domingo, julio 28, 2013

Luis Fernández encarna al transexual Tamara

Gracias al tesonero trabajo de sus artistas y a los apoyos financieros provenientes del Estado, especialmente por intermedio de la Villa del Cine, y a la entusiasta participación del sector privado, el tan vituperado y nunca bien ponderado cine venezolano avanza en su desarrollo y en el incremento de la calidad de sus productos.
 Eso ha permitido, por ejemplo, que Cheila, una casa pa' Maíta, estrenada en el 2010, protagonizada por la actriz Endry Cardeño (reconocido transexual colombiano), dirigida y escrita por Eduardo Barberena y  Elio Palencia,   y producida por la Villa del Cine, abordó, por primera vez en la historia criolla,  el tema de la transexualidad  y la familia en situaciones de pobreza en un país fuertemente influenciado por el conservadurismo.
Y ahora, para continuar por ese camino de investigación y creaciones cinematográficas, la directora Elia Schneider y el productor José Ramón Novoa adelantan el proyecto del largometraje Tamara, que  deberán culminar en siete semanas, de las cuales ya han  rodado dos, aquí en Caracas. Ahí participan, entre otros, Luis Fernández, Mimi Lazo, Prakriti Maduro, Karina Velázquez, Carlota Sosa, Julie Restifo, Gerardo Blanco y Alberto Alifa, entre otros.
Luis Fernández (Caracas, 17 de marzo de 1970), célebre actor, director y escritor para teatro, televisión y cine, cuenta que participa en el proyecto Tamara porque hace un año  fue contactado por Elia, para llevar al cine la historia de Tamara Adrián Hernández y además le propuso que fuera el protagonista.
Subraya Fernández -casado con Mimi Lazo desde hace más de 10 años- que conoció a Tamara Adrián Hernández  cuando la entrevistó para su  programa de radio SexoSentido y desde entonces “me pareció una mujer fascinante y admirable. No imaginé que tendría el privilegio y la responsabilidad de llevar al cine un personaje que, si bien es de ficción, está inspirado en buena parte de su compleja y maravillosa historia”.
-¿Cuántas películas tiene en su hoja de vida?
-Esta es la número 12. Todo comenzó con Un sueño en el abismo y después participe en  El secuestroDesnudo con naranjasEl Valle, así como  Miranda y Borrón y cuenta nueva, entre otras.
-¿Cómo ha preparado su personaje, el primer transexual que lleva a la pantalla?
-He estado muy cerca de varias fundaciones sociales y culturales  que trabajan para reivindicar los derechos de la comunidad transexual, un colectivo muy desasistido e incomprendido en general. Conozco a muchas mujeres transexuales de distintos orígenes. Me he documentado y he investigado lo suficiente como para realmente comprenderlas. No es un asunto de orientación sexual, tampoco es un “deseo” de cambiar de sexo, es un tema de identidad y es además una necesidad vital para ellas (y ellos) encontrar coherencia entre lo que siente ser y lo que son en el universo físico. Creo que ha sido probablemente más sencillo para mí llegar a esto porque no tengo prejuicios al respecto y además pienso que los valores tradicionales, que son los responsables principales de la discriminación que sufre este colectivo, son también los principales enemigos de la evolución y lucho activamente con todo lo que hago por cambiarlos, invitar a la gente a revisarlos y establecer nuevos valores basados en el respeto, la ética y la coherencia, y no en algo tan estúpido como la tradición. Una vez comprendido, he podido trabajar con Elia muy profundamente una aproximación respetuosa y desprejuiciada al personaje, pero sobre todo muy real. La película, cuyo guión es de Elia y Fernando Butazzoni, es explícita y me ha llevado a hacer cosas que nunca había hecho como actor, y que creo nunca han sido hechas en pantalla en el cine nacional. El trabajo es intenso y agotador, pero profundo, serio y muy gratificante.
 LUCHADORA POR LAS MINORIAS
Tamara Adrián Hernández, nacida como Tomás el 20 de febrero de 1954 en Caracas,  logró su Reasignación Quirúrgica de  Sexo (RQS), tras muchas luchas,  en  Tailandia hacia 2002, después de haberse casado y procreado dos hijos. Es abogada, egresada con altos honores en la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad de Paris, además profesora y empresaria. Se define como transexual, lesbiana, feminista y activista, pero todo como una mujer que lucha por el reconocimiento de los derechos humanos de las minorías. Desde el 14 de mayo de 2004 ha solicitado ante el Tribunal Supremo de Justicia  el reconocimiento de su identidad  pues legalmente es Tomás Adrián Hernández. Ella considera que  la demora en Venezuela para reconocer a la comunidad Lgbtt (Lésbica, gay, bisexual, transgénico y transexual) se debe a la “carencia de la administración de justicia. Los que están en la Asamblea Nacional dicen que legislan con el pueblo y para él, pero los estatutos están desvinculados de las necesidades reales de los individuos. Todos somos iguales pero diferentes al mismo tiempo. Cada quien tiene derecho a creer, hacer y realizarse de la forma que considere conveniente”, ha dicho.

