sábado, agosto 03, 2013

Amor con hambre en "Alias El Papi"

Anita y El Papi son jóvenes bachilleres extraviados al intentar  materializar  sus sueños de gente bien. Aún, ante mejores opciones, ellos elegirán las más atrevidas y peligrosas para alcanzarlos. Totalmente alienados, se hundirán en actos nefastos. El efecto de sus acciones los conducirá al arrepentimiento. Trágica historia romántica que prosigue con la sobrevivencia de uno de ellos y además un bebe para perpetuar la vida.
Así se resume la saga de Anita y El Papi, venezolanos que desafiaron al mundo donde les correspondió vivir y quienes -como sí lo consiguen patéticamente los actores Kevin Jorges y Josmary González- no tuvieron muchas facilidades para materializar sus sueños, según lo demuestra el estremecedor y lacrimógeno espectáculo Alias El Papi, muy bien escrito y magistralmente dirigido por Luis Vicente González.
El nacimiento  de Alias El Papi, que además presenta en sociedad al grupo La Chamba Teatro, surgió ante necesidades propias de jóvenes artistas. Cuenta Luis Vicente que “una de ellas tiene que ver con la casi ausencia de personajes escritos con complejidad, profundos, pensados para actores jóvenes. Por lo general hemos tenido que interpretar personajes para los cuales no estamos en casting, y aunque la maravilla del teatro permite que eso pueda ocurrir desde las convenciones tácitas con los espectadores; siempre ha sido desventajoso para  nosotros. Por ello decidimos crear a Anita y El Papi a nuestra medida, no solo desde el aspecto escrito sino también desde los aspectos teatrales propiamente dichos. Es decir, desde todo lo que implica su construcción escénica. Otra de las razones de la creación de Alias El Papi ha sido elaborar un discurso escénico que actúe sobre el espectador, en especial sobre los adolescentes: público significativamente desasistido por el teatro que se hace al menos en Caracas”.
DRAMATURGIA CONTEMPORÁNEA
Sobre cómo fue su desarrollo, los ensayos y la primera temporada, puntualizó que su sistema de trabajo durante los ensayos partió de improvisaciones estructuradas a partir de las circunstancias por las que atraviesan los personajes escritos en la obra. “Estas improvisaciones han sido la garantía para obtener los resultados que el público ha visto: la apropiación de las palabras hecha por los actores, sus calidades físicas y la verosimilitud de sus acciones, son el resultado de ese proceso de improvisaciones. Incluso casi todos los detalles de la puesta en escena surgieron allí”.
La escritura del texto la realizó Luis Vicente tomando como referencia los estilos de Büchner, Beckett, Pinter y las formas de escritura cinematográficas, en las que los diálogos son breves y las palabras encierran más de lo dicen. “Esto nos permitió explorar formas de desarrollar el discurso desde la autonomía de la acción y no subyugados ante las palabras. Para nosotros el texto escrito es solo una” parte de la dramaturgia. Hay otras partes o aspectos de la teatralidad que conforman la totalidad del texto del espectáculo. Por lo tanto es fundamental contar con un texto que brinde esa posibilidad, la cual en el caso de “Alias El Papi” está dada en la economía de las palabras en virtud de la abundancia de las ideas y los conceptos”.
-¿Por qué la pareja  protagónica es de un liceo de barriada?
-Porque en la búsqueda de la cercanía con los personajes que quisimos construir, encontramos que en nuestras vidas de liceístas estaban el mayor numero de experiencias que han ido perfilando nuestras personalidades creadoras. Además esas experiencias se repiten en diferentes épocas, espacios geográficos y en diferentes seres humanos de maneras similares, lo cual le da un cierto carácter de universalidad o más bien de nacionalidad a la propuesta. Luego está el hecho concreto del ocio mal empleado, la desorientación, la inestabilidad emocional, las aspiraciones cambiantes, las frustraciones por la falta de recursos económicos, la apatía para la participación en los procesos de cambios sociales, la indiferencia ante el peligro y la fuerza y velocidad avasallante de la juventud. Todos estos y muchos otros elementos se convirtieron en atracción “fatal” para nosotros.
-¿Por qué su conflicto es la sobrevivencia económica?
-En el fondo, nosotros intentamos contar una historia de amor juvenil. Amor que se gesta en los ámbitos de una relación “con hambre”. Y los venezolanos bien sabemos que amor con hambre no dura. Pero sin embargo el amor de Anita y El Papi persiste hasta el final. El hambre o la carencia económica viene a matizar (con sombras oscuras y trazos fuertes) las formas como ese amor se manifiesta. Entonces para que el amor dure, ellos, casi sin saberlo, sin saber que es para mantenerse juntos en el amor, deben cometer actos funestos porque es la forma más fácil, no que conocen, sino que escogen, para satisfacer sus deseos de adquisición. Deseos que finalmente no son suyos, son heredados, infundados, sembrados por la alienante fuerza de consumo en la que viven ellos como nosotros.
¿De dónde surge la idea de usar el grafiti?
-La idea surge de la conceptualización de la puesta en escena. Quisimos contar la vida trágica de estos personajes como si se encontraran dentro de un salón de clases del liceo. Como si metiéramos la casa, la calle, sus almas allí en el aula. De manera que los personajes se planten en ella a “exponer” sus vidas. De allí la idea del grafiti. Ellos, como en una exposición liceísta, van graficando sus andares. También obedece a ese hábito propio de los muchachos de rayar paredes. En las paredes de los liceos hay más historias que en nuestra obra. Historias que se cuentan de frase en frase, entre signos encriptados, aunque casi siempre de forma cruda y obscena. Además este recurso quisimos exprimirlo al máximo. De la interacción actoral con los dibujos y las palabras escritas en las paredes, fue apareciendo otra dimensión de la dramaturgia del espectáculo. Una suerte de arte plástica conceptual que invita al espectador a interactuar y relacionarse de formas distintas con la obra. Allí se configura el verdadero y definitivo discurso: aquel que el espectador construye para sí desde su otredad.  Así la obra se abre a múltiples lecturas, dependiendo de las asociaciones que el público realice entre la acción escénica y la imagen gráfica.


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