sábado, mayo 25, 2013

Chocrón vuelve con sus animales

Animales feroces de Isaac Chocrón es montada para el próximo Festival de Teatro Interclubes de Caracas por el Nuevo Grupo de Hebraica. Su director, el dramaturgo y psicólogo  Johnny Gavloski, revela aquí como conoce al autor y su teatro:
-Alrededor de 1983, recién iniciada mi incursión teatral, había escrito mi obra El vuelo y fui al Nuevo Grupo de Caracas a buscar consejos: ¿qué hacer?, ¿cómo se montaba una obra? y ¿quién podía darme una opinión profesional sobre ella? Allí me recibió Román Chalbaud. Fue genial, cálido, amable. No sólo me aconsejo, le escribió un prólogo a mi pieza y luego me presentó a Isaac Chocrón. Entonces me senté con él, me regaló un libro de John Lange y me habló de lo que significaba hacer teatro. A partir de ahí comencé a leer su obra. Recuerdo que las primeras fueron Tric Trac y La máxima felicidad.
HOMENAJE
Después del pasado montaje, La cocina de Wesker, agrega Gavloski, el grupo quería "seguir creciendo como personas y artistas". Leyeron varias obras y ésta, Animales feroces cumplía con este deseo. “Hebraica tenía un reto: un clásico, que los toca como judíos, en su historia como venezolanos, con temas sensibles y personajes tremendamente complejos que los ayuda a crecer como actores en la construcción de personajes. Por otra parte, Hebraica, como Club, le parece importante seguir en la formación de sus miembros, apoyar la actividad de intercambio con los clubs, y fortalecer esta propuesta donde un clásico venezolano pueda difundirse y llegar a todos los que deseen verlo, disfrutarlo, reflexionarlo. Además, Chocrón es uno de los padres del teatro venezolano, y Hebraica consideró esta propuesta como homenaje a su vida y obra. 
Gavloski quería dirigir algo del ciclo del ciclo teatral  de Isaac. Le gustaba Clipper, su favorita,  pero no tenía el elenco. Animales feroces le parecía excesivamente larga y ameritaba un trabajo de adaptación. Tap Dance resultaba criptica. Volvió a Animales... Y el Nuevo Grupo de Hebraica, se adecuaba perfectamente a ésta. “Lo conversé con Margoth Benacerraf y ella exclamó: ¿Y tú te vas a atrever a montar Animales feroces? Que Margoth me dijera eso ya tenía un reto y algo de picardía. Fue un guiño del destino realmente. La leí... la releí... Me di cuenta que no sólo estaba con una obra de Isaac y que podía volver a reencontrarme con él en esta pieza, sino que además estaba frente a un clásico del teatro venezolano y  judío contemporáneo”.
VERSION LIBRE
Para Gavloski, Animales… tiene múltiples lecturas, basada en los ejes: familia, sexualidad y religión. La familia está en un contexto histórico particular, años 50, dentro de una comunidad de inmigrantes sefardíes en la Victoria, estado Aragua, donde la sexualidad, sino entraba dentro de los convencionalismos de la época, terminaba en tragedia. A las mujeres las casaban contra todo deseo. Allí está la historia de Sol, quien se niega a ser "casada-cazada" como su hermana Sara y decide escapar…en la realidad tras el presidente Isaías Medina Angarita.
 Enfatiza que Animales… es el drama de Chocrón en este ciclo de obras, autobiográfico, el abandono de su madre que trata una y otra vez de elaborar en ellas. “Pero es también el de su sexualidad, el de no sentirse aceptado. Entonces se disocia en dos, en Daniel y su amante el coronel, una sexualidad clandestina, o en Ismael, que cual el hijo del patriarca Abraham, es expulsado, pero acá por el deseo de la madre y su condena no es el desierto, sino el limbo. Aquí entramos en otro tema audaz, planteado por Chocrón en aquellos tiempos: suicidio y religión. "El primer judío que se suicida", dice el personaje Benlevi: "Los judíos no se suicidan. Tienen fe". En la religión judía, como en la cristiana,  está prohibido suicidarse. Piensa en lo que dice Chocrón en los '50: ser judío, ser homosexual, ser despreciado por la madre desde el nacimiento. Vivir en un contexto rígido en cuanto a convenciones sociales. ¿Qué opciones le queda? Clandestinidad (Daniel) o muerte (Ismael) ¿Y todo esto visto desde dónde? En el contexto de una familia inmigrante sefardí y donde la religión es básica. Aquí introducimos algo interesante: Los rezos, costumbres, expresiones, modismos de la tradición sefardí que no estaban en la obra. Considero que esto la realza, la hace más fiel a la realidad íntima de la familia de Chocrón. De esta idea nace mi  versión libre sobre el original que además resultaba muy largo para los tiempos del espectador de hoy en día”.
Y como para que nadie tenga dudas, Gavloski  insiste en que se trata de un clásico. “Es un momento en la vida de una familia, con sus virtudes y defectos, pero una familia como la de cualquiera de nosotros, donde se habla de cosas que por lo general no se dicen fuera de casa; y eso no ha cambiado, eso hace de este teatro espejo intimo para el espectador, espejo oscuro que sólo puede iluminarse con la honestidad para ver lo que a veces los ojos cerrados no permiten”.
FICHA TÉCNICA
El estreno está pautado para el domingo 2 de Junio, con funciones hasta el 16. Luego vendrá el Festival de Teatro Interclubes. “Estamos pendientes de otros colegas, otros montajes y lo más importante: el público que nos acompañe en este nueva edición del Festival”, precisa Gavloski. El elenco de Animales feroces lo integran: Alegría Benzaquen, Etty Mizrahi, Morella Biaginni de Lustgarten, Irene Russo, Gloria Noel, Sasha Bograd, Emma Schwarz, Nissim Cojocaru,  Jacques Biggio, Abraham Jalfon, Arie Esquenazi. Amén de contar con el apoyo de Isaac D'Lima y Jhon Sosa. Todos  acompañados en la parte técnica por profesionales como Gerónimo Reyes, Rubén León, Andrés Vásquez,  Jacques Broquet y Harold Vargas,todos ellos bajo la dirección de arte de Oscar Briceño Curiel
BUSCAR LA BOCA
La nueva generación del teatro venezolano le preocupa a Gavloski. “No se agrupan, no tienen el espacio de reflexión, ni un teatro que les otorgue historia ni identidad. En esta Venezuela 2013, tienen que ir de montaje a montaje, donde los llamen, con el estigma que si no tienes cartel "no eres". Si esa ya es la cruz del actor novel, ¿cuál será la del dramaturgo que se inicia?, ¿dónde presenta sus obras?, ¿dónde se las discute? Quiero conocerlos. Quiero saber que escribe un joven de hoy. Pero si además sumas, que estos jóvenes poco saben de nuestro teatro. En las escuelas no se enseña y no hablo de las escuelas de teatro con sus importantes deficiencias, como me ocurrió en una a donde fui a dar una charla en último nivel y no sabían quién era Hamlet; hablo del pensum de bachillerato. Las cátedras de castellano y literatura apenas abordan la dramaturgia y mucho menos de la venezolana. Eso fue una pelea que cazamos Rodolfo Santana, Gustavo Ott y yo hace años. Juntos intentamos que se incluyera en los pensums. No llegamos a nada. Ni nosotros, ni junto al extinto Círculo de Dramaturgos. Ojala pudiéramos reactivar esto. Pienso que mi generación tiene una deuda moral con esta nueva generación. Pero también "para besar hay que buscar la boca" y ellos deben activarse... ¿Recuerdan la iniciativa de Inés Muñoz Aguirre en los 80? Unirse para hacer una voz, para escuchar las creaciones de una generación, hacer crítica de esto  y crear. Eso no lo veo hoy día. Por eso aplaudo la iniciativa del Festival  Interclubes. Permiten montar las obras que desees, fuera del circuito comercial, las apoyan, las ayudan a difundir en un contexto donde sino jamás llegarían...”.




