merecía tener un espacio en el teatro.
“Esos comentarios a mí me parecen muy dolorosos, no me dan rabia sino que me producen mucha tristeza –dice–. El arte es un ejercicio de la libertad pero, además, es lamentable porque eso expresa la polarización en la que está este país. Yo creo que todos debemos trabajar por la paz y la justicia, que era la lucha de Camilo; yo creo que el legado de Camilo es su fe en la justicia y en la paz”.
Ya en el pasado, con la obra Guadalupe, años sin cuenta (dirigida por Santiago García), que narra el surgimiento de las guerrillas liberales en el país, habían sido duramente criticados. Pero el tiempo les dio la razón: luego de 14 años en escena, esta llegó a ser catalogada como la obra más vista en el siglo XX en Colombia, y una de las más importantes en la historia del teatro del país.Esa obra se mostró en el teatro Cristo Rey,en el 23 de Enero,hace algunos años.
NO SON APOLOGÍA A LA GUERRA
“No son obras que llamen a la guerra. Nosotros no hacemos eso… Tanto Guadalupe ...(Salcedo, comandante de las guerrillas del llano) como Camilo son personajes que encarnan una época. Torres encarna los años 60 que es la época de la utopía, también de la aparición de las insurgencias de América Latina. Y es importante entender eso. Comprender lo que está sucediendo a través de las ciencias, de los historiadores y del arte”, ha dicho Ariza.



Gerardo y Secundino siguen juntos

Gerardo nunca olvida.
El escultor venezolano Gerardo Fernández inaugurará una exposición titulada Dos recorridos en el universo del arte venezolano, el sábado 29 de abril a las 11:00 a.m,  en su galería-taller  ubicada en el Hatillo,  donde exhibirá su  trabajo junto a una selección de obras del artista español-venezolano Secundino Rivera (1932-2013), con quien sostuvo una relación de amistad y simbiosis en la búsqueda  plástica de su propuesta creativa.
Conformada por un conjunto de piezas bidimensionales y tridimensionales  de diferentes formatos, esta muestra permanecerá  hasta el 27 de mayo, como un homenaje  a  esa amistad de más de treinta años que se prolongó hasta la muerte de Secundino, según afirma el propio Gerardo Fernández.
Con una fundición ejemplar y una amplia producción de piezas  en bronce y aluminio, Fernández ha desarrollado una obra de corte minimalista y lúdica, con escaladores y niños en distintos juegos, desafiando la gravedad para ascender”, tal y como lo señala la curadora Fina Weitz en el texto que acompaña la exposición.
“Picaportes, frutas, insectos, caballos, acróbatas y figuras humanas de distintas dimensiones y en distintas técnicas, representan  la búsqueda de una identidad propia, en el perfeccionamiento de la forma, el color y la técnica”.
Nacido en Caracas en 1966, Gerardo Fernández incursionó en el arte de la fundición en los años 80 y un tiempo después  instaló su taller  en La Unión. Tomó cursos de fundición en San Juan de Los Morros, Caracas y Madrid (España), además de estudiar escultura en el Grupo TAO y en la Escuela de Artes Visuales  Cristóbal Rojas. Su obra ha sido exhibida  en  el espacio museístico de la Galería de Arte Nacional, GAN, y en las principales galerías de Caracas, así como en la Galería Orinoco de Costa Rica.
Por su parte Secundino Rivera se destacó como un maestro del dibujo, la pintura y la escultura, centrando su obra  en torno a la tauromaquia, el Quijote, el erotismo femenino, la maternidad y los paisajes venezolanos, destacándose su aporte especial a la geografía de El Ávila.
Desarrolló una vasta obra a lo largo de cinco décadas y vivió su trabajo a través de la indagación permanente, del humor y la ironía -según palabras de Fina Weitz-dejando como herencia una estela de conocimientos a las nuevas generaciones, en el trazo, uso y manejo del color, el claroscuro, el volumen en el espacio y las texturas.
Secundino Rivera nació en España en 1932, a sus 23 años emigra a Venezuela,  e inicia su formación en las artes visuales en 1959. Mas tarde se traslada a París para asistir a las Escuelas de Beaux Arts y de La Ville. Asímismo realiza una importante actividad en el Museo del Louvre,  analizando y realizando copias de obras maestras del Renacimiento y del período Barroco. En 1972 regresa a Caracas, instala su taller y se vincula a la actividad plástica del país.
Entre 2003 y 2010 residió en el municipio español Olmeda de Las Fuentes,  en el cual una de sus  calles recibió en su honor el nombre “Pintor Secundino Rivera. Sus últimos años los pasó entre Venezuela y España, donde falleció en 2013.
El público podrá apreciar la obra de estos dos artistas, a través la exposición  Dos recorridos en el universo del arte venezolano , que se estará presentando del 29 de abril al 27 de mayo en la galería-.taller Gerardo Fernández, ubicada en la carretera La Unión, sector el manguito calle el otro lado, taller de esculturas Gerardo Fernández, Municipio El Hatillo, en horario  de lunes a jueves de 8:00 am a 5:00 pm, viernes y sábado de 9:00 am  a 3:00 pm . La entrada es libre.


