sábado, septiembre 27, 2014

Venden Asia y el lejano oriente

 Jan Vidal, Julie Restifo y Javier Vidal
Un grupo de actores se   citan en un escenario para contar y cantar una fábula sobre un país llamado  Asia y el lejano oriente , cuyos habitantes han decido venderlo y luego repartirse la ganancia entre todos ellos.  Ese espectáculo, escrito por Isaac Chocrón (Maracay, 1930/Caracas, 2011) se estrenó el pasado 26 de septiembre en el Teatro Trasnocho, bajo la dirección de Javier Vidal.
Vidal explica que la idea de representar ese texto partió de Carlos Scoffio (Image Producciones), “cuando nos pidió a la Fundación Isaac Chocrón  los derechos de autor para su montaje. Me propuso que la dirigiera, acepté y contrapuse la realización de una versión para teatro musical que la obra asomó en su tiempo tímidamente. Su vigencia y compromiso político son más comprometidos y el vigor juvenil no cesa. He asumido el reto de montar un clásico del teatro criollo”.
-¿Tiene vigencia?
-En una entrevista con la periodista  Miyó Vestrini, Chocrón confesaba que sus obras quizás se entenderán pasados los años. No sé si tenía razón, pero medio siglo después de haberla escrito  Asia y el lejano oriente  se convierte en un arma cultural que moverá algo más que las consciencias y  donde “tirios y troyanos” se verán retratados. La pieza es una fábula contada por unos actores que dramatizan cómo un pueblo vende a su país para después repartirse la paga. El desamor, la reacción de una guerrilla urbana, la burguesía nostálgica de que todo pasará para volver a lo mismo, la inutilidad de la inteligentzia, la paquidérmica burocracia… y todos felices porque van a vender la patria para tener unos churupitos y ¿marcharse? ¿exiliarse? ¿A quién se le vende el país? ¿Quién lo compra? ¿Quién lo quiere? ¿Dónde va a parar la Patria? ¿Se convierte el pueblo en un apátrida? Claro, advierte el autor, es una fábula que ocurre en un país lejano ¿Tiene vigencia? Pregunto yo ahora.
-¿Chocrón visionario o como economista quiso hacer una tormenta de cerebros?
-Chocrón era economista y sefardita. Escribió una obra que causó sorpresa en el 1966 cuando se adelantó a los movimientos juveniles como el del Rajatabla con su  Tu país está feliz  y en su montaje del 1985 fue más nostálgico que político. Ahora, en este 2014, es la concreción de una visión. Chocrón activó, como buen artista, sus antenas parabólicas y podía leer el futuro mejor que un cartomántico. Llegó a decir que Venezuela era un “clima” pero más adelante afirmó que era un supermercado. Todo se vende, se compra… un país o un hombre (como en  OK). Posiblemente en estos momentos nuestros gobernantes (con la vista gorda de la oposición) estén vendiendo el alma, y parte del cuerpo, de nuestro país sin pasar por un plebiscito y sin siquiera repartírnoslo entre todos. Reitero que  Asia y el lejano oriente  es una fábula y eso no pasa ni está pasando en Venezuela.
- ¿Qué hizo con el texto?
-Visitarlo. Lo traté a como a un clásico. Con respeto. No quise darle una lectura simple (como las de 1966 y 1985 que hizo Román Chalbaud) ni alterativa. Busqué una lectura “alternativa” que convoque al contexto y a un público que desconoce a sus clásicos. Absorbí el espíritu de la obra y elaboré algunos líricos que terminaron reconstruyéndose en las manos de los compositores Federico Ruiz y Santos Palazzi. Ya en el montaje del 1985 hubo bailes firmados por Vicente Nebrada, en esta oportunidad hay 16 números musicales bajo la coreografía de Luz Urdaneta. No hay localismos ni giros urbanos. Apenas se apunta el término “mototaxi” como guiño del caos urbano de las megalópolis. Abrimos con un oppening de sandunga balcánica… siguen impertérritos los burgueses que añoran un tiempo pasado que se les fue cantando un vals andino; una pareja de enamorados se despide de sus nubes, sus rocas y su bucólico amor en una balada romántica; gente de a pie que ríe a barriga llena y sufre al ritmo de bolero; asaltantes de parque que dejan de robar en cha cha cha; oficinistas que dejan de trabajar por un país que desaparecerá a ritmo de jazz/Fosse; intelectuales que redactan manifiestos de inútil protesta en salsa casino bajo el slogan muy de los sesenta: “¡El cambio va!” (¿se acuerdan cuando ganó Caldera I en 1968?); estudiantes que se orientan por el No (a la venta) dinamitando puentes que explotan en sus caras en reguee con algo de ska; el tango sureño de la resistencia bélica; los gritos del Aleluya de un godspell al único Ser Supremo que ahora los regirá como ciudadanos sin patria o el son de los taxis y mototaxis que invaden la oriental ciudad de Asia hasta la bachata final de un saludo coral: “¿Cuánto vale tu país?” que es el único lírico compuesto fuera del texto pero con el espíritu de la totalidad de la obra escrita del maestro Chocrón. 
-¿Satisfecho?
-Completamente. Ha sido un trabajo duro y precioso como un diamante. Un equipo muy trabajador que en las actuales condiciones que vive el teatro privado e independiente se hacen cuesta arriba. Pero todo el equipo, los diez actores y asistentes han realizado un esfuerzo titánico impagable. Son unos artistas que aman su profesión y su patria. Mi agradecimiento a Image Producciones por rastrearse con tamaña aventura en las personas de Chepita Gómez Sigala, Marbella Molina y Carlos Scoffio. Y mi incondicionalidad a mis adorados, mis románticos, mis amados actores.
Ficha técnica
En  Asia y el lejano oriente  hay actores de primera línea que comparten con jóvenes talentosos que se inician en la aventura de teatralizar un país. El veterano Gonzalo Velutini (lo estrenó Enrique Benshimol) es Pepe; la actriz y directora Julie Restifo como Mati (en su estreno Hilda Breer, actriz y cantante lírica residenciada en Alemania); el brillante y privilegiado Gerardo Soto es Goyo; la dulce Gladys Seco, la preciosa Bella; el joven actor, director y actor Oswaldo Maccio es Ángel; la portentosa Natalia Román es Titi (la estrenó Doris Wells); el recién premiado como dramaturgo Fernando Azpúrua es Bobo, la más joven del equipo Fabiola Arace es Ana; el energizante Jan Vidal-Restifo, Rudy, y la novata Marla Flores interpreta a Beba. Asistentes de escena: Sergio Malpica y Stephanie Bor. Federico Ruiz & Santos Palazzi compositores. Luz Urdaneta, coreografía. Vestuario de Silvia Vidal; ambientación Carlos Medina y luces de Martin Flores. Producción de María Eugenia Romero y Carlos Scoffio para Image Producciones.

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