sábado, julio 27, 2013

Rajatabla no se hunde todavía

El tan esperado y advertido relevo teatral en esta Tierra de Gracia ya comenzó, aunque algunos no se han dado cuenta y hasta generan conspiraciones y se transforman en rémoras que a todos los teatreros hacen daño.Esos quieren detener los cambios o parar al reloj de la vida misma.
Es el caso, de todos suficientemente conocido,  de la Fundación Rajatabla, con 42 años de labores en pro del desarrollo del teatro venezolano y latinoamericano, la cual ha sobrevivido a dos hecatombes internas: los mutis del director Carlos Giménez (1993) y el actor Francisco Alfaro (2011); pero ahora la institución lleva ya dos años bajo la presidencia de William López (José Rosario López), productor estrella y publicista más conocido, después de los dos artistas ausentes.
La noria de la vida, que es también la del progreso, no se detiene nadie y es precisamente cuando William López llamó al director Vladimir Vera (Caracas, 1978), fundador además del grupo Teatro Forte, para que asumiera la dirección artística rajatablina. Cargo vacante desde la desaparición de Giménez, aunque Daniel López y  Pepe Domínguez resolvieron, muy creativamente, situaciones artísticas apremiantes.
El “debut” de Vera para este año y el 2014 será con dos producciones, abrebocas ante lo que trae Rajatabla para sus temporadas, además de las prometidas cinco producciones de teatro venezolano.
Vera asegura que para Rajatabla tiene, por ahora, sendos espectáculos: La piel en llamas de Guillem Clua, obra que lleva varios meses en el Teatro María Guerrero de Madrid, con inusitado éxito de crítica y de público. Aquí lo estrenara, en la sala Rajatabla, hacia el 12 de septiembre, con las actuaciones de Pepe Domínguez, Fedora Freites, Jean Franco Di Marchi y  Tatiana Mabo. Después viene Madame Sade de Yukio Mishima, para el 43 aniversario de Rajatabla el 28 de febrero de 2014.El elenco está escogido, pero falta precisar algunas de las seis actrices que ahí se lucen.
VIRGEN ENCONSETADA
Según Vladimir Vera el teatro habla. “Y creo que en este momento debe hablar, gritar, generar posturas, crear debates, incomodar...Ese es nuestra tarea obligatoria como creadores y es lo que Rajatabla ha hecho durante sus 42 años de vida artística. El teatro, salvo excepciones, luce polvoriento y vestido como una virgen encorsetada. Hay intentos interesantes, sobretodo de creadores jóvenes,  para romper los discursos impuestos por las vacas sagradas y creo que poco a poco se gestan unos grupos que quiere arriesgarse, a no irse por lo seguro y ensuciarse. La búsqueda, la experimentación, el vértigo es la respuesta a esta crisis creativa. Creo que es la hora de dialogar con el público en un idioma moderno, fuerte, pero verdadero. Si el público escapa del teatro es por culpa de nosotros, los creadores. Tenemos que reconquistarlos con el riesgo, sin dejarlos respirar. Lo más importante: el teatro merece un estudio constante, no podemos solo mirar a nuestros ombligos. Cuando nos alimentemos de las últimas tendencias, nuestro teatro crecerá y volveremos al mapa mundial con creaciones de calidad”.
PAIS QUE ARDE 
La piel en llamas lleva al público hacia un viaje emocional e intelectual que se convierte en todo un reto, que obliga a considerar y cuestionar la línea que divide a poderosos de necesitados. Ahí, Frederick Salomón, reportero gráfico famoso al  capturar la imagen de una niña volando por los aires como consecuencia de una explosión, regresa  a una nación  donde 20 años antes había tomado la conocida fotografía. Retorna para recoger un premio, ya que muchos lo consideran clave en los recientes esfuerzos para conseguir la paz en la problemática república, pero una periodista local, Hanna, no está de acuerdo. Mientras ella  entrevista a Salomón en la habitación de hotel, ambos debaten y cuestionan el papel de la ONU en su relación con los países del Tercer Mundo, el  nefasto merchandising de las imágenes violentas y, por encima de todo, qué ocurrió exactamente ese día fatídico en el que se tomó la gráfica. Simultáneamente, en el mismo espacio teatral, sin estar  consciente de la presencia de la otra, el doctor Brown visita de rutina a una mujer local, Ida, cuya hija está en coma en un hospital de esa ciudad. Ida ofrece sus favores sexuales a cambio del tratamiento médico que puede salvar a su hija o incluso, trasladarla a vivir a Occidente. Las escenas contrapuestas de engaño y desesperación tejen poco a poco un argumento que el público construye con los fragmentos que la guerra ha dejado tras de sí. ¿Quién era la niña de la fotografía? ¿Cómo cambió su vida, y la de su país, y la del mundo, aquella imagen? ¿Qué resultados tendrán los horribles dilemas a los cuales se enfrentan todos los personajes? Los caraqueños tendrán que sacar conclusiones. Es teatro para pensar.
SUMISIÓN
 El grupo Teatro Forte continúa retando la moral de la sociedad con su nueva propuesta: Ensayo sobre la sumisión, una deformación de Jacobo o la Sumisión, pieza original del dramaturgo del absurdo Eugène Ionesco. Bajo la visión creativa de Vladimir Vera, este montaje, de teatro itinerante o de estaciones,  reta y confronta al espectador invitándolo constantemente a recorrer y desplazarse ante el juego de roles de una familia que funge como torturadora, en una relación perfecta entre el amo y el esclavo. El elenco lo integran Ricardo Sánchez (excelente performance), Cristóbal Mendoza (grata revelación actoral),  Michelle Álvarez, Amanda Gómez, Amneris Ramírez, Candice Wilcox e Ivamary Lozada. Jóvenes que se desinhiben y muestran los lados oscuros donde la violencia y la sexualidad son las únicas guías morales de una sociedad arruinada. El equipo artístico lo conforman: Juan Sebastián Blanco con música en vivo; Candice Wilcox, Lesly Medina y Mariana Lugo en los vestuarios, Argenis Fernández en la asistencia de dirección y Amanda Gómez en la producción. Hicieron una breve temporada en la Organización Nelson Garrido, mágico espacio para las agrupaciones vanguardistas.

Los 300 Victorinos de Rajatabla

La novelística de Miguel Otero Silva fascinó al director Carlos Giménez, quien se sacrificó para teatralizarla con su grupo Rajatabla. Durante las temporadas de 1973, 1987 y 1992 mostró Fiebre,  prosiguió  con  Casas Muertas y Oficina Número 1 cerró su saga artística nada menos. Él huracanado artista argentino decía que nadie logró captar las claves de la Venezuela moderna y la esencia de su irredento pueblo, como lo hizo MOS, crucial intelectual de izquierda.
 Tenía entre sus proyectos a Cuando quiero llorar no lloro pero se la dejó a Pepe Domínguez, quien desde la temporada del 2009 ha insistido con dos versiones escénicas y ayer en el Celarg se sintió halagado al exhibir la función 100, con elenco renovado y todo un brioso espectáculo. Él sueña con otro centenar de presentaciones. Por supuesto que también avanza una tercera generación de Rajatabla,institución que se niega a morir por ahora.
El primer montaje de Cuando quiero llorar no lloro no cuajó por dificultades con el guión, sumado al diseño de una puesta nada dinámica y un contexto extrateatral que conspiró. Pero Domínguez, con valiosa y plausible tozudez  hispana, superó de principio a fin las fallas anotadas: ahora hay más y mejores acciones dramáticas, menos narrativa y la violencia verbal y la física, aunadas a la música y el  baile, se toman la escena para magnificar el discurso escénico y hacer llorar ante la tragedia de esos tres muchachos, quienes son consumidos porque una sociedad que no se apiadó de ellos y los sacrificó.
Cuando quiero llorar no lloro transcurre en Caracas, entre el 8 de noviembre de 1948 y el mismo día en 1969. Nacimientos y muertes de los protagonistas: Victorino Pérez, Victorino Perdomo y Victorino Peralta. Uno es pobre, condenado por las condiciones sociales a ser delincuente. El otro es clase media, estudiante de sociología que se incorpora a la guerrilla. El tercero es un chico de la jaialai, convertido en patotero y practicante de la violencia gratuita.
Los Victorinos constituyen un solo personaje-emblema de una juventud condenada a la muerte prematura por la violencia, el alcohol y las drogas,  Este drama, explica el título rubendariano,  “cuando quiero llorar no lloro”, a la par que refleja la reacción emotiva y racional del autor ante tan menguados destinos.
La virulenta fábula de  tres venezolanos-Victorino malandro, Victorino guerrillero y Victorino burgués- es la metáfora de un país en construcción donde la continuidad de los procesos sociales siempre se cortan de súbito; la violencia es el arma de los individuos que continuamente tratan de buscar su pasado heroico, el de la independencia, y una constelación de mártires anónimos siempre traicionados por las generaciones siguientes.

