sábado, abril 20, 2013

Mimí Lazo prosigue monologando


Mimí Lazo inauguró su era de exitosos monólogos feministas al encarnar El aplauso va por dentro, escrito y dirigido por Mónica Montañés y Gerardo Blanco López , aquel 7 de junio de 1996, en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas (ahora es la sede de Unearte).
Ahí plasma la saga de Valeria, 40 años, divorciada, madre de dos hijos y con una carrera profesional en ascenso. Espera la llamada del varón, con quien compartió algo más que una noche. Mientras transcurre su rutina de aeróbicos, y entre un ejercicio y otro, el espejo le ratifica la pérdida de la juventud, su miedo a la soledad, a darse cuenta que desde hace mucho tiempo solo vive para los demás. Lleva adentro...un silencioso aplauso por todo que lo hace, como es luchar denodadamente para sacar adelante a su familia y conquistar un espacio decente dentro de la sociedad en que se desempeña. Duerme sola y con frustraciones hasta conseguir que un verdadero hombre la haga feliz. No pierde las esperanzas de amar recíprocamente.
Mimí y Mónica  sueñan celebrar la función  5 mil de tan enternecedor unipersonal que trascendió fronteras. Mientras tanto la exitosa actriz estrenó su segundo monólogo, A mi gordo no me lo quita nadie,  el 29 de marzo de 2013, en el caraqueño teatro Municipal. Lo escribió Luis Fernández,  Elba Escobar lo escenificó  y está destinado a suscitar controversias públicas con algunas feministas, porque presenta a una hembra sumisa y totalmente entregada a los cirujanos plásticos para que la transformen y la mantengan joven y bella para su macho.
Nacida en Caracas el 23 de noviembre de 1954, Mimí Lazo (Ana María Lazo) es una trabajadora incansable y lo demuestra su empresa familiar donde emplea a varias connotadas actrices y actores, pues presenta espectáculos como A  2,50 la cuba libre, El último amante, Las quiero a las dos y Golpes a mi puerta, entre otros. Montajes que lleva a salas convencionales, bares, discotecas o salones de hoteles, bien en Caracas o en el interior del país. Hasta al exterior mercadea sus productos. Por tal incesante actividad se ha ganado la verde envidia de una parte del sector artístico, pero ella lo ignora y sigue con su trabajo, ejemplar además, y siempre convocando al público de todos los niveles y edades.
A mi gordo no me lo quita nadie  son más de 70 minutos de una tierna sátira sobre la sumisión  femenina. Es la vida de María, o Mariíta, con hijos, y empeñada en preservar a su marido, por lo cual calla sus reclamos ante la cadena de infidelidades que él