domingo, abril 23, 2017

Nos vemos el miércoles

Un trío respetable de veteranas actrices
Es seguro que el publico caraqueño la aplaudirá y agradecerá, porque para brindarle un tributo a la ancianidad, a los recuerdos y a la esencia de la vida misma, Gerardo Blanco López escribió y produjo la comedia Nos vemos el miércoles, la cual, dirigida por Carolina Rodríguez Gómez, se presenta desde el 22 abril en el Centro Cultural BOD, únicamente sábados y domingos a las 5 de la tarde.
 En Nos vemos el miércoles se plasma, de manera jocosa, la historia de tres mujeres mayores: Dorila (Chelo Rodríguez), Luisa (Marisol Matheus) y Josefa (Aurelia De Freitas). Ellas viven en un ancianato y se reúnen cada miércoles para tomar el té y sumergirse en esos recuerdos que diariamente se repiten.
 El productor, autor de la obra y además director del Grupo Bagazos, Blanco López, asegura que una de sus motivaciones para crear esta pieza fue la preocupación por la vejez. “Ese final terrible y devastador que puede ser la ancianidad. Por eso, quería rendirle homenaje a todas esas mujeres mayores que han tenido una vida intensa y tienen la dicha de encontrarse para recordarla”.
 Explica que su obra también es un llamado a la amistad y ofrece la oportunidad de disfrutar un rato agradable con historias y anécdotas de mujeres que tuvieron una vida llena de retos, dificultades y amores que son contadas en estos encuentros, en donde el espectador podrá reír y reflexionar sobre la vida. "Son tres mujeres hermosas que no tienen más que la compañía de ellas mismas". Dorila es la líder del grupo un tanto "regañona" y como tiene mayor poder adquisitivo paga la estadía de todas en ancianato. Luisa es espontánea, innovadora, humorista y excéntrica, mientras que Josefa es quien brinda equilibrio al grupo por ser tranquila y mediadora”.
 "Muchas veces la ancianidad puede estar ligada al abandono de la misma familia que no sabe qué hacer con ellos. El mismo país puede tender a irrespetarlos e ignorarlos. Sin embargo, es sumamente importante. Los grandes países miden su desarrollo dependiendo del trato que le dan a los ancianos, niños y animales", expresó el productor.
 ¿Cuantas obras escritas y representadas?, preguntamos a Blanco López
Son 19 obras escritas, 18 representadas y siete de ellas publicadas. 
¿Cuáles han tenido más repercusión?
Creo que Un ciudadano llamado maestro, El último juego, El encuentro, La cuadrilla, La dama y el carnicero y Los náufragos.
¿Por que escribir teatro existiendo tan buenos textos?