Bajo tierra con César Rengifo

¿Sería chavista el dramaturgo César Rengifo (Caracas, 1915/1980) si hubiese sobrevivido a sus dolencias?  No sé, lo que denunció con su teatro no era exclusivo, porque el resto de la inteligencia venezolana, especialmente la izquierdista, también luchó para detener ese proceso desgastador que durante el siglo XX significó la explotación de los hidrocarburos. No hay que ser chavista para execrar los abusos cometidos no sólo por las empresas sino por los gobiernos títeres. Todo lo que advirtió se cumplió y aunque al final el petróleo fue controlado por el Estado venezolano, las secuelas de aquellos nefastos años no han podido curarse, ni los muertos inocentes resucitarán jamás.
Él hizo lo suyo al escribir su teatro, pero pocos le hicieron caso y las consecuencias están a la vista, porque “ya no somos un país independiente económicamente. Junto con el alud del capital extranjero, explotador, nos llega también una pseudo civilización estandarizada. Y junto a los ranchos, habitados por gente depauperada y sin ninguna cultura, aparece la pseudocultura del petróleo”.
Conocí de trato y palabra a César y su radicalismo me conquistó.Lo recuerdo ahora al ver y degustar el excelente espectáculo Bajo tierra, que ha presentado Rio Teatro Caribe y  Auyan Tepui Producciones en Unearte, bajo la dirección de Francisco Denis Boulton  y con el desenfadado apoyo actoral de Verónica Arellano, Gladys Prince, Zair Mora, Luis Domingo González, Jesús Carreño y Antony Castillo, dentro del dispositivo creado por Rafael Sequera.
Bajo tierra es un inteligente y amoroso ensamblaje, logrado por Karin Valecillos, de cuatro piezas de César sobre la explotación petrolera: Las mariposas de la oscuridad (1951-1956), El vendaval amarillo (1952), El raudal de los muertos cansados (1969) y Las torres y el viento (1969). Ahí resumió los inenarrables avatares de los trabajadores del petróleo y la de los campesinos desplazados por tan cruel industria. Escribió, pues, para advertir sobre las frustraciones de un amplio sector de la sociedad venezolana por el sinuoso destino de la renta petrolera, además de la muerte lenta de la agricultura y el éxodo de los campesinos a las grandes ciudades para buscar un destino incierto o esquivo, al tiempo que señaló la incesante sustitución de la cultura nacional por una foránea, “bien servida” por todos los medios de comunicación.
El director Denis Boulton quería montar esos textos pero no consiguió los recursos financieros y optó por el comprimido que le hizo Vallecilos. Plasmó la parodia de un programa de televisión que es visto por una abuela, su hija, mientras al nieto lo devora la Internet, en cualquier hogar venezolano.
Trabajó con esa fusión y los mínimos actores, reelaborando lenguaje y puntualizando acciones escénicas. Toda una estética de la sencillez que ha mostrado en sus anteriores montajes, como Machete caníbal o Sexo. El espectáculo se centra en el relato de la desgracia humana como consecuencia de la miserable explotación del recurso natural y el engaño a que se sometió al campesino principalmente. El humor es el otro personaje presente y es bálsamo para digerir todas las desgracias de esos seres arruinados sin saber porque.

El montaje se llama Bajo tierra porque el petróleo se extrae del suelo  y para hacer referencia a los hombres que trabajan bajo tierra, a una cultura que queda bajo tierra y un país que quizá, todavía, está bajo tierra en el sentido que depende de este ‘oro negro’, y esto no solo interviene en lo económico sino en muchos ámbitos sociales y culturales.

