viernes, julio 15, 2016

El teatro ganó otra batalla en Guanare

"Robinson en la casa de Asterión" al Festival de Medellín"
Para nadie es un secreto que la agrupación Compañía Regional Teatro de Portuguesa (CRTP) es la que más y mejor se presenta en Caracas y la que más se exhibe en otras ciudades. Por eso entrevistamos a su director, Carlos Arroyo, para que nos informara sobre mayores detalles de su proyecto.
¿Cómo surge la CRTP?
Nace producto de un proyecto de Estado conocido como Sistema Nacional de Compañías Regionales de Teatro de Venezuela, la cual contó con 23 compañías regionales por cada uno de las 23 entidades regionales, un Centro Dramático Nacional para la investigación y un centro para la difusión de los productos artísticos de este sistema de compañías de teatro. Este proyecto se inició en el año 1990 bajo la dirección de Herman Lejter. Al presente quedan muy pocas compañías regionales, lamentablemente, entre esas la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa que ha mantenido una producción artística y un elenco estable desde 1991 hasta el presente. Es una visión nacional que debe encararse nuevamente, cada entidad regional debe tener una estructura teatral que dé respuesta de sus procesos, oportunidad a sus actrices y actores, dramaturgos, directores, técnicos. Y que cree ciertamente un circuito nacional. La visión de una Compañía Nacional solamente en Caracas es una respuesta a medias. Debe existir la Nacional de Caracas como de la misma manera se debe mirarse al país y ofrecer las mismas oportunidades.
¿Cómo es la organización y cómo sus relaciones con el Estado?
Somos unos toderos, la CTRP tiene un equipo de hombres y mujeres que comparten sus tiempos entre lo burocrático y la producción artística, posee un personal administrativo, obrero y un elenco artístico. Que vive día a día con la imperiosa necesidad de tener un franco dialogo con sus espectadores a nivel regional, nacional y allende sus fronteras. Las relaciones con el estado regional y nacional son buenas y de larga data,  lo que ha generado distintos escenarios unos buenos y otros no tantos, aun así entendemos claramente que la realidad de los medios de la producción teatral venezolanos y los nuestros están signados por una relación con el Estado (entiéndase gobierno) cultural y también otros entes. Allí podríamos abordar un tema que nos permita reflexionar los limitados espacios que tiene el teatro para desarrollarse. Es un tema para tesis.
Tenemos un teatro débil desde el modelo de producción y muy artesanal. Se ha puesto cuesta arriba llevar a escena un montaje por más simple que su producción parezca. Lo que ha determinado en una dura tarea el tener una agrupación con un elenco. Funciona “el vente tu”, como modelo y nuestros hombres y mujeres del teatro corren de un ensayo a otro, o de una función a otra, sin el debido tiempo, ni las posibilidades de un verdadero proceso de creación. Eso debemos revisarlo en el teatro mismo, no es un problema de culpar solamente, sino de observar cual es nuestra propuesta. Que hacemos con el público, difícil dilema de encarar más allá de los deseos. Así como eso quedan muchas preguntas, que la dinámica de la vida que tenemos, las observamos someramente, nos quejamos como es nuestro deber de humano, pero no sabemos cómo encararlas desde lo proactivo
¿Cuál es la respuesta de la comunidad?
 Treinta años de trabajo ininterrumpidos da respuesta de ello, una cartelera de marzo a octubre dan constancia de ello. Tres   salas con una actividad consecuente durante todo el año en Guanare es el resultado de la respuesta que comunidad y teatro-teatro y comunidad hemos concertado.
¿Han logrado exhibirse en el exterior?
 Si hemos tenido la suerte de trabajar en distintos festivales tanto en América latina como en Europa. Próximamente estaremos en el Festival de Manizales, un festival de reconocida trayectoria donde llevaremos Robinson en la casa de Asterión   del dramaturgo venezolano Tomás Jurado Zabala y con las actuaciones de Aníbal Grunn y Wilfredo Peraza.