Por dos razones, el texto dramático es mi forma, mi manera de decir, como veo el mundo y como me veo yo en él y es una manera de mostrar lo que somos, de motivar e inducir a colocar un espejo sobre esa vitrina maravillosa que es el escenario y que nos veamos tal como somos .Eso es excitante. Y tú lo sabes porque has escrito no menos de cinco piezas.
¿Cuál es el origen y el destino de "Nos vemos el miércoles?
Es una recopilación producto de vivencias y observaciones cercanas a mi madre, sus amigas y mi vida, que se materializó durante la enfermedad de ella y que me impulsó a ofrecer un tributo a la amistad y presentar al mismo tiempo un reclamo doloroso a lo que es la vejez y su poder devastador según mi óptica. Tres ancianas que hablan sin tapujos de su vida, de su juventud, sin maquillaje. Ellas, como en casi todos mis textos, están atrapadas, esta vez en un espacio ineludible, la vejez. Es una pieza para reír, reflexionar y recordar que somos finitos 
¿Una invitación a reflexionar sobre los valores y la necesidad de la amistad como compañía hasta que llega la muerte?
Si, definitivamente es un mensaje que valora y reconoce la amistad como uno de los vínculos más hermosos que podemos cultivar, un soporte de vida, y en la vejez cobra una importancia capital. Nadie muere con otro, ese es un trance en soliloquio, pero la compañía del amigo es un bálsamo insustituible y estas tres mujeres que se reúnen todos los miércoles para tomar el té lo saben y hacen de cada encuentro un ritual de evocación que las une y fortalece 
¿El amor sustituye la amistad?
La amistad verdadera es un torrente inmenso de amor. El amor tiene mil caras, es vida en todas sus manifestaciones y para poder construir una hermosa y profunda amistad debe existir amor. No puede haber una sin la otra 
¿Por qué le dio la alternativa a otra persona del grupo?
Nuestro norte en el grupo  Bagazos es abrir ventanas para poder volar, dar oportunidades para crecer  como ha sucedido con muchos de los que han pasado por la agrupación y Carolina Rodríguez Gómez ha transitado en nuestro grupo todos los caminos del teatro con disciplina, ética, responsabilidad, profundo conocimiento de las artes escénicas  y excelente desempeño.  Nadie mejor que ella para abordar este texto que además ha amado e impulsado para que sea montado. Y creo que no hay nada más emocionante que ver otra lectura de tu obra. Es un privilegio, y siempre repito las palabras del recordado y admirado maestro y amigo Rodolfo Santana, quien, cuando puso en mis manos su exitosa obra Baño de damas, me dijo: "Gerardo, irrespétame", refiriéndose a su texto. No me cabe la menor duda que Carolina estará a la altura, y que ella dirija esta obra es un honor y una deuda pendiente 