Participan en este montaje más de 60 personas entre actores, bailarines, músicos y cantantes encabezados por Ángel Pájaro, Luis Alfredo Ramírez y Jean Carlos Rodríguez- tripleta de lujo- como los Victorinos; Indira Jiménez, Adriana Bustamante y Tatiana Mabo son las madres; Fran Maneiro, José Antonio Simons y José Luis Bolívar encarnan a los padres, acompañados por alumnos y egresados del Taller Nacional de Teatro de la Fundación Rajatabla. La producción general es de William López (José Rosario López), presidente de la institución.

domingo, julio 21, 2013

Bello el primer crítico teatral venezolano

Gracias al crítico Oscar Acosta, colaborador del semanario cultural Todosadentro,republicamos aqui este articulo sobre el vital rol que ejerció Andrés Bello para el incipiente teatro venezolano del siglo XIX.
 Oscar Acosta
En 1808, España había sido invadida por el ejército francés al mando de Napoleón Bonaparte y el rey Fernando VII forzado a abdicar, tras lo cual fue impuesto como rey José Bonaparte, hermano de Napoleón,  lo que desató en la península ibérica un furor patriótico generalizado que se reflejó intensamente en el mundo de las letras y las artes, extendiéndose a las colonias americanas. De la defensa de la corona española a la emancipación y creación de las naciones nuestramericanas hubo apenas un lapso de dos años. Las canciones patrióticas españolas devinieron, en muy corto tiempo, en el  Gloria al bravo pueblo. El estudio del clima de agitación y turbulencia intelectual propio de esos días, es crucial para  la comprensión de los factores que fueron la génesis de nuestra independencia y la consecuente creación de la República y en la cual el teatro jugó un papel estelar como palestra de las contradicciones políticas.
El teatro, más que la prensa escrita, constituía el medio de comunicación masivo más eficaz para un público en el que predominaba el analfabetismo, sirviendo de tribuna por excelencia para reflejar la convulsa situación que vivía el imperio. Ello dio pie a la escritura de una gran cantidad de piezas dramáticas en las que se denostaba a los invasores franceses, exaltando a la vez, la fortaleza patriótica del pueblo español y las virtudes de la corona.  El 25 y 26 de diciembre de 1808 se efectuaba en el teatro Coliseo de Caracas (situado en la hoy esquina del Conde) la representación de España Restaurada, drama alegórico, de texto desconocido, referido a las vicisitudes políticas que enfrentaba el imperio español. 
Del hecho, tenemos noticia gracias a una nota publicada en la Gazeta de  Caracas el día 30 de diciembre: El 25 de los corrientes se ha abierto de nuevo el Teatro Público de esta ciudad (...) y se dió principio a la función con el drama alegórico, La España restaurada muy propio de las actuales circunstancias de la nación, y terminado con una Canción patriótica, A lá vista de los personajes que representaban las Provincias de España con los trages correspondientes y sobre todo á la del Retrato de nuestro amado Soberano Fernando VII... ” La nota fue escrita por Andrés Bello,  quien  fungía como redactor de la publicación, órgano de prensa de las autoridades coloniales, en su carácter de Oficial Segundo de la Capitanía General de Venezuela. Corresponde a este humanista entonces,  ser el precursor de la crítica teatral en el país , como también en Chile, pues desde 1830 en el periódico El Araucano, fue el primero en publicar numerosos artículos relativos al arte de la representación.
Desde que el historiador y filólogo Pedro Grases en uno de sus artículos en la década del 40 del siglo pasado, afirmó que la autoría del drama España restaurada, correspondía al mismo Bello, en casi todos los libros y estudios sobre el teatro y la literatura venezolana que se refieren a la época colonial, así como en innumerables publicaciones que tratan su extensa producción, se repite tal atribución. 
También quien redacta estas líneas reiteró la información en escrito reciente para Todosadentro. El dato es erróneo. A través de una investigación internética en los archivos digitales de diversas universidades y bibliotecas españolas podemos obtener la obra España restaurada, alegoría dramática de Gaspar Zavala y Zamora (Valencia, Imprenta de Burguete. 1808.), así como su manuscrito con nota y fecha de aprobación del censor del 13 de agosto de 1808,  lo cual indica que, probablemente, se representó ese mismo mes.  Hay referencias a otra edición, realizada en Madrid del mismo año, en la imprenta de D. Eusebio Alvarez.  Se conserva también la partitura original de la “canción patriotica” a la que alude Bello en la Gazeta de Caracas y que “muchos de los espectadores acompañaron (...) el ritornelo o coro con que terminaba cada una de las coplas”. La composición es de Blas Laserna, muy popular en ese entonces y considerado el “Mozart de la tonadilla”, y quien compuso asiduamente melodías para las representaciones teatrales de la época en los escenarios españoles. Cuatro meses después, el espectáculo fue representado, con actores y músicos criollos,  en el recinto teatral caraqueño. No hay lugar a dudas, se trata de la misma obra:  los datos que aporta Bello en la crónica, corresponden al texto de Zavala y Zamora.
 Nuevamente se hace alusión a la pieza en un documento del ayuntamiento caraqueño, publicado en la Gazeta del 3 de febrero de 1809 y en el que se da cuenta de los eventos  realizados ese mes, con motivo de la Instalación de la Suprema Junta Central Gubernativa de España é las Indias. Según la relación, el día 16 de enero “... se representaron en nuestro coliseo Restauración de España, Batalla de Baylén, é Impersonal de Murat, en que cada uno de los actores se excedió asi mismo para representar su carácter...”  No es fácil identificar los dos últimos dramas dada la profusión de los que fueron  escritos con nombres parecidos a propósito de lo que sucedía en Europa y la imprecisión de los títulos con que se asentaban  en los registros, pero Batalla de Baylén bien pudiera referirse a  El mejor triunfo de España, la victoria de Bailén o la rendición del general Dupond, así como  Impersonal de Murat a La Muerte de Murat: escena trágica, ó bien sea, semi-unipersonal joco-seria, ambos de contenido antifrancés, autor anónimo y publicados en España (1808).
Según la Gazeta de Caracas, otras obras representadas en el Coliseo en 1811, y de las que hasta ahora se omitieron los nombres de los autores en las publicaciones existentes sobre el tema, fueron Morir por la patria es gloria: Atenas restaurada de Manuel Fermín de Laviano y La mayor constancia de Luzio Scebola de Francisco de Leiba y Ramírez. En 1812, además de varias operetas, a partir del 12 de enero se escenificó sucesivamente durante varios domingos, la pieza El bruto de Babilonia, escrita en colaboración por Juan de Matos Fragoso, Agustín de Moreto y Jerónimo de Cáncer y Velasco, en la que, el “pintor y tramoyista” portugués, José Seixas hizo los decorados. También, de estas tres obras se pueden obtener copias digitales a través de internet.
Aunque El bruto de Babilonia  está basado en un tema bíblico, es indudable su analogía con la situación reinante en la recién creada República venezolana, sumergida en una cruenta guerra contra las fuerzas realistas. El argumento está basado en la opresión del pueblo de Israel por parte del rey Nabucodonosor, quien es castigado por contrariar la voluntad de Dios. Al final, a este le es concedido el perdón divino, apareciendo un ángel que sentencia:
 “ÁNGEL.-  (...) es su voluntad
que dejéis ir a su patria,
libre, al pueblo de Israel.
(…) Pues queda en paz, Babilonia;
y tú, Rey, que a Dios aplacas,
vive humilde, sin que irrites”.
 Quizá fue este drama el primero que tuvo una temporada exitosa en el país y, probablemente, el último en representarse en el teatro Coliseo, primer coso teatral de la capital, antes de que fuera destruido por el terremoto del 26 de marzo de 1812.  
 En la investigación reciente sobre el tema (aún en curso) y mientras elaboraba este escrito, me topé con la noticia de un artículo titulado De desvaríos y atribuciones históricas: La España restaurada, ¿una obra de Andrés Bello?, de la historiadora y musicóloga Montserrat Capelán Fernández, publicado en la revista venezolana El desafío de la historia (2012). Corresponde a ella entonces, la primicia de haber develado la autoría de España restaurada.
.Además de corresponderle el mérito de haber publicado la primera crítica teatral, a  Andrés Bello se le atribuye Venezuela Consolada, loa representada en 1804 en el teatro Coliseo de Caracas y alusiva a la introducción en el país de la vacuna contra la viruela. La loa era una breve composición dramática en verso en las que generalmente se alababa a alguna personalidad de singular importancia o alguna deidad católica y que se escenificaba antes de las obras más extensas y de varios actos.