lunes, mayo 20, 2013

Mil estrenos en Buenos Aires


Mientras aquí en Caracas, los estrenos no superan el centenar, en Buenos Aires pasan de mil por año. Aquí publicamos esta excelente crónica para que nuestros artistas y el público se enteren y saquen sus propias conclusiones.
Por Paula Sabatés/Pagina 12 
La del teatro es una de las industrias más importantes de Buenos Aires. Basta con decir que hay más de 1000 estrenos por año sólo en Capital Federal para entender la importancia de esta actividad que se manifiesta de distintas formas y en distintos circuitos. Uno de ellos, quizás el de más relevancia mediática, es el comercial. Como muchas otras industrias, la de este tipo de teatro –que es aquel en el que interviene la figura de un productor, ausente en el teatro oficial e independiente– está constantemente regulada por el contexto económico del país. Pero también por el gusto de un público que es cambiante y cada vez más crítico. De ahí que la tarea de quienes deciden entrar en este mundo no sea nada fácil.
Los empresarios del teatro comercial –que está prácticamente circunscripto a la emblemática calle Corrientes– están nucleados en la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales, la Aadet, una organización “gremial, mutual y social”, tal como la definen sus socios. Tiene por objetivo brindar respuestas a los fuertes cambios culturales y tecnológicos que sufre la actividad y apoyar a aquel que desee involucrarse en ella, entre otras cuestiones (ver recuadro).
Con el objetivo de conocer el funcionamiento de esta industria que posiciona a Buenos Aires como una de las capitales culturales más importantes del mundo, Página/12 reunió a cuatro de los más prestigiosos empresarios teatrales, todos miembros de Aadet, para que cuenten sus experiencias. Así, Carlos Rottemberg, Javier Faroni, Pablo Kompel y Sebastián Blutrach hablan sobre su oficio y profesión: la dificultad de saber en qué invertir, su relación con el teatro independiente, las causas de la mala temporada teatral de verano y la relación del teatro comercial con los subsidios, entre otras cuestiones.
–Luego de tantos años de experiencia, ¿saben qué puede funcionar?
Carlos Rottemberg: –No. Es todo muy azaroso. Hace 38 años vendí mi primera entrada de teatro y ahora tengo más inseguridades que entonces sobre qué funciona y qué no. Es una profesión que se maneja a prueba y error. No hay un estudio de marketing que con certeza te diga en qué te conviene invertir. De hecho, con la misma fórmula un productor tiene éxitos y fracasos. Y no es que trabaje diferente, es simplemente que la magia y los condimentos que tiene un espectáculo en un caso funcionan y en otros no. Eso hace que los estrenos sean muy expectantes y te convierten en un jugador a la hora de apostar las fichas a un título, un elenco o un director.
Pablo Kompel: –Es mucho azar, no hay fórmulas. Pero de alguna forma la experiencia ayuda. Lo que no quiere decir que por tener más años en esto uno esté exento de sufrir fracasos, pero sí la experiencia ayuda a minimizar el impacto cuando las cosas no funcionan.
Sebastián Blutrach: –Yo con los años creo que es importante hacer obras que generen nichos de público, porque eso te garantiza que por lo menos cierto sector teatrero va a ir. Después si arrastra a otros grupos de público, buenísimo. Lo más difícil es hacer algo abierto, para todos. Pero creo que con la experiencia cada vez nos equivocamos menos.
–Y a la inversa, ¿han podido identificar algo que seguro no funciona?
Javier Faroni: –Es que eso tiene mucho que ver con el público, por eso hay que estar alerta y actualizado sobre lo que le gusta a la gente en determinado momento, que puede variar de temporada a temporada. Hace unos años, los actores reconocidos eran una garantía para hacer un éxito. Ponías a dos actores taquilleros y la gente iba. Pero hoy ni eso te asegura nada. Cambió mucho todo. Incluso hoy a veces funcionan cosas de actores que recién inician su carrera o que no son tan conocidos, pero que se juntan y hacen algo de calidad.
– ¿Cuándo deciden que es un buen momento para bajar una obra de cartel?
C. R.: –Es el público el que determina esas cosas. Los empresarios no decidimos cuánto dura una obra. Lo hace la planilla diaria que indica cuánta gente fue al teatro y qué precio pagó. Como la matemática, esos son números que no podes manejar, por más que después salga el actor en televisión a decir que le está yendo bien.
J. V.: –Yo creo que uno sabe cuándo algo es irremontable y que en ese caso uno debería bajar la obra lo más rápido posible por una cuestión económica y de energía. Claro que a veces no hay acuerdo entre todos los que componemos un espectáculo y para bajarla tenemos que ponernos de acuerdo. Cuando se da una situación de fracaso, yo siempre trato de cubrir al actor que es quien más expuesto está frente a eso.
–¿Por qué hay menos obras de autores nacionales en el teatro comercial?
S. B.: –Porque las obras extranjeras tienen mayor aceptación por parte del público, aunque no sean mejores que las nacionales. Lamentablemente, para hacer teatro nacional y que el público lo acepte hay que saltar una barrera. Al cine le pasa lo mismo. Es una lástima y no hay fundamentos porque, al igual que el extranjero, hay cine y teatro nacional malo y bueno. No siento que sea culpa de los productores. A nosotros nos llegan a las manos distintas obras y, si están buenas, las hacemos, incluso si son nacionales. Como el teatro es universal y globalizado podemos elegir entre obras de todo el mundo con lo cual es normal que no sea todo nacional. De todos modos, con la traducción y adaptación cualquier texto extranjero se vuelve un poco nacional.
C. R.: –Yo no estoy de acuerdo con que hay menos autores nacionales. A lo mejor no habrá tantas obras de texto, porque hay una falta real de títulos de autores nacionales. Pero andá a decirles a los Midachi o a Les Luthiers que no son argentinos. A Pepe Cibrián, a Martín Bossi, a Carmen Barbieri. ¿Cómo le explicás a Flavio Mendoza que Stravaganza no es un espectáculo nacional? ¿Y a Enrique Pinti y Antonio Gasalla? Encima son los títulos más exitosos de la calle Corrientes. Después, lo que se tome como dramático o no dramático y lo que le guste a cada uno es otro tema.
–¿Creen que hay que ser amante del teatro para poder triunfar en esta profesión?
C. R.: –Estoy convencido de que sí. Para estar en este negocio, tenés que ser más teatrista que empresario y a la vez más psicólogo que teatrista. Porque nuestra mercadería, por llamarla así, son seres humanos. Los paracaidistas de la profesión, esos que duran poco, fallan porque no entienden eso y lo toman como algo netamente comercial.
J. F.: –Te tiene que gustar el teatro, sin duda, porque esta profesión parece fácil y divertida pero tiene muchas horas de trabajo encima, y si no te gusta, se te hace difícil. No es un negocio en el que sea fácil entrar. Tenés que tener una gran frialdad para poder aceptar que inevitablemente alguna vez vas a perder.
–Y particularmente, ¿les gustan todas las obras que producen?
J. F.: –Para nada. Hago mucho teatro que no me gusta. Otros productores sé que no, pero yo trato de hacer el teatro que le gusta a la gente, no el que me gusta a mí, porque a mí en definitiva lo que me gusta es producir teatro. Después tengo mis gustos, pero es algo mío como espectador, no influye en la inversión. Por eso soy bastante amplio y puedo hacer una revista, un musical, una comedia o una obra dramática.
P. K.: –Hay géneros o cosas que yo no hago porque no me gustan y porque en definitiva cuando uno hace cosas que no le gustan rara vez le salen bien. Dentro de lo que produzco hay cosas que me gustan más o menos, claro, pero no produzco revista, por ejemplo, porque no sabría cómo hacerla, me saldría muy mal. No tiene que ver con un juicio de valor, sino que es una cuestión de dónde se para cada uno.
–¿Cuál es su relación con el teatro independiente?
J. F.: –Tengo mucho respeto por el teatro independiente. Valoro el trabajo que hacen, son los que viven el teatro más crudo. Lo que sí, no veo tanto teatro de ese circuito. Es una deuda que tengo. Decidí producir mucha cantidad y eso no me permite poder ver muchos espectáculos. Pero, más allá de eso creo que el circuito comercial se nutre del independiente, toma de él mucha gente que luego es baluarte de sus producciones. En lo que no creo es en los prejuicios que hay de ambos lados hacia el otro. Todo es arte.
P. K.: –Yo soy público del teatro independiente, me gusta, me parece una de las características más vitales de la escena de Buenos Aires y una cantera de talento impresionante a nivel actores, directores y autores. Un lugar muy positivo para la vida teatral.
–Cuando se revisa lo que pasó del año se hace inevitable hablar de la temporada de verano. ¿Por qué creen que funcionó tan mal?
C. R.: –Hay que aclarar que funcionó mal en la costa atlántica. En Capital Federal el nivel de espectadores subió el 2% y en Carlos Paz el 1% con respecto al año pasado. Por eso no hay que hablar de que bajó el teatro, sino que bajó la costa en general. Particularmente, después de 38 años, sé medir cómo está la calle marplatense, los turnos de comida, el tránsito. Y este año hubo menos gente. Yo se lo atribuyo particularmente al clima, porque si fuera un problema económico no se explica lo que pasó en otras partes del país con la actividad. Pero si en octubre le decís a la gente que va a haber mal clima, la ciudad balnearia pincha. Y es lo que pasó.
J. F.: –Fueron muchas las variables para pensar lo que pudo haber ocurrido. Principalmente pasó que la gente fue menos días a Mar del Plata y tuvo menos noches para decidir qué hacer, y eso a nosotros nos mató. A la vez hubo mucha actividad gratuita y de bajo costo, estuvo el fútbol de verano, la Fragata Libertad. Un montón de variables que hicieron que la gente eligiera una opción de teatro y no dos o tres como otros años.
–¿No creen entonces que tuvo que ver con el precio de las entradas?
C. R.: –La entrada al teatro en Mar del Plata fue la plaza más barata en precio promedio per cápita comparado con Buenos Aires y Carlos Paz. No subió en relación con el año anterior.
J. F.: –No, porque aumentamos menos de lo que aumentó el costo de vida. El tema de que el teatro está caro está muy instalado y es difícil dar vuelta eso. Pero no considero que esa sea la razón principal. Porque de hecho a los espectáculos más baratos la gente tampoco fue y los que tuvieron más público fueron los más caros. Además, los precios de las entradas hace cinco años que no suben al ritmo que venían subiendo.
P. K.: –Estamos viviendo un proceso inflacionario y las entradas de teatro, como otros productos, suben porque suben los costos, los insumos, los sueldos de los personajes involucrados, los costos de la publicidad. Comparado con las necesidades más urgentes y básicas, el teatro es un bien secundario, lógicamente, pero comparado con muchas otras actividades creo que el precio de las entradas tiene su razón de ser.
–En medio de esta crisis del verano se habló de que el gobierno provincial, a través del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, que preside Jorge Telerman, otorgara subsidios a los espectáculos teatrales. ¿Por qué rechazaron masivamente esa propuesta?
C. R.: –En lo personal, no lo podría haber aceptado porque entiendo que el riesgo empresario no debe depender del Estado. Sobre todo cuando desde los años 50 hay una eximición de impuestos como contraprestación a que por ley los edificios teatrales no se puedan dedicar a otra cosa que no sea el teatro. Con las urgencias que sabemos que tiene la comunidad me parece que eso no estaba bien. No se puede ser capitalista para el éxito y socialista para el fracaso.
S. B.: –Sí me parece maravilloso que haya iniciativas para apoyar al teatro independiente, a grupos, salas y espacios a los que les cuesta mucho mantenerse. En ese caso cualquier iniciativa puede ser buena.
–¿Creen que la actividad teatral, por lo menos la comercial, puede crecer más o ya llegó a su techo?
P. K.: –Como todo, es un mercado que se maneja de acuerdo al contexto. Creo que puede crecer en tanto y en cuanto crezca la economía del país. Y también en cuanto nos preocupemos todos por renovar al público, por generar la buena costumbre de ir al teatro. Además el crecimiento o decrecimiento no sólo está ligado a lo que podamos hacer quienes trabajamos de esto, sino que también depende de los estándares de educación y formación del país. Si eso funciona bien, entonces probablemente el teatro ande bien.