¿Qué ha pasado con los festivales?
hay que mirarlo de dos maneras: desde Festival de Teatro de Occidente que realizamos nosotros y desde los festivales de nueva data, reiterando mi tesis del principio de que soy optimista y de que me preocupan más las soluciones que los problemas, debo decir que en el caso del Festival de Teatro de Caracas que organiza Fundarte uno ve allí posibilidades ciertas de que esa plataforma permita la vitrina necesaria, la reflexión del momento que atraviesa el teatro venezolano, esos ejercicios nos llevan una vez más a que el estado y la sociedad puedan reconocer el nivel de inversión necesaria y el impacto que este tiene en lo lúdico y en el desarrollo del imaginario de un pueblo, ahora volvemos a la pregunta que pasa con  los festivales? y me pregunto en voz alta, será que desgastaron su modelo de organización? será que la estructura que acompaña la posibilidad de la muestra artística, entiéndase alojamiento, alimentación, transporte, promoción impresos, honorarios profesionales y alquileres se transformaron en tareas más importantes y más difíciles de  resolver que la muestra artística?.
Yo creo que sí, sus costos son importantes y nuestra realidad económica no coincide con ellos. Eso deja ver lo que ha pasado con los festivales, sin embargo aún en esta realidad y haciendo practica de vida de esa famosa frase atribuida a Ernesto Che Guevara quienes organizamos festivales y que hacemos teatro nos repetimos “seamos realistas, exijamos lo imposible” y año a año por toda la geografía nacional podrás ver cómo se desarrollan muestras encuentros y festivales de teatro.
¿Cuáles son los criterios para la selección de textos?
 En nuestro caso, no hay mucho que discutir, el elemento de análisis social, lo político y lo histórico han signado las mayorías de nuestras propuestas teatrales (no es que estemos descubriendo el agua tibia, ni nos sintamos originales) digamos que sencillamente es nuestra manera de sentir y de entender como nos comunicarnos con el público. A partir de ese objetivo buscamos autores, construimos con nuestros dramaturgos y también nos caen por casualidad textos que nosotros consideramos después de lecturas y discusiones debemos llevar a escena.
No es que sea tan sencillo como lo visualizo, pero ciertamente hay una experiencia y una natural selección de lo que queremos decir. Nos interesa revisar lo nacional, aun utilizando textos de autores internacionales y adaptándolos a nuestras realidades, yo creo que hay una mirada necesaria a lo que nuestros pueblos quieren decir, oír y ver y que es tarea del creador, entre muchas, escuchar ese tañido y concordar con él. Seguramente es una visión temeraria, pensar que lo que ponemos en escena es lo que se quiere, pero ese camino nos gusta y como diría el poeta “ahí se nos va la vida”.
Balance al 2016
 Nuestra posición es entusiasta, en los últimos 25 años hemos construido tanto a nivel nacional como fuera del país una producción con nombre propio que nos identifica, hemos llevado a escena más de 50 espectáculos, contamos con dos salas experimentales,  una unidad administrativa y depósitos, proyectos sostenidos como el Festival de Teatro de Occidente, el Festival de Teatro Estudiantil “Domingo Araujo Jiménez”, el Taller Permanente de Formación Actoral y una cartelera teatral permanente de marzo a octubre. Podíamos haber hecho más cosas, pero no hemos tenido los recursos. Un promedio de 50 espectáculos en los últimos 25 años. Una de las políticas que fortaleció el crecimiento de la CRTP fue el traer directores invitados, que pudieran montar y contaminar con sus procesos artísticos y formación el teatro que acá se realiza, eso realmente funciono, nos dejó una cartelera fortalecida, un importante número de actores y actrices con experiencia y un mapa de conexiones nacionales e internacionales. Creo que esa estrategia debe seguir usándose en el país de manera sostenida. La combinación de ambas realidades deja un teatro fortalecido.


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