sábado, julio 20, 2013

Carlos Gardel en el 2013

Para recordar la importancia de José Ignacio Cabrujas Lofiego y demostrar además la vigencia  del Grupo Actoral 80 tras 30 años de muy positivas labores lúdicas y artísticas, el director Héctor Manrique presenta en el Teatro de Chacao la versión que hizo Juan Carlos Gene de El día que me quieras, durante la temporada 2005. Es otra pulcra producción de Carolina Rincón para un elenco encabezado por Jean Carlos Simancas, Miguel Ferrari, Héctor Manrique, María Cristina Lozada, Eulalia Siso, Martha Estrada y Juan Carlos Ogando.
Cabrujas (Caracas,17.07.1937/Polamar,21.10.1995) insistió siempre en un tema central a lo largo de la veintena de piezas que legó, como lo subrayó en su momento el gran dramaturgo Isaac Chocrón Serfaty. Utilizó la historia para que sus espectadores entiendan mejor el presente y disfruten la catarsis y saquen conclusiones. Usó sagas de antepasados o de mundos pretéritos -algunos aún existen- para que reflejen, cual espejos mágicos, aquellas coincidencias con la contemporaneidad.
Tal es el caso de El día que me quieras, donde utiliza la saga de la visita de Carlos Gardel (1890-1935)  a Caracas en abril de 1935 y gracias a la magia escénica lo revive para profetizar el hundimiento del comunismo rampante de la URSS y de la Europa Central, defendida por el telón de acero, cuando era una engañifa descomunal antes que se balcanizara en los años siguientes. Corría el año 1979 y su estreno en Caracas fue un escándalo.
Al mismo tiempo, El día que me quieras plasma una saga de amor entre adultos, con final difícil o confuso, que reitera el sufrimiento de las mujeres sometidas a los designios de los machos de “fin de semana” y del eterno deambular ideológico de los que se asumen como intelectuales en medio de situaciones difíciles. Una suma de utopías sociales y existenciales reunidas en un texto teatral como nunca antes se había logrado en Venezuela. Pero su gran valor está más allá de las circunstancias políticas, sus predicciones y las disquisiciones ideológicas que provocó. Es una feroz diatriba contra todos los intentos por embozalar las ideas libertarias y el amor sin tapujos e intereses, en la que Gardel, el único grande de América Latina, es un delicioso pretexto.
Es otro melodrama universal y no un simple sainete venezolano, aunque sus personajes y su entorno sí lo sean. Su temática y argumentación llegan fácilmente al público por la humana simpleza de su ejemplar historia y la solidez de sus razonamientos, los cuales desbordan geografías y otras barreras.
Siempre ha sido un espectáculo teatral de depurada calidad escénica  y desde el montaje del 2005 es ejemplar la performance de  Héctor Manrique con el atormentado Pío Miranda, mediocre revolucionario comunista de aquella Caracas de los años 30, quien precisamente ha proyectado un viaje de luna de miel a la lejana Rusia para iniciar su vida marital, bajo el régimen de José Stalin, pero también eso es toda  una farsa.
En esta reposición es notable el retorno de Jean Carlos Simancas como Gardel, quien estrenó tan histórico personaje en 1979, para precipitar así que Pío rompa su confusa línea ideológica y altere su ruta existencial. ¡Un espectáculo que además de divertir enseña a tomar decisiones!