Un colectivo actualizado
Cien años pasaron desde el impulso inicial que reunió, en 1917, a los productores artísticos de la escena privada porteña. Para Carlos Rottemberg, que hoy preside la Aadet, “en aquel entonces los congregó la profesionalización del campo teatral, que requería compartir saberes y plantarse como sector ante los desafíos de la actividad”. El empresario sostiene que hoy los nuclea la necesidad de ser un colectivo actualizado y con respuestas a los fuertes cambios culturales y tecnológicos que impactan en la tarea de hacer teatro y música en todo el territorio nacional. En Aadet, son 122 socios activos y ocho adherentes.
“Es una organización gremial, mutual y social. Gremial, porque entre otras cosas cierra los Convenios Colectivos de Trabajo con todas las asociaciones de teatro, el sindicato de músicos, el de maquinistas, técnicos y acomodadores. Mutual, porque otorga desde un subsidio por fallecimiento para los socios hasta una mensualidad que acompaña a los que lo piden para su medicina prepaga. Y también es social porque se preocupa por hacer un aporte a la sociedad. Hacemos un aporte mensual a la Casa del Teatro, instalamos el puesto de Tickets Bs. As. frente al Obelisco para que quienes no puedan pagar el precio completo de la entrada igual puedan asistir a los espectáculos y colaboramos con determinadas situaciones sociales, como fue la inundación de La Plata”, define Rottemberg.
La historia de la actividad
Para celebrar los casi cien años del primer impulso que reunió a los productores artísticos de la escena porteña, la Aadet publicó recientemente el libro Los productores. Historias de empresarios teatrales argentinos de todos los tiempos. Con investigación y textos de Carlos Ulanovsky, Susana Pelayes, Marcela López y Gabriela Kogan, el trabajo de casi 250 páginas reúne imágenes, nombres, anécdotas y datos que rescatan la historia de la actividad.
Se trata de libro con un fuerte valor documental, ya que alberga documentación de gran importancia, como por ejemplo los papeles de la constitución formal de la Sociedad Argentina de Empresarios Teatrales (que fue la primer congregación), al acta de empadronamiento de socios, archivos periodísticos de casi un siglo atrás y programas de mano, afiches y planillas de recaudación de emblemáticos espectáculos que pasaron por la calle Corrientes, entre otros documentos.
“Hoy Aadet revalida con este libro su compromiso con el quehacer teatral. Por más teatro, más música, más cultura, más trabajo. ¡Arriba el telón!”, expresa Carlos Rottemberg, presidente de la asociación, en el prólogo del libro.