sábado, abril 22, 2017

"Labio de liebre" en Caracas

La pieza inaugural del VI Festival de Teatro de Caracas 2017 ha sido Labio de liebre, una impactante producción de los grupos colombianos Teatro Colón y Teatro Petra, escrita y dirigida por Fabio Rubiano, exhibida el viernes 21 y el sábado 22 en el teatro Municipal. Está fundamentada en las peripecias de un sangriento jefe paramilitar o líder de sicarios que pudo negocia sus condenas por los crímenes cometidos y pagar sus penas en el extranjero, pero hasta llegan fantasmas de sus víctimas a pedirle explicaciones y así atormentarlo hasta enloquecerlo.
Uno de esos fantasmas, demasiado vivos y expresivos, es un hombre con labio leporino, que popularmente se conoce como "labio de liebre" o "media jeta". Es una pieza, escrita, dirigida y protagonizada por el versátil director del Teatro Petra: Fabio Rubiano. Él autor considera que su montaje propone una reflexión sobre el perdón y la venganza, propias de las tragedias: la que se espera que actúe a través de la conciencia del victimario; la misma que acosa al tío de Hamlet o al rey Macbeth con la presencia fantasmal de sus víctimas.
En Labio de liebre hay una familia de cuatro campesinos a la que el protagonista ordenó masacrar, una familia que no está idealizada, pues la intención de Rubiano no es invitar al público a compadecerse de alguien, sino a que reflexione sobre aquello que se le muestra, algo que revuelve las entrañas del público colombiano o de todo aquel ser humano que rechaza la violencia sin son ni ton.
No está de más recordar que la violencia en Colombia impera desde mucho antes del 9 de abril de 1948, cuando mataron en la carrera séptima de Bogotá al líder popular Jorge Eliecer Gaitán. Esa violencia colombiana no es más que una sangrienta teatralización, sin maquillajes, de la milenaria lucha de clases de los poderosos contra los oprimidos, pero que en el vecino pais ha sido armada y criminal, sin mayores explicaciones culturales y aupada por los terratenientes, aunque los urbanos y cultos partidos políticos, de liberales y de conservadores, la maquillan para poder gobernar alternándose. El pueblo pueblo colombiano generó sus métodos de autodefensa, las guerrillas, y aunque ellas ahora negocien la paz, son muy pocos los que creen en tanta belleza o en ese teatro supuestamente culto cuyo guión es confuso. Otros colombianos cruzaron las fronteras pero miran siempre l retrovisor para ver cómo cambian o se agudizan las cosas de la patria que quedo atrás y que se lleva siempre en las suelas de los zapatos,
Analizar la realidad colombiana desde Venezuela no es fácil ni nada cómoda, especialmente cuando se salió de allá hace 48 años y se ha comido el pan o la arepa del inmigrante. Pero si conmueve ver en escena las peripecias de los que se quedaron  e hicieron frente a su destino, a la espera de una redención que no llega ni llegará jamás si los pueblos no se alzan y toman el poder, por cualquier vía.
Este espectáculo, exhibido con algunos contratiempos por fallas en el sonido, atrapa al público por la magia de su presentación, por ese híbrido de teatro realista con teatro fantástico, y porque sus actores son algo más que profesionales, son colombianos paridos en esa tierra y que han vivido muchos de los hechos ahí mostrados.
Al final esta apuesta teatral, magnífica en su escenografía, su iluminación y en sus metáforas visuales (como la de los fantasmas que vomitan virutas de papel atragantados de injusticia) descubre cómo representar el dolor de Hécuba de una madre que sabe que van a matar a sus hijos, a la injusticia de saber que los hayan asesinado como a los animales, junto con sus animales. Y a aquello que no los deja descansar en paz: que el asesino los reconozca, los llame por sus nombres y recuerde la sevicia con la que terminó con sus vidas.
Para Rubiano, como lo ha declarado, es interesante ver cuál será la reacción del público y estar en Venezuela en este momento coyuntural y tan álgido que vive el país. “Creo que lo que hace la cultura es unir, no desunir, aparentemente hay una tensión ahora entre Colombia y Venezuela, pero uno se pregunta ‘¿qué me han hecho a mí los venezolanos?’ sobre todo en el ámbito cultural, y yo digo ‘nada’, ha habido las peleas de hermanos como se dan en cualquier familia”, dice Rubiano.
Venezuela es un país vecino, con el que compartimos 2.000 kilómetros de frontera, hay muchos colombianos allá. Entonces para nosotros es muy importante ir, por toda la historia común”, asegura Patricia Ariza, ejemplar artista del teatro
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viernes, abril 21, 2017

