jueves, febrero 09, 2017

"La foto" de los amores de la mediana edad

Lincoln a sus espaldas en el marmóreo Washington
La foto ganó el Primer Concurso de Dramaturgia del Trasnocho Cultural. Su autor, Gustavo Ott, caraqueño, de 54 años, casado y padre de una adolescente, contestó así a nuestro cuestionario desde Washington D.C.
¿Otro premio para la cosecha o este texto abre un capitulo sobre la temática urbana, precisamente en Estados Unidos, donde las redes sociales se atreven a cuestionar sin miedo al poder presidencial? 
 La foto  es una obra intimista, familiar. Da con temas de nuestra época, como el efecto destructor de las redes y los falsos escándalos, pero la columna vertebral de la pieza es íntima, lo que además quiere decir que funciona en cualquier parte. Lo que le sucede a una familia, le pasa a todas.
Háblenos de la obra
A pesar de tener una narración lineal, y mucho humor, en el tema puede decirse que es coral. Siempre me intrigó esta posibilidad: hacer una pieza sobre varios temas al mismo tiempo. La obra tiene pequeñas minas unipersonales a lo largo del trayecto que tal vez pases sin verla. Pero que si te estallan, descubres que la obra cuenta otra historia distinta a la que creías, y que además habla sobre otro tema. Ahí hay seis de esas minas explosivas, muchas veces escondidas detrás de una sutileza y otras tan a la vista que no las puedes ver. Pero de algo puedes estar seguro; por lo menos una te va estallar en la cara.
¿Hay algo sobre usted en  La foto ?
Investigo más en los demás que en mí. El Otro define la escritura actual tal vez porque la más original de las voces es la polifónica. Sin embargo, el que escribe se parece más a su obra de lo que le gusta admitir. En mi caso, creo que la pieza refleja mis contradicciones, que además son ineludibles si buscas complejidad. Como en la arquitectura de Venturi, uno escribe apuntando a la rareza y la confusión a través de la complejidad y la contradicción. Una sorpresa en el atrevimiento, un orden extraño que nos llama la atención y que no tiene respuestas.
 ¿Ha   pensado que estar afuera de Venezuela le afecte a la hora de la creación y termine  escribiendo más para el mundo que para este país  petrolero?
No lo sé, quizás porque no me lo planteo. Un escritor es, fundamentalmente, el ultimo rincón de una ciudad libre. Hay una intención censora que no proviene únicamente del poder, sino además de la gente, y parte de una pretensión: que el escritor escriba y piense como ellos. Ese narcisismo totalitario crea una ficción que si no fuera tan peligrosa, nos mataría de risa. Uno es libre y esa libertad cuesta lo que no le cuesta a los demás. Quiero decir que escribo y hago lo que quiero, sin vergüenza alguna, porque he pagado un precio altísimo por ese privilegio.
¿Prefiere la novela o el teatro?
Tengo una relación especial con la narrativa. Ciertamente leo más novela, por ejemplo, que teatro o teoría. Pero esta afinidad por lo literario tiene sentido porque, después de todo, la narrativa fue mi primera emoción.
 ¿Qué es ser autor dramático hoy?
Un autor sabe de otras cosas, además de su oficio. Investiga sobre biología, astronomía, física, antropología y neurociencia mientras se adentra en los dilemas fundamentales de su época: democracia, raza, sexualidad, religión, violencia. Para mí, lo importante es que el escritor sea capaz de hacer un comentario apasionado. Houellebecq cree que el escepticismo nos vuelve viables. En mi caso, ese escepticismo conduce a indagar sobre las capas de la mitología cotidiana y trabajarlas como una mitología mayor.
 ¿Cuál es su ambición?
Janis Joplin decía que cuando llegas a cierto nivel de intimidad con tu talento, el efecto determinante es la ambición. Cuando necesitas estar orgulloso de ti mismo, esa es la ambición. No se trata de dinero o poder, o reconocimientos, sino más bien de la búsqueda de amor. Pero no del amor de los demás, sino de un amor que va de ti hacia tu obra.
 ¿Qué es vivir en la Washington de Trump
Dicen que los monumentos de Washington están ahí para que su peso simbólico aplaste cualquier pretensión tiránica. De hecho, muchos artistas se quejan porque consideraran que el exceso de mármol es también una redundancia de la tradición. Creo que el gobierno de Trump encaja tan mal en esta ciudad precisamente por ese mármol. Dudo que esta época sea limitada por su influencia; no todos los presidentes definen sus eras: ni Ford, ni Carter, ni el primer Bush pudieron como sí lo hicieron Johnson, Reagan, Clinton y Obama. Sin embargo, el peligro con esos presidentes deslegitimizados de Historia es que buscan la guerra exterior, lo que también forma parte del peso de mármol de la tradición. Bush lo hizo casi en las mismas circunstancias y hundió al país en dos guerras inacabables, que no se ganaron, y en una depresión económica monstruosa. A los conservadores les gusta comparar a Trump con Jackson, lo que luce como una exageración. Yo creo que se parece más a Eduardo II: encantado por un asesor vil, llevó a la corona a la guerra y a la ruina. Eso sí, la idea de que Trump pueda tener el mismo final de Eduardo II me produce cierto consuelo, con sonrisa sado.
Esa foto
 La foto  es la saga de una mujer casada y con hijos que se reencuentra con un viejo amor a través de las redes sociales y termina envuelta en un escándalo a consecuencia de la exposición involuntaria de su intimidad a través del mundo virtual. Es un viaje íntimo por los precipicios afectivos de la mediana edad, colocando en juicio la dinámica de dos generaciones enfrentadas dentro del fenómeno viral y el efecto devastador de los escándalos prefabricados.


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