viernes, enero 08, 2016

Trío ejemplar de criollos

"Ni un pelo de tontas" inauguró anoche la temporada 2016 de Caracas
No hay secretos para ninguno de los cinco sentidos humanos en peluquerías y confesionarios, como tampoco en bares y saunas. Ahí todo se revela o se conoce. Y la prueba es el montaje Ni un pelo de tontas, de Sonia Chocrón, el cual transcurre en un salón de belleza, que muestra actualmente el Teatro Urban Cuplé del CCT, con las pulcras actuaciones de Marycarmen Sobrino, Michelle Taurel y José Gregorio Martínez,  bajo la profesional égida de Javier Vidal.
Esta comedia de situaciones, hacia su primer año de temporada, nacida del periplo existencial de dos mujeres y un hombre atrapados en un salón de belleza, quienes por la agudeza del texto lo transforman en inmenso espejo cóncavo que alude a un pais donde la violencia y la inseguridad son constantes y además la justicia y las fuerzas policiales son impotentes para controlar una ebullición social donde pululan desatinos y solo el absurdo teatral tiene respuestas o soluciones, como es la invitación de Chocrón.
La solidaridad que se transforma en fraternidad es el tema de esta oportuna pieza y su premisa permite evaluar  a tres seres humanos disímiles que se despojan de traumas, expulsan  frustraciones y se unen para salir de una situación que podría costarles la vida o convertirlos en cifras rojas de las tragedias de los fines de semana en una gran ciudad.
Gracias al profesionalismo de los cómicos y a la precisión del director Vidal, el espectáculo es placentero y breve, sin superar los 70 minutos. Las actuaciones jugadas en la cuerda floja de la comedia convencen, así como el trabajo desenfado del malandro exquisito que plasma Martínez (un malandro raro), mientras que Sobrino (una señora que trata de salvar su matrimonio) y Taurel (una briosa peluquera, amante del esposo de su clienta) se lucen con sus personajes. 

Grato teatro cuyos personajes hacen repensar al público en lo que ellos son como individualidades y también como colectivo y qué es lo más recomendable en circunstancias similares. ¡Hasta moraleja tiene, sin proponérselo la autora, los artistas, técnicos y la correcta producción ejecutiva a cargo de Alejandra Nali!



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