El Marica busca lectores en Venezuela

Una historia de amor con final trágico se oculta tras el título El marica. Esta novela, donde se  enfatiza como “quien siembra odio…cosecha sangre”, es del venezolano Carmelo Di Fazio, actualmente residenciado en Miami. Ahí están las pasiones posibles, las aceptadas y las prohibidas, en una España que pendula entre la guerra civil y las primeras décadas del franquismo.
El marica es parte de un listado de sinopsis que el escritor Di Fazio acumuló desde su época de estudiante en el Loyola de Puerto Ordaz. “Siempre, el tema de la Iglesia, sus truculencias y el manejo de los poderes que la institución atesora y representa, han sido, para mí, motivo de análisis, duda, cuestionamiento y sobre todo critica despiadada. Si bien soy católico, y creo en Dios, siempre he considerado a la institución como un poder, un dominio muy especial en cualquier sociedad, tanto para el bien, como para esparcir al mal,  bajo el manto de lo políticamente correcto, respetado y justificado ante la sociedad.
-Si le añadimos el factor cada día más actual de la homofobia, podemos recrear una historia factible en tiempos de dominio militar y moral. El Marica es protesta social. Es una denuncia sobre el lado perverso de los líderes políticos, religiosos, culturales y moralistas de la sociedad; un desahogo contra las instituciones e intereses que manipulan y controlan a las familias y por ende a las naciones. Además, es la valoración del amor verdadero, pero truncado por  el odio y la falsa valoración de la moral, por parte de los “lideres” de un proceso sociopolítico. En la obra se defiende el amor bonito, que en realidad es el leitmotiv de la novela, como fuerza motriz del ser humano a todo nivel. Por amor, somos capaces, de odiar, matar, destruir imperios o simplemente; ser felices.
 -¿Por qué una historia tan densa?
-Me atraen las historias poco comunes, donde el lector este obligado a analizar, a formarse una opinión cuestionadora de la obra, donde puede tener muchas alternativas de afinidad o desencanto. No me gustan las historias planas. En sí,  el drama psicológico de los protagonistas me atrae. Que los conflictos traspasen ideologías, culturas, lógica; pero a la vez, te puedas formular la interrogante…”y si de verdad paso”… “suena increíble; aunque en el fondo no es imposible de creer” etcétera. Porque en el fondo, creo que la sociedad actual es el resultado de todos los pecados que venimos arrastrando en lo largo de la reciente involución del ser humano. Y en especial porque el ser humano es muy mimético y aun cuando  trate de ser políticamente correcto, siempre su lado perverso aflora; tarde o temprano descubrimos el demonio que habita en su piel. No creo  mucho en finales felices.
-¿Qué reacciones de la crítica ha recibido?
-La mal “llamada” sociedad abierta y tolerante de hoy es un fiasco. Muchos periodistas, compañeros de trabajo y demás conocidos, quienes alardean en sus redes sociales, del apoyo desmedido a las minorías, a la igualdad de género, fueron los primeros que escondieron la cara, bajaron la cabeza y no opinaron. Algunos, “sinceramente” falsos, me prometieron todo el apoyo mediático, pero entre pasillos comentaban: “como Carmelo cree que lo puedo apoyar con ese título tan obsceno”.
-Por otro lado la comunidad LGBT de España, en principio, rechazó el libro  porque pensó, sin leerlo, que era una novela homofóbica por lo despectivo del título. Pero cuando algún valiente de dicho grupo civil, se atrevió a escudriñar en la historia, me escribieron fascinados por el detalle romántico de la misma, incluso han escrito muchas notas de prensa a favor de la misma. Lamentablemente el ser humano siempre se predispone… “ah el titulo me asusta”… “esa novela debe ser sexual entre gais”, etcétera. Solo espero a que lean la obra, luego hablamos. Lo interesante es que grupos heterosexuales han ido creciendo en la lectura, tanto así; que dos productoras de Colombia se han acercado, con la intención de llevar la novela al cine, lo cual sería un honor inmenso para mí.
 -¿Qué ha pasado desde su publicación?
-Primero la lance por Amazon en mayo 2012, luego de haberla registrado en USA y a nivel mundial como autor, para proteger los derechos de cine y tv, los cuales son una de mis prioridades, porque todas mis novelas van a estar conceptualizadas para ser llevadas a la gran pantalla. En ese momento hubo  una aceptación moderada de la obra. La editorial de mi primer libro, se entusiasmó muchísimo con El Marica y me ofreció un contrato cien veces mejor que el primer libro. Yo les vendí los derechos en español y lanzaron el libro en toda España en enero 2013. Con apenas tres semanas, se empezó a mover en librerías emblemáticas de Madrid y Barcelona, como Casa Del Libro, El Corte Inglés, etcétera. Y en el lado electrónico, el libro está en cientos de portales ebook a nivel mundial. Poco a poco ha ido creciendo su aceptación y las críticas que me llegan a mis redes sociales, cada día es más motivadora.
 -¿Y las ventas?
Es difícil de medir, porque la editorial da cifras anualizadas en enero. Apenas tenemos 5 meses en el mercado, lo que sí puedo medir de manera rudimentaria, es que en Amazon, el nivel de ventas de ebook, por estadísticas muestra una venta diaria muy interesante, y ojo es una de los cientos portales de ebook que vende el libro (y es el más caro), lo cual si sumamos por país, la venta es exponencial. Yo sigo focalizado en los derechos de cine, y en tratar de llegar a un acuerdo con una editorial grande con mis otros libros, ese es mi reto.
 -¿Verdad  o ficción?
-Si bien la obra es ficción, hay muchas descripciones o hechos, que vienen de conversaciones con mi madre. Ella vivió el lado fuerte de la guerra civil española. Siendo una niña de cinco años, cuando estalló el conflicto, guardó en su memoria muchas muertes, abusos y horrores de una guerra fratricida. Se puede decir que los personajes son ficticios, pero una buena parte de la historia puede ser verdadera. O lo que es mejor: el lector puede entender, que bajo los códigos actuales de la sociedad, quizás la historia pudo ser cierta.
-¿El marica está en Venezuela?
-Lamentablemente la editorial española rompió hace cinco años sus relaciones con Venezuela, por temas de pagos, dificultad cambiaria, y un sinfín de factores político económicos. Por ahora el consumidor la puede pedir en Amazon o en portales ebook, pero en dólares.
Estoy tratando de lograr un acuerdo con un distribuidor local, para imprimirla bajo autorización  de la editorial y Que increíble es el mundo de Hoy mi querido Sr. Una vez más gracias por su infinito apoyo.
EL NOVELISTA
Carmelo Di Fazio nació en Puerto Ordaz el 12 de enero de 1968.Estudió en el Colegio San Ignacio de  Loyola Gumilla de Puerto Ordaz. Padre Italiano y madre española, ambos fallecidos. Está casado y es padre de tres hijos. Tiene 22 años de carrera en tv, publicidad y mercadeo Trabajó en empresas como Venevisión, Sony TV (cable) y Warner Bros. Siempre ha escrito, pero jamás tuvo el valor de intentar publicarlo hasta la enfermedad de su padre en el 2009.