sábado, mayo 18, 2013

CIEN RATONERAS


 Hace 30 años Venezuela era otra, pero la cartelera teatral de Caracas no tenía 50 espectáculos para los fines de semana porque el estallido del teatro comercial no había comenzado todavía  y es por eso que José Ignacio Cabrujas y Carlos Giménez coincidieron, con sus declaraciones ante la prensa, con una grave queja: el teatro venezolano se hacía únicamente para el fracaso, para unas 24 funciones y después había montar otra pieza que atrapara el público.
 Si estuvieran vivos tan legendarios personajes se asombrarían ya que Producciones Mimi Lazo pasó de 150 funciones entre enero de 2012 y mayo de 2013, para más de 40 mil espectadores en 40 semanas, al exhibir High, de Matthew Lombardo, con Carlota Sosa, Christian McGaffney y además Luis Fernández en el doble actor de actor y director. Y a este récord se suma ahora La ratonera, con 100 funciones entre agosto de 2012 y el 19 de mayo de 2013. ¡Se vive la época del teatro comercial!
RAZONES DEL EXITO
Algo ha pasado para bien, pues, en el ámbito teatral venezolano con algunos de sus montajes, como es el caso de la producción de Catherina Cardozo y Nohely Arteaga con la famosa  obra de Agatha Christie. Ellas  afirman que el éxito de un montaje  no depende necesariamente de los números o de que sea comercial o no, “si definimos como comercial el vivir de ella económicamente. Esto puede ser muy engañoso ya que la mayoría de los productores  de este país hacemos teatro con las uñas debido a que, entre otras cosas, no disponemos o no disfrutamos de un aparato cultural- llámese Ministerio o Estado- como la mayoría de los países civilizados, para apoyarnos, como es debido, en los gastos de producción, los cuales varían de una obra a otra dependiendo de la ambición artística de cada productor o del tamaño de sus uñas”. 
En el caso de La ratonera, agregan Catherina y Nohely, “nuestra ambición como productoras más que hacer dinero ha sido la de llevar al público un espectáculo de altísima factura y del Primer Mundo. Todo eso implica combinar un autor y una obra de probado éxito en otros países, una escenografía, música y vestuario de calidad, un equipo artístico y humano de primera, mucha publicidad y promoción y además en este caso, asociarnos con una sólida institución cultural como BODCorpBanca que nos dio su apoyo como coproductor y con quien también compartimos ganancias. Esto hace que una obra de mucha concurrencia y éxito artístico, paradójicamente no deje grandes ganancias debido a que el retorno de la alta inversión es lento y entre otras cosas depende del tamaño de la sala, los costos de boletería y el esquema de producción”.
Subrayan que, para lograr esta producción, “también tuvimos que lidiar con circunstancias adversas tales como: un espacio no convencional y difícil de adaptar, variación de precios y escasez de materiales a nivel nacional y además confrontar la visión austera y menos ambiciosa de Vladimir Vera, un director experimental tal vez acostumbrado a trabajar con menos recursos y en montajes de mucha menor demanda. Aun así, con todo lo acertado y lo adverso, nos ha permitido llegar a las 100 primeras funciones”.

INTIMIDADES
Catherina y Nohely coincidieron en la solicitud de los derechos de autor de La ratonera a través de Sacven y decidieron producirla juntas. “El elenco lo escogimos por su trayectoria en teatro y de acuerdo al perfil de los personajes. Creemos que la escogencia de los 14 actores que han pasado por el espectáculo  ha sido absolutamente acertada. Al director no lo conocíamos personalmente solo teníamos algunas referencias de su trabajo y quisimos arriesgarnos con él por sus montajes experimentales e innovadores. El dinero lo obtuvimos de patrocinios de empresas privadas, de amigos colaboradores y de nuestra fundabolsillo. El pago del elenco fluctúa de acuerdo a la taquilla y es bien equitativo. Todos trabajamos de forma integrada y casi a diario en promoción, ensayos y mejoras al montaje. No tenemos números exactos pero suponemos que hay más de 15 mil espectadores”.
La temporada de La ratonera finalizará en  BODCorpBanca  a mediados de Julio 2013 y ya están planeando una gira por algunas ciudades del interior.“Nuestro plan es seguir haciendo obras de suspenso y misterio, queremos explorar más el género, que ha tenido buena respuesta del público de Caracas”.
EN LOS AÑOS 50
La ratonera, la famosa  obra de Agatha Christie, escrita y estrenada en Londres en el   año 1952 ha permaneciendo en cartelera desde ese momento. La historia se desarrolla precisamente durante los años 50. Una joven pareja hereda una mansión y decide transformarla en una casa de huéspedes a la que llaman la Mansión Monkswel, ubicada en un pueblito cercano a la capital del Reino Unido. La mansión cobija a cinco personajes distintos unos de otros. El día de la llegada cae una gran nevada en la ciudad, manteniéndoles atrapados y aislados en la casona. Durante el encierro ocurren extraños acontecimientos que hacen que todos desconfíen de todos, creando así una atmósfera de misterio entre los personajes. Esta obra de suspenso, con cierta carga de humor inglés e intriga, es dirigida por Vladimir Vera (cuando no había sido designado director artístico del grupo Rajatabla) y con la participación de actores de gran trayectoria dentro del teatro y la televisión, como son: Gerardo Soto, Gonzalo Velutini, Malena González, Stephanie Cardone Fulop, Gabriel Blanco, Augusto Galíndez, Ignacio Marchena, Flor Elena González, Manuel Salazar y Catherina Cardozo. Ademas han formado parte del elenco Verónica Schneider, Martín Brassesco, Paula Woysechowsky y Nacho Huett. Se presenta en el BODCorp Banca Centro Cultural en funciones de viernes a sábados a las 8 pm. y domingos a las 6 pm.





