sábado, junio 29, 2013

Vuelve Gardel a Caracas

Nada mejor para perpetuar el recuerdo de un ausente que evocarlo con gozo entre sus amigos o, en este caso, representar algunas de sus  obras, más cuando se trata de un dramaturgo de la talla de José Ignacio Cabrujas Lofiego (Caracas, 17 de julio de 1937 / Porlamar, 21 de octubre de 1995).
Es por todo eso que  sus familias, la sanguínea y la elegida -a los 76 años de su natalicio o los 18 de su muerte- han organizado el remontaje de su pieza El día que me quieras, una de las más recordadas, del 11 al 21 de julio en el Teatro de Chacao, según la puesta en escena que mostró Juan Carlos Gené en el Ateneo de Caracas hacia 1995. Otra producción de Carolina Rincón para el Grupo Actoral 80, con un elenco encabezado por Jean Carlos Simancas, Miguel Ferrari, Héctor Manrique, María Cristina Lozada, Eulalia Siso, Martha Estrada y Juan Carlos Ogando.
CABRUJAS EN ESCENA
Cabrujas es el talento más versátil del teatro venezolano del siglo XX. Brilla como dramaturgo, director, actor, guionista de televisión y articulista de la prensa, porque encauza su descomunal talento, su curiosidad intelectual y su pasión para el trabajo en la dirección que se proponía. Así lo retrata, con plena certeza, el también célebre autor teatral Isaac Chocrón Serfaty (Maracay, 25 de septiembre de 1930/Caracas, 6 de noviembre de 2011).
Chocrón puntualiza como Cabrujas insiste siempre en un tema central a lo largo de la veintena de obras que se le conocen. Utiliza la historia para que los espectadores puedan entender mejor el presente y disfrutar así de su catarsis y sacar conclusiones. No son viajes nostálgicos sino juegos teatrales con paralelismos curiosos, irónicos o contundentes entre lo que pasó y lo que nos está pasando.
Cabrujas utiliza sagas de nuestros antepasados o de mundos pretéritos -algunos aún en existencia- para que nos reflejen, cual espejos mágicos, aquellas coincidencias con nuestra vida contemporánea. Es por eso que el teatro de Cabrujas cosechó aplausos y premios cuando él vivía y los seguirá recibiendo, porque muy pocos autores lograron llegar hasta las entretelas del público criollo como él lo hizo, y nadie, desde su ausencia, ha podido al menos imitarlo.
GENE LA REMONTA
Para que la ausencia de Cabrujas permitiese, al menos, una reflexión sobre su legado y sus prédicas, el Grupo Actoral 80 escogió escenificar una de sus obras más urticantes, la que más polémicas causó, al tiempo que es la más internacional de todas: El día que me quieras. Esa pieza se mostró de nuevo en el Ateneo de Caracas entre marzo y mayo del 2005, bajo la dirección de Juan Carlos Gené (Buenos Aires, 6 de noviembre de 1929-31 de enero de 2012), uno de los teatreros más importantes de América Latina.
Gené -fundó al Grupo Actoral 80 en 1983 al estrenar Variaciones Wolf- reconoció que El día que me quieras es memorable. “Es una pieza que me confronta muy íntimamente, porque por un lado es de un venezolanismo exacerbado, pero al mismo tiempo está centrada en la figura de Carlos Gardel, personaje tan entrañablemente rioplatense; todo eso me provoca una mezcolanza emocional muy grande, en la cual uno tiene que tratar de salvar el aspecto técnico de la dificultad estilística de ese texto”.
Admitió Gené que en El día que me quieras, como en todo el teatro que hizo Cabrujas, se intenta definir lo indefinible. “Ese texto me crea una emoción muy fuerte por las circunstancias actuales que se viven en Venezuela. Creo que es el de más alto desarrollo, como también lo son para mí Acto cultural y Profundo. Todo está en la osadía como Cabrujas encaraba la expresión del discurso verbal”.
RESURRECIÓN TEATRAL
Hay que recordar que Cabrujas utiliza el hecho histórico de la visita de Carlos Gardel a Caracas en abril de 1935, quien después se instaló en Colombia, para otro de sus memorables triunfos. Iba a proseguir su periplo y se insertó para siempre en la eternidad ese 24 de junio al estrellarse su avión en Medellín. Pero Gardel (1890-1935), gracias a la magia escénica y en este caso invocada por Cabrujas, revive en El día que me quieras. Cuando se estrenó, el 26 de enero de 1979 en la sala Alberto de Paz y Mateos, bajo la égida del mismo Cabrujas, donde hizo 68 funciones y fue aplaudida por 11.896 espectadores, generó una controversia intelectual, algo poco frecuente, porque ahí se profetizaba, por intermedio del atormentado Pío Miranda, que el comunismo rampante de la URSS y de la Europa Central, defendida por el “telón de acero” “era una engañifa descomunal” y que se “balcanizaría” en los años siguientes.
Al mismo tiempo, se plasmaba una historia de amor entre adultos, en medio de situaciones difíciles, porque Pío Miranda había proyectado un viaje a la lejana Rusia como “luna de miel” e inicio de su vida marital bajo el régimen de José Stalin. Toda una suma de utopías sociales y existenciales reunidas en un texto teatral como nunca antes se había logrado en Venezuela. Pero su gran valor está más allá de las circunstancias políticas, sus predicciones y las disquisiciones ideológicas que provocó.
Es una hermosa saga de amor con final difícil o confuso, que muestra el sufrimiento de las mujeres sometidas a los designios de los machos de “fin de semana” y del eterno deambular ideológico de los que se asumen como intelectuales. Una feroz diatriba contra todos los intentos por embozalar las ideas libertarias y el amor sin tapujos e intereses, en la que Gardel, el único grande de América Latina, es un delicioso pretexto.
Es otro melodrama universal, no es un sainete venezolano, aunque sus personajes y su entorno sí lo sean. Su temática y argumentación llegan fácilmente al público por la humana simpleza de su ejemplar historia y la solidez de sus razonamientos, los cuales desbordan geografías y otras barreras.
Fue un espectáculo teatral de depurada calidad escénica donde la gratísima sorpresa, para el montaje del 2005, la deparó Héctor Manrique como Pío Miranda, el revolucionario comunista de la Caracas de los años 30, el mismo que ahora sube a la escena del Teatro de Chacao.
SIMANCAS
 El primer montaje de esta pieza  tuvo a   Jean Carlos Simancas (Rafael Ignacio Briceño Simancas) en el papel de Gardel, quien, según reseña la periodista  Andreina Gutiérrez, cuando salió a escena por primera vez el día del estreno, a cantar el tango El día que me quieras, generó tal alboroto de hormonas en las féminas presentes, que los gritos ahogaron por completo su interpretación y sus posteriores diálogos, cosa que se repitió en todas y cada una de las funciones de la pieza durante su primera temporada.
Simancas, desde 1992, cuando lo encarnó para una grabación, coordinada por Moisés Guevara, de la Televisión Española, no había querido  asumir de nuevo  al legendario personaje. Y es ahora, a sus 64 años, cuando dará vida escénica al Morocho del Abasto.


1 comentario:

Julian Moya Historiador dijo...

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