sábado, julio 13, 2013

Esclavo de Dios

El venezolano Joel Novoa Schneider, unigénito de los artistas José Ramón y Elia, inició su carrera de cineasta al  estrenar su ópera prima Esclavo de Dios y lograr que no pasara desapercibida gracias a la compleja temática abordada y la correcta y humilde factura de su producción.
Esclavo de Dios es, para nuestros gustos y disgustos, una modesta ficción sobre un atentado terrorista cometido el 18 de julio de 1994 en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en Buenos Aires, donde perecieron 85 personas, además del atacante suicida, y no menos de 300 heridos. El guionista Fernando Butazzoni redujo casi todas las hipótesis reales del siniestro suceso a una rocambolesca guerra a muerte entre una célula terrorista musulmana  y  el Mossad (el  todopoderoso servicio secreto de Israel), la cual se escenifica, fundamentalmente en la capital argentina y Caracas. Nada hay en ese filme sobre el trasfondo nuclear que habría incitado a la agresión terrorista y donde estaría involucrada  hasta una poderosa nación del  Oriente Medio empeñada en tener su propio armamento atómico. ¿Tenemos que esperar a que Hollywood haga una multimillonaria película y plasme la verdad que ellos quieran contar?
¿Por qué este criollo Esclavo de Dios evade todo esa fantástica investigación policial sobre la AMIA que mantuvo pendiente al mundo durante la última década del siglo XX  y se queda en un sencillo thriller  que tiene  hasta un final inesperado y abierto?
No podemos hablar de lo que no se hizo, sino ponderar lo exhibido, aunque el cineasta Novoa Schneider ha dicho que ese crimen colectivo es el más grande  de los últimos tiempos en America Latina  y es grave que aún exista impunidad 19 años después…y no existe aún una película en género thriller del mismo tema.  “Este atentado no es tan lejano a nosotros en Venezuela, ya que existen teorías de vínculos desde ese momento. Es un caso de intolerancia extrema y mostrar estas realidades ayuda a prevenir que ocurran nuevamente”.
La acción fílmica está siempre en un óptimo punto de ruptura, apuntalado en actores como Al Khaldi (Ahmed), Vando Villamil  (David),  Daniela Alvarado (Inés), Laureano Olivares (Tarik), Marialejandra Martín (Sara) y Jhonny Jabbour (Rasul), quienes crean verosímiles personajes, muy teatrales además.
Que no se haya mostrado la película esperada ante tales magnitudes argumentales es más que explicable, pero lo obtenido demuestra que Novoa Schneider tiene talento, sabe lo que debe ser el cine moderno y que su compromiso como artista latinoamericano es  importante y fundamental, aunque no tenga dólares.Ahora es que comienza a subir la cuesta de la creación  artística, muy competida ademas...pero sin soberbia puede llegar lejos.
Pero hay algo en Esclavo de Dios que nos obliga a escribir: es un alegato por el amor y la paz entre todos los seres humanos, especialmente quienes practican religiones monoteístas: judíos, cristianos y musulmanes. Y lo remarca con su largo final: los contrincantes liquidan al enemigo común y después se perdonan sus vidas, quizás para disfrutar de sus familias, quienes son siempre las grandes perdedoras. ¿Invitaciòn al amor como lo ha predicado Dios y remarcado con sus profetas?


El fantasma de Hiroshima

 “A mi hijo Néstor Antonio, para recordarle de qué estamos hechos”. Es la dedicatoria que Gennys Pérez escribió para su obra El fantasma de Hiroshima, una de las cinco  mejores de la Tercera Muestra de Dramaturgia Nacional, auspiciada por la Fundación Rajatabla, la cual se podrá ponderar durante la temporada 2014, según anunció William López, presidente de la institución.
Al preguntarle a Gennys Pérez (Barquisimeto, 1969) el por qué y el para qué de tal dedicatoria, respondió:
- Mi hijo Néstor Antonio Pérez, caraqueño desde el 7 de julio de 1993, es mi mayor angustia. En él veo mis pequeños triunfos, mi lucha diaria y mis grandes fracasos. Me aterra no haberle podido ofrecer un mundo mejor, un país mejor, una madre mejor. A mi amado hijo, como a todos nuestros jóvenes, le  tocó un mundo muy complejo, muy violento, muy negativo. Venezuela no es país para los jóvenes, quienes viven en una zozobra inhumana, la inseguridad los esclavizó al miedo y así no se puede vivir, no puedes desarrollar a plenitud tus dones. Esta obra está dedicada a él, porque le quise decir, que aunque el mundo sea un lugar muy hostil para los jóvenes y los niños, si hay amor, hay una posibilidad enorme de vivir y ser feliz; porque deseo, con todo mi corazón, que él saboree las mieles de una vida bonita, feliz, que viva con menos angustias con las que yo he vivido. Porque deseo que cuando viva una noche oscura, recuerde el poder divino de los rayos del sol, que piense más en las palabras amor, paz, felicidad, y ternura… porque de eso es que estamos hechos, lo demás es una pesadilla que algún día tiene que terminar.
-¿Cómo nació El fantasma de Hiroshima?