Garbo en Caracas


El periodista  y dramaturgo Gustavo Ott (1963) impacta con su fábrica teatral. No hay otro como él y eso es grave para la encorsetada escena criolla. Actualmente, casado y con una hija preadolescente, vive para su oficio y es profesor en una universidad estadounidense. Aquí en  Venezuela es líder del Teatro San Martín de Caracas, donde hizo temporada su más reciente pieza, ya tiene 40, además de dos novelas: El hombre más aburrido del mundo, cuidadosamente dirigida por Luis Domingo González y excelentemente protagonizada gracias a José Gregorio Martínez, con el correcto apoyo de David Villegas, Héctor Caro, Jennifer Morales y Leonardo Gibbs, dentro del dispositivo preciso y polivalente, creado por  Héctor Becerra, y la iluminación acertada que resolvió Gerónimo Reyes.
El caraqueño Ott insiste en ser testigo de su tiempo y para El hombre más aburrido del mundo  hace una prolija creación, en ritmo de farsa, sobre la biografía del catalán Juan Pujol García (Barcelona,14.02.12/Caracas.10.10.88). Teje una sincrónica selección de rocambolescas aventuras del espía de Estados Unidos y el Reino Unido en su guerra contra el nazismo, para finalmente instalarse  en Venezuela y ser enterrado en Choroní. Hizo su trabajo de investigación porque no podía dejar pasar a tal personaje, apodado Garbo, entre los caraqueños y lo vincula con los teatreros de la época y lo usa, anacrónicamente, para un homenaje al gran Rodolfo Santana, fallecido el 21 de octubre de 2012.
Como críticos lamentamos que no haya más información y escenas  sobre  la vida de Pujol en Choroní, donde fue proyeccionista de cine, tuvo esposa y procrearon un hijo venezolano. ¡Aquí lo entrevistó el periodista José Pulido!
Ott sabe muy bien que el arte no se explica jamás y mucho menos el teatro, pero en el programa de mano de El hombre más aburrido del mundo él puntualiza  como su obra “nos dice que la historia no es más importante que el tema, que vivir es un intento para desarrollar la vocación, que el arte es una fuerza histórica y que el teatro puede y ha salvado al mundo… Juan Pujol García fue primordialmente un espectador como usted, un orgulloso miembro del público que nos dice que la realidad y la humanidad puede ser transformada con la herramienta más sencilla, general y colosal: la fuerza tenaz de la imaginación”.
El hombre más aburrido del mundo merece ser llevado al cine por aquello de la gran batalla de Estados Unidos y sus aliados para derrotar al nacionalsocialismo y además acentuar la habilidad del catalán que engañó a germanos, conquistó a ingleses y gringos, en unas épocas cuando no había computadoras  como tal, aunque  el gay Alan Turing estaba cerca, y los satélites espaciales eran una fantasía posible, porque los teutones tenían los cohetes para llegar al espacio planetario. ¡Ese guion y/o la película serían la coronación de Ott, quien por supuesto tiene a Hollywood en su horizonte!
Pero este atrevido texto de Ott no habría trascendido más allá de la anécdota parroquial sino trabaja el talentoso y joven José Gregorio Martínez (Caracas, 1978) en el rol protagónico. Él da verosimilitud al personaje de Pujol: impacta con el treintón habilidoso, tramposo y farsante, y asombra por aquel anciano que aburre a su familia porque no cuenta nada interesante. Este comediante egresó como actor de la Escuela Cesar Rengifo en el año 2000, pero ya desde los años 90 andaba con las hordas de Ott: debutó con el grupo Textoteatro en la obra Corazón pornográfico, hacia 1994, y desde entonces ha trabajado en 43 espectáculos, incluyendo Penitentes de Elio Palencia, Tres  noches para cinco perros y El hombre más aburrido del mundo de su mentor Ott y un montaje de José L. León ¡Ahora Garbo revive gracias a  su trabajo!