"La familia" de Venezuela en Festival de Cannes

El cine venezolano se reencontrará a lo grande con la Costa Azul francesa.  El filme La familia, dirigido por Gustavo Rondón Córdova, tendrá su estreno mundial en la competencia de largometrajes de la 56ta edición de la Semana de la Crítica, un evento paralelo del encuentro cinematográfico más prestigioso del mundo, el Festival de Cine de Cannes, destinado especialmente al hallazgo y reconocimiento de talentos emergentes del séptimo arte. 
Así lo anunció el comité organizador del evento, creado en 1962 por la Unión Francesa de Críticos de Cine, cuya nueva edición se llevará a cabo del 18 al 26 de mayo. Siete largometrajes serán evaluados por el reconocido cineasta brasileño Kleber Mendoça Filho, director del galardonado filme Aquarius, quien presidirá un jurado integrado por la colombiana Diana Bustamante (directora artística del Festival de Cartagena), el crítico estadounidense Eric Kohn (Indiewire), la libanesa Hania Mroué (directora del Metropolis Art Cinema) y el actor francés Niels Schneider (Premio César como Actor Revelación). 
 La familia  presenta la historia de Andrés, de 35 años, y su hijo Pedro, de 12 años, quienes viven en un barrio obrero de Caracas y casi nunca se ven. Andrés es un padre ausente, tiene varios trabajos y llega tarde en la noche. Pedro deambula por las calles jugando con sus amigos y aprendiendo del ambiente agresivo que le rodea. Durante un juego de pelota, Pedro es atacado por un niño y al defenderse lo hiere gravemente. Al descubrir esto, Andrés presiente una venganza inminente y decide que deben escapar del barrio en busca de refugio. Este viaje los unirá como nunca antes.
La Semana de la Crítica de Cannes es reconocida por ser la ventana en la que debutaron directores como Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro, Gaspar Noé, Bernardo Bertolucci o Jacques Audiard, entre otros.  A la fecha, el cineasta Lorenzo Vigas (Desde Allá) había sido el único venezolano en participar en esta sección en la categoría de cortometrajes con su filme  Los elefantes nunca olvidan , en 2004.
Sólida preparación 
La ópera prima de Gustavo Rondón Córdova, desde su conceptualización como proyecto y escritura de guión, tuvo un extenso recorrido por festivales y fondos de desarrollo internacionales. Destaca su participación en el Talent Project Market del Mercado de Coproducción de la Berlinale (2014), en Alemania, su selección en La Fabrique du Cinema du Monde (2014), en Francia; y su participación en el programa para películas en postproducción Cine en Construcción del Festival de San Sebastián (2016), en España.
Rondón ha dirigido cinco cortometrajes en su carrera profesional que fueron seleccionados en festivales como Biarritz, Toulouse, La Habana, entre otros. Su corto más reciente,  Nostalgia , formó parte de la Selección Oficial del Festival de Cine de Berlín 2012, uno de los encuentros "Clase A" más importantes del mundo, junto con Cannes y Venecia.
 La familia  es protagonizada por el actor Giovanny García (Andrés), reconocido por su trabajo en la película venezolana  El Amparo  de Rober Calzadilla, junto a Reggie Reyes, un joven caraqueño de 14 años, sin experiencia previa en la actuación, que hace su debut en la gran pantalla.   La cinta fue producida por Natalia Machado Fuenmayor, Marianella Illas, Rubén Sierra Salles, Rodolfo Cova y Gustavo Rondón Córdova. Es una producción de La Pandilla Producciones en coproducción con Cine Cercano, Factor RH, Ávila Films (Chile) y Dag Hoel Filmprod (Noruega). Contó con el apoyo financiero del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), el Programa Ibermedia y el fondo noruego Sorfond. El prestigioso equipo de la compañía francesa Celluloid Dreams, en esta nueva etapa, será la encargada de las ventas internacionales. 
 Ficha Técnica
 Director: Gustavo Rondón Córdova.Guion: Gustavo Rondón Córdova.
Producida por Natalia Machado Fuenmayor, Marianella Illas, Rubén Sierra Salles, Rodolfo Cova y Gustavo Rondón Córdova.Coproductores: Álvaro De La Barra (Ávila Films, Chile), Dag Hoel (Dag Hoel Filmprod, Noruega).Dirección de fotografía: Luis Armando Arteaga. Dirección de arte: Matías Tikas.Dirección de casting: Tatiana Mabo, Rober Calzadilla. Elenco principal: Giovanny García, Reggie Reyes.Diseño sonoro: Miguel Hormazábal, Marco Salaverría.Edición: Andrea Chignoli, Cristina Carrasco (EDA), Gustavo Rondón Córdova.Países: Venezuela – Chile – Noruega. Género: Drama. Duración: 82 minutos.
Una producción de La Pandilla Producciones en coproducción con Cine Cercano, Factor RH, Ávila Films, Dag Hoel Filmprod. Con el apoyo de CNAC Venezuela, Programa Ibermedia, Sorfond (Noruega) y Cine en Construcción.