-Estaba viendo un programa de TV por cable sobre la guerra y la muerte en el mundo islámico, y cómo toda esa cultura de la violencia y la muerte influye en el mundo. Esa lucha de poder y dominio entre  la civilización del Occidente y la civilización del Oriente. Por alguna razón pensé en la masacre más cruel que hemos vivido, que fueron los bombardeos atómicos sobre Hiroshima. Y pensé que esa era una vergüenza en el honor de los USA, que jamás podría quitarse esa mancha. Pues ese ataque nuclear, el primero que se ha hecho en la historia de las guerras de la humanidad, abrió un portal de infinitas amenazas al mundo. Esa culpa, esa responsabilidad siempre la llevará USA en sus hombros. Esa fantasma siempre será una amenaza para todos los que habitamos en el planeta. Y comencé a escribir la pieza sobre esta reflexión, sobre esta angustia que me dio esa noche que vi ese programa. No pude dormir, y me puse a escribir como loca.
-¿Por qué ?
-Escribí esta obra porque me dio un ataque de angustia, un insomnio insoportable. Vivimos en un país más violento que Siria, aunque no lo queramos reconocer. En el momento que la escribí, Venezuela estaba en pleito con Colombia y los ánimos estaban muy caldeados, de hecho se había enviado a nuestros soldados a la frontera en franca declaración de un posible enfrentamiento. Fueron los artistas vestidos de blanco con sus canciones y llamado a la paz que enfriaron el ánimo bélico, y justo en esos día vi el programa ese sobre la guerra y la muerte en el mundo islámico, así que todo explosionó en mi interior, y me dio una especie de pánico, como si esa fantasma de Hiroshima se asomara nuevamente al mundo, pensé en mi hijo y el mundo de violencia que le hemos heredado a todos nuestros niños y jóvenes.
-¿Cuál es su mensaje ?
-No creo que haya un mensaje, o si lo hay no lo sé. A pesar de tocar un tema muy duro, no me lo vas a creer, pero yo escribí esta obra en una sola sentada, empecé como a las nueve de la noche y amanecí escribiendo, la terminé a las siete de la mañana, justo cuando el sol entra sin clemencia ni piedad a mi cuarto, y el sol me dio mucha paz, es decir comencé en una oscuridad total, con una angustia muy grande y terminé en un estado de quietud muy agradable. Fue una sensación, la seguí, me dejé llevar, escribí y ya… No pensé mucho, sólo me dejé arrastrar por lo que sentía… Si hay algún mensaje era que le quería decir a mi hijo, que el amor nos puede salvar de todo, incluso de la violencia y de la muerte
-¿Qué viene después?
-Estoy revisando una obra que me ha costado mucho escribir,  El fiscal, y me ha costado mucho por lo delicado del tema. Pero, esa imagen de la camioneta de Danilo Anderson hecha cenizas, es una imagen muy perturbadora que no me da descanso. La terminé hace dos años, y sigo corrigiéndola. Siempre salen informaciones nuevas sobre este acontecimiento, y escribir teatro, no es escribir noticia, ni crónica; entonces es una pieza a la que le temo, pero siento un gran compromiso con ese suceso, me marcó, me pareció increíble lo que pasó, y más increíble que nunca supimos en realidad quiénes son los verdaderos responsables. Es un tema muy poderoso, pero como Yo soy Carlos Marx es una pieza de una gran carga de energía negativa, un tema tabú, intocable en nuestra sociedad, una herida que ya nadie quiere recordar por todo los poderes que rodean el hecho. Ya estoy terminando la última corrección, y así quedará. También estoy escribiendo narrativa, muy lento, me cuesta.
-¿De qué vive usted ahora?
-De la caza y la pesca literarias. De mucho y de nada. Pero siempre de la escritura. Ya tengo un año parada en lo que respecta la Industria de la Televisión. Vivo de lo que me da la taquilla de Solo para Ellas aquí en Venezuela  y ahora en Chile. Doy talleres de escritura privados y en el interior del país. Algún guión que sale por ahí. En fin, de la caza y la pesca literarias.
PREMIOS LOGRADOS
Escribe con calidad y la premian, por eso contabiliza estos galardones: Premio Actors of the World de Dramaturgia en Londres (2010) con El fantasma de Hiroshima. Premio Nacional de Dramaturgia Innovadora (2006) Yo soy Carlos Marx; Premio Monte Ávila Editores de Autores Inéditos con El secreto de la felicidad (2005); Premio Fundarte en poesía 2004, con el poemario Lunas Marginales 2004; Premio Dramaturgia La Fiesta de Caracas  con De Libertadores a Libertados (2000); Premio de Teatro Regional de Maracay, La cuarta noche (2002), basada en la obra El perseguidor de Julio Cortázar, y ahora este III Premio de Dramaturgia de Rajatabla con El fantasma de Hiroshima.
EQUIPAJE LITERARIO
 Asegura tener escritas obras teatrales como: Yo soy Carlos Marx, El secreto de la felicidad, El Fantasma de Hiroshima, Sólo para ellas, Tócame, El clan Butterfly, El Club de los Masturbadores, Mala Palabra, La cuarta noche, De Libertadores a Libertados y Adorables criaturas. Tiene dos poemarios: Lunas marginales, premiado por Fundarte, y Malas camas. Ha comenzado a crear una novela que apenas está estructurando. Escribe muchas crónicas, a veces dos y hasta tres diarias, y  pergeña un libro, titulado Reflexiones dispersas, sobre la cotidianidad del venezolano.


sábado, julio 06, 2013

Josefa Camejo en batalla

Historiadores y dramaturgos están en deuda con las mujeres venezolanas. No han entregado las necesarias sesudas  investigaciones  o una serie de aplomadas obras teatrales que sirvan para rescatar definitivamente la memoria de las heroínas y las mártires  de las Guerra de la Independencia. César Rengifo, Vinicio Romero y Carmen de Romero son, por ahora, los teatristas más conocidos o de quienes se conocen unas cuantas piezas que reivindican a unas pocas. ¡Pero la deuda sigue!
¿Y por qué no hay  suficientes o variadas piezas teatrales sobre las mujeres en el proceso de la Independencia?, le preguntamos  a la actriz y productora Dilia Waikkaran y ella nos respondió sin titubeos: “Nuestro dramaturgos, al parecer son misóginos o no les interesa para nada esa vital etapa de nuestra historia. Allá ellos con sus problemas. Pero yo, con mi gente de la Fundación  Ayanamsha, no vamos a dejar de insistir en nuestro reto de teatralizar a unas cuantas de nuestra proceresas ya lo hicimos con Manuelita Sáenz, después vino Josefa Camejo y ahora trabajamos con Luisa Cáceres de Arismendi”.
MONÓLOGO HISTORICO
Y hacemos estas reflexiones sobre las deficiencias de la dramaturgia criolla, porque hemos visto en la sala de conciertos de Unearte  a Josefa Camejo, proceresa inmortal, aleccionador monólogo de Carmen Romero, muy ceñido a la historia, con una pulcra producción de Dilia Waikkaran para la Fundación Ayanamsha, actuado por Livia Méndez y con sobria puesta en escena de Henry Manganiello.
La historia teatral interpretada por la destacada actriz Livia Méndez, con más de 25 años de fructífera carrera en las tablas venezolanas, se desarrolla simbólicamente en el interior del Panteón Nacional el día 8 de marzo de 2002, Día Internacional de la Mujer. Allí Josefa imaginariamente dialoga con varios de los personajes que han sido honrados con la colocación de sus restos en dicho recinto patrio, entre ellos Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Rafael Urdaneta, José Leonardo Chirinos, Manuela Sáenz y Ezequiel Zamora.
Aunque se trata de una obra histórica el contenido de la misma mantiene vigencia en el tiempo pues “realza los valores de lealtad, trascendencia e ideario libertario,  contestatario y crítico, que mantuvo en lucha a esta gran heroína y que aún siguen presentes en nuestro pueblo y en nuestras mujeres” indicó la precursora del proyecto Dilia Waikkarán.
La Fundación Ayanamsha que a lo largo de su trayectoria, de más de 14 años, se ha preocupado por llevar a escena piezas de gran calidad y con un carácter histórico y social rescata así con esta obra “el peso específico de la mujer venezolana y  latinoamericana en la militancia de los procesos de cambios de nuestro pueblo y su estelar protagonismo en la construcción de una sociedad más justa” expresó Waikkarán.
Vimos el espectáculo y nos sorprendió gratamente la performance de la actriz Livia Méndez, especialmente la composición que hace de su personaje, además de las puntuales transiciones, y la contundencia de su verbo.
LIBERTADORA DE CORO
Cuenta el historiador Luis Alfonso Bueno que Josefa, hija de Miguel Camejo y de Sebastiana Talavera y Garcés, nació el 18 de mayo de 1791 en Curaidebo, estado Falcón. Estudió en el colegio de las hermanas Salcedo en Coro y después la enviaron a un convento de monjas en Caracas, donde completó su educación y estuvo en contacto con las ideas republicanas. En 1810 estando en Caracas, tuvo la oportunidad de vivir los sucesos del 19 de abril. En 1811, viajó a Mérida donde conoció al coronel Juan Nepomuceno Briceño Méndez, con quien contrajo matrimonio. El 18 de octubre de 1811 firmó el documento titulado "Representación que hace el Bello Sexo al Gobierno de Barinas"; en el que las firmantes enteradas de la invasión que intentaban los guayaneses por San Fernando, se ponían a la orden para la defensa de Barinas, sin ningún temor los horrores de la guerra. A principios de 1813, Barinas fue asediada por tropas realistas al mando de José Antonio Puey, por lo que el gobernador, Manuel Antonio Pulido se vio en la necesidad de llevar a cabo el traslado de la población hacia San Carlos (estado Cojedes), travesía a la que se incorporan Josefa y su madre, quien muere ahogada cuando cruzaba el río Santo Domingo. En San Carlos, los pobladores procedentes de Barinas se unen a las fuerzas del general Rafael Urdaneta, disponiéndose que los hombres protegieran a las mujeres durante el viaje hacia la Nueva Granada. Durante este éxodo, Josefa Camejo se dedicó a curar a los heridos. Al llegar a la Nueva Granada se unió a las familias republicanas, permaneciendo allí por espacio de cuatro años. A mediados de 1818 decide regresar a Venezuela, viajando según algunos testimonios, disfrazada de vagabunda o pordiosera. En 1821, al frente de 300 esclavos que trabajaban en su hato de Paraguaná, propició una rebelión contra las fuerzas realistas de la Provincia de Coro; pero fueron derrotados. El 3 de mayo del mismo año, con un grupo de 15 hombres se presentó en Baraived, lugar donde descansaba el jefe realista Chepito González, a quien enfrentó y derrotó. Posteriormente se dirige junto con varios patriotas a Pueblo Nuevo, donde es puesto preso el gobernador, nombrándose a un gobernante civil republicano: Mariano Arcaya. El mismo día Josefa Camejo leyó en Pueblo Nuevo el manifiesto que declaraba libre a la Provincia de Coro y en el cual se juraba fidelidad a la República. Se dice que después de la Independencia se retiró a sus haciendas en donde finalizó sus días al lado de su familia.
PERSONAJES EN ESPERA
Los investigadores  y dramaturgos tienen el reto de hacer personajes teatrales a esta mujeres: Luisa Arrambide de Pacanins, Consuelo Fernández, Leonor Guerra, María del Carmen Ramírez, Teresa Heredia, Juana Ramírez “La avanzadora”, Eulalia Ramos de Chamberlain, Josefa Joaquina Sánchez (ya César Rengifo se les adelantó, con su texto), Cecilia Mujica y Ana María Campos, por ahora. Todas luchadoras por la Independencia. ¿Cuándo las descubren?

¿413 o 185 años tiene el teatro?

¿Cuántos años tiene el teatro en Venezuela? Diríamos 413 si aceptamos aquel documento sobre el primer espectáculo representado en Caracas, el 28 de junio de 1600,  o solo 185 si partimos del decreto que el Libertador firmó en Santafé de Bogotá para autorizar la construcción de un teatro en Caracas, el 13 de noviembre de 1828. Eran tiempos de la Gran Colombia y nada se movía en esta urbe sin el visto bueno del altiplano. Ahí hay un tema para valiosa investigación sobre la saga de nuestro teatro, ese que sus artistas y su pueblo han vivido y celebrado a lo largo de ya varios siglos.
Esta es una invitación para que críticos  y artistas investigadores busquen entre los archivos  bolivarianos y  organicen la documentación necesaria para que un día, ojalá durante en este asombroso siglo,  las autoridades redacten un decreto más acorde con la verdad histórica. Quien no mira al pasado no entiende el presente y mucho menos comprenderá el futuro.
Mientras tanto, y ciñéndonos a los hechos históricos, recordemos estas palabras del dramaturgo y pintor Cesar Rengifo (Caracas, 1915-1980):
“Nuestro teatro es y será  el producto de hondos y tenaces esfuerzos colectivos, y de ninguna manera producto de individualidades o de realizaciones aisladas del pueblo venezolano y sus aconteceres”.
Esto lo escribió para el programa del caraqueño Primer Festival de Teatro Venezolano, en 1959, evento con 15 montajes de obras criollas, y el cual era consecuencia de un movimiento teatral impregnado de vocación, de ética y consecuencia del trabajo colectivo. Nadie vivía del teatro, los teatreros trabajaban en otras cosas y hacer teatro significaba incluso gastos de su propio bolsillo, como podría recontarlo  ahora el maestro Humberto Orsini, uno de los sobrevivientes de aquellos tiempos, quien todavía instruye en los claustros de la Unearte, a sus 87 años.
 A seis décadas de ese memorable festival que sirvió de lanzamiento para toda una vibrante dramaturgia nacional, el teatro ha crecido y lucha para tener un perfil propio en el contexto americano y mundial, y es precisamente por su ebullición creativa y la petición de sus artistas y público que durante los últimos tres años aquí en Caracas se ha dado una singular revolución teatral: se rescataron los viejos teatros, se fabricaron otros y la capital no tiene menos de 20 espacios del Estado, los cuales se han usado para  un circuito teatral y dos festivales que han sido muy bien recibidos por multitudes de tirios y troyanos.
Hay, pues, un fenómeno cultural, que nunca se pensó en 1959: un teatro comercial que depende de la taquilla  y cada fin de semana presenta no menos de 50 montajes, y otro teatro, mal llamado “oficial”, que llamaríamos “popular”, el cual  se hace con aportes financieros del Estado. Dos tendencias que tienen audiencias y plenan las salas de la Gran Caracas. Sendos estilos que cuentan con centenares de artistas y miles de espectadores, los cuales cuestionan la misma realidad. No es frívolo ni complaciente.

Y para concluir, queremos resaltar la gestión adelantada por el poeta y artista Freddy Ñañez al frente de Fundarte durante los últimos tres años. Sus festivales y el actual circuito, donde participan desde Mimi Lazo, Basilio Álvarez Héctor Manrique y otros artistas, son una muestra de sabia gerencia cultural.