sábado, mayo 11, 2013

Sitiados a la venezolana


En una ciudad sitiada, los adultos Antonio y Esperanza  coinciden en el mismo refugio: lo que queda de un museo saqueado y tapiado a medias por los escombros. No se conocen, desconfían el uno del otro, pero no les queda más remedio que resignarse a la difícil convivencia que por momentos los acerca o los enfrenta. Pronto se percatan de la imposibilidad de escapar, porque los bombardeos, las ráfagas de ametralladoras y gritos les acercan la guerra. Atrapados, alternan intentos de humor, conversaciones absurdas, expresiones afectuosas y agresiones tratando de evitar un conflicto final que, eventualmente, ¡¡¡conducirá al desenlace…!!!
Así se resume el argumento de El sitio, obra teatral de José Antonio Barrios, de obvio contenido social, la cual lleva a reflexionar sobre la falta de solidaridad, el desencuentro y la intolerancia, y la cual además  advierte sobre lo que ocurre o puede ocurrir durante una conflagración o un conflicto.  
Barrios revela que El sitio es la quinta pieza que ha escrito. Fue premiada con el tercer lugar en un concurso en el Reino Unido; además, ganó una mención honorifica en el Premio Municipal de Literatura 2008 y una mención especial en el Premio de Dramaturgia Marita King 2008.
-¿Cómo nació El sitio?
-Es el resultado del Taller de Creación Literaria del CELARG 2007-2008 en el género de dramaturgia, un lugar de creación y aprendizaje donde nos nutrimos del talento y conocimiento que generosamente José Gabriel Núñez  nos ofreció y, por supuesto,  del talento, entusiasmo y creatividad de los demás integrantes del taller.  
-¿Cómo fue el proceso de escritura?
-El proceso se desarrolló intercambiando experiencias con los integrantes del taller anteriormente citado, pero también con entrevistas y encuentros con personas que han estado en situaciones límites por la intolerancia ante las diferencias sean de género, raza, clase social o ideología política.
-¿De dónde parte o en qué se inspiró?
-Para esta obra me inspiré en lo que pasa actualmente en muchos países del mundo y en el nuestro en particular; es una invitación a reflexionar sobre la crispación de una comunidad que puede culminar de manera sangrienta si se ve al que piensa diferente como enemigo ya que cuando esto pasa se polariza cada vez más el concepto del otro como amenaza. El sitio nos muestra parte de lo que somos, las consecuencias de la incomunicación e intransigencia de los individuos que conformamos este país y hasta donde somos capaces de llegar si no acudimos a valores firmes y vemos puntos de encuentro.
-¿Qué pasará ahora?
-A partir del viernes 17 de mayo tendremos temporada en el Teatro San Martín de Caracas con el montaje de Repico, bajo la acertada dirección y lectura para la puesta en escena de María Grazia. En este montaje actúo interpretando al personaje de Antonio, un visitador médico, al lado de Roberta Zanchi, como Esperanza
-¿Por qué aceptó actuar en su obra?
-Es la primera vez que actúo en una obra escrita por mí. Hasta ahora prefería ser espectador de mis obras para poder ver desde el público las reacciones del espectador con el texto, pero acepte la invitación del Repico y, particularmente, de María Grazia, para tener la experiencia de prestar mi cuerpo para materializar a uno de mis personajes más querido.
 -¿Su obra es abiertamente un alegato por la paz y un rechazo a las guerras?
-Siempre he creído en la paz y creo que los dramaturgos tenemos que crear obras que ayuden a reflexionar sobre el sinsentido de los conflictos bélicos.
-¿Se dice que se sabe cómo comienzan las guerras pero se ignora cómo terminan?
-Ninguna guerra termina bien ni deja resultados favorables para nadie.
-¿Qué ha pasado con su teatro?
Hasta ahora he tenido la dicha de ver representada casi la totalidad de mi producción dramatúrgica. Me siento muy contento porque tras cada montaje, tras cada representación en el escenario, las críticas favorables  del ojo especializado, que para mí es el público, no han cesado de sucederse. Algunas de mis obras han ganado premios que siempre son un buen estimulo para seguir escribiendo. Otras esperan por su publicación y puesta en escena, aspiro no se queden en el papel.
-¿Qué pasa con  el teatro venezolano que muy poco se le representa en su territorio?
-Lamentablemente son pocos los grupos de teatro en Venezuela  que montan autores nacionales. Quizá de la misma manera como se han abierto nuevos espacios teatrales y se han creado festivales tan exitosos como los organizados por Fundarte, hacen falta  políticas y eventos que estimulen la creación de espacios para la puesta en escena de la dramaturgia nacional.
-¿Es una problema de la dramaturgia o del sistema de producción teatral existente en Venezuela?
-Existen excelentes dramaturgos, especialmente nuevos, a quienes se le niega ver representadas sus obras y no por problemas de calidad de los textos sino debido en gran parte al errado sistema de producción teatral.
Un texto de éxito
-La primera puesta en escena de El sitio fue en el 2008 -recién escrita-, durante el último año de existencia del Iudet -ahora Unearte-. La dirección y actuación  estuvo a cargo de Wilfrido Sierra. Posteriormente, fui invitado en junio de 2009 al Festival de Autor / FESTEA. En ese evento la pieza fue montada por dos grupos y, por supuesto,  cada uno de ellos realizó una interpretación y una  lectura diferentes, con lo cual, el resultado en las tablas fue enriquecedor. ¡Eso sí!, respetando la esencia de la pieza. En esa oportunidad la dirección estuvo por parte de Wilfrido Sierra, de nuevo, con una puesta distinta a la mostrada anteriormente en el Iudet, que mereció buenos comentarios y el otro montaje de la obra dentro del FESTEA fue bajo la dirección de Jennifer Morales, un trabajo bien particular y creativo. En ese mismo mes Junio de 2009 se presentó en el Festival de Teatro Interclubes por parte del Club Santa Paula bajo la dirección de Manuel Valero y las actuaciones de Jonathan Collet y Trina Zavarce, nieta del recordado actor y cantante Néstor Zavarce. Más recientemente El Pequeño Teatro de Los Robles, en la isla de Margarita, culminó la temporada teatral 2012 con la  puesta en escena bajo la Dirección de José Salas Verde. Mi obra acaba de terminar temporada en la Sala Horacio Peterson de Unearte el pasado domingo 28 de abril  en un montaje del grupo  Repico.

Un David en Caracas


Miguel Ángel Buonarroti está en Caracas desde el pasado 30 de marzo. Lúdico se exhibe en la sala Humboldt (San Bernardino) para entretener y educar a intrépidos venezolanos interesados en saborear las vicisitudes existenciales del artista que desafió y derrotó a la Iglesia Católica Romana, comandada por el papa guerrero Julio II, y a un oscuro y siniestro sector de la sociedad italiana. Empeñados todos en detener el avance de las expresiones de las artes que pudieran afectar credos, humillar ignorancias y hundir mitos.
 La presencia del mítico artista (Florencia 1475/Roma,1564) es posible gracias al impactante espectáculo El gigante de mármol, obtenido por el buen autor-director Luigi Sciamanna y un conjunto de reconocidos actores como Elvis Chaveinte, Jorge Palacios, Marcos Moreno, Armando Cabrera, el mismo Sciamanna y la participación de nuevos comediantes -Carla Orive, Asier Brightman  y Daniel Torres- apuntalados por el  creativo vestuario de época  y la  fina realización, con el lujo de la Florencia renacentista, resueltos por  Eva Ivanyi y Raquel Ríos. Otra producción de “Cocó” Seijas, una exquisitez dentro del depauperado contexto vernáculo, auténtico regalo para quienes la ponderen.
El gigante de Mármol, ambientado en la Florencia de los años 1553 y 1554, recrea la controversial situación de Buonarroti (con 28 años) para salvar su David, ya terminado y nacido de un bloque de mármol de Carrara,  ya que la Iglesia, representada por el melifluo y amadamado cardenal Ildefonso de Manoforte, considera inadecuada  y contraria a la moral y las buenas costumbres que se muestre ante los florentinos una estatua de 5 metros de altura de un hombre desnudo, por lo cual propone que sea destruida. Pero la máxima autoridad civil, la Señoría de Florencia, decide adoptarla como símbolo de la nueva república, nacida tras derrocar a  la tiránica familia Medici.
Esa bien hilvanada controversia verbal, donde afloran las pasiones de sus personajes, especialmente del helénico bisexual Buonarroti (magistralmente encarnado por Chaveinte, especialmente en su monólogo central) que seduce al representante papal (¡Bravo Palacios!, sus casi 50 años en el teatro no son poca cosa), es la gran escena del montaje. Salvó la estatua  y la preservó para la historia del arte universal. Es otro complejo y denso debate sobre la belleza, el alma, el cuerpo y  la fe cristiana, donde el arte como tal derrota al Poder, representado por la Iglesia y advenedizos sectores de la intelectualidad y la economía plegados ante hipócritas  creencias  religiosas. Es, sin lugar a dudas, toda una valiosa empresa cultural que aporta el teatrero Sciamanna, quien también destaca como histrión. Ahí logra teatralizar la tenaz lucha que contra la irracionalidad dio Buonarroti. ¡Gran metáfora para todos los tiempos!
El gigante de mármol es la segunda obra que escribe Sciamanna centrada en el David de Buonarroti, pues antes dio a conocer La novia del gigante (2012), la cual cierra un ciclo de profunda investigación y depurada escritura dedicada al genio creador de obras capitales como la Capilla Sixtina, La Piedad, El Moisés y el propio David.
Este venezolano Sciamanna, inteligente y trabajador descendiente de italianos, hace el teatro más extraño y más original de esta comarca, y lo crea bien o al menos logra fruncirle al ceño a tanto diente roto que por ahí pululan.



miércoles, mayo 08, 2013

Vladimir Vera dirige al grupo Rajatabla

La parca, por accidentes  o enfermedades, o la temible hampa, se ha encargado de acelerar algunos procesos de cambios que en otros países son más lentos y menos traumáticos. Recordamos esto porque el tan esperado relevo teatral ya comenzó.
Nuevos actores, directores y dramaturgos se pelean los escasos escenarios caraqueños comerciales, desatando, como es lógico, angustias y alegrías por los que se marchan o se autojubilan y  ante los nuevos, los que llegan o empiezan a consolidar lo que han conquistado.
 En fin, a la noria de la vida, que es también la del progreso, no la detiene nadie y es ahora, precisamente, cuando el director Vladimir Vera (Caracas, 1978) ha sido designado como flamante director artístico del grupo Rajatabla, el cual preside el productor William López.
 Vera siempre nos llamó la atención porque es una máquina de buen trabajo artístico, tal como lo revela en este dialogo que aquí plasmamos, en ocasión de inaugurar la temporada 2013:
-¿Qué hizo para estrenar dos piezas en la etapa inaugural de la temporada 2013?
-¡Ensayar muchísimo! La primera es Rock n' Roll: La revolución de terciopelo de Tom Stoppard, obra maravillosa que mostré con Teatro Forte, mi grupo, y el apoyo de la productora Gladys Seco, y la otra es Los taxistas también tienen su corazoncito de Néstor Caballero; texto hermoso que históricamente va desde el gobierno del general Isaías  Medina Angarita hasta la presidencia  de Rómulo Betancourt. Para este último proyecto tuve el placer de ser invitado por mi querida amiga Jorgita Rodríguez (con quien ya había trabajado en el unipersonal "La tía Chucha"), que nuevamente confió en mí para levantar este monólogo que es protagonizado por el primer actor Cayito Aponte.  
-¿Cómo distribuye tiempo, vida y sentimientos entre los elencos de esas obras cuya telón de fondo es la política, invento de los humanos para dominar y/o manipular a sus congéneres?
-Bueno, la organización es vital para la realización del trabajo teatral. Y en relación al tema político, creo que es necesario en determinados momentos recordar el pasado y ver hacia otras fronteras, porque el ayer y la experiencia de los otros se convierten en determinados momentos en cercanos espejos de nuestra realidad. Aparte, tener el apoyo de dos productoras de primera línea como Jorgita y Gladys hace que el trabajo sea más fácil de afrontar.
-¿Qué le dicen a los venezolanos esas piezas?
En relación a Los taxistas... a veces es interesante repasar capítulos de nuestra historia para entender nuestra realidad. Y Rock and roll… es un paseo delicioso por los años de rebeldía de Europa (desde el 1968 hasta la desintegración de la Unión Soviética), la cual   nos habla de la caída de las utopías y como la historia de Europa tiene fuertes puntos de conexión con la realidad nacional. Hay un punto de conexión en ambas obras que va más allá de lo político y es que el amor es lo que realmente nos mueve, nos hace libre, nos da la fuerza para vivir; y ese amor (infinito, puro, eterno) está moviendo constantemente a los protagonistas de ambas obras.
-¿Cree qué el teatro sirve para algo en estos tiempos?
-El teatro habla. Y creo que en este momento es necesario hablar, gritar, generar posturas, crear debates, incomodar... Ese es nuestra tarea obligatoria como creadores 
-¿Cómo encuentra al teatro caraqueño y qué se puede hacer?
- Luce polvoriento y vestido como una virgen encorsetada. Hay intentos interesantes, sobretodo en creadores jóvenes,  de romper los discursos impuestos por las vacas sagradas y creo que poco a poco se está gestando un grupo que quiere arriesgarse, a no irse por lo seguro y ensuciarse. La búsqueda, la experimentación, el vértigo es la respuesta a esta crisis creativa. Países como Argentina se nutrieron de la crisis para hacer un  teatro de calidad. Creo que es la hora de tratar de dialogar con el público en un idioma moderno, fuerte, pero ante todo verdadero. Si el público escapa del teatro es por culpa de nosotros, los creadores. Tenemos que reconquistarlos con el riesgo, sin dejarlos respirar. Lo más importante: el teatro merece un estudio constante, no podemos solo mirar a nuestros ombligos. Cuando nos alimentemos de las últimas tendencias, nuestro teatro crecerá y volveremos al mapa mundial con creaciones de calidad.
 “Caracas puede y va a volver a tener un pulmón teatral. Existen personas que quieren nuevos retos y público que  espera por ellos. La renovación teatral se está gestando  con nuevos creadores en espacios no convencionales y buscando  la emancipación frente a las estéticas caducas; de tal manera que no me extrañaría que en los años venideros nos sentemos a hablar, y sea sobre un nuevo horizonte teatral sobre el que divaguemos”.
-¿El teatro copia a la vida o interpreta la vida?
-El teatro es vida. Lo que pasa en escena debe ser real, más que la vida misma. No creo en la actuación en escena. Trato de llevar a que los actores experimenten la otredad al máximo para que puedan dejarse invadir por esos mundos invisibles que detentan los personajes, dándole paso a que todo lo que veamos, sea verdad, que lo que siente el actor no sea impuesto, sino un tránsito emocional.
Vladimir Vera pide un poco de paciencia mientras estudia con William López la agenda de actividades con el grupo o la fundación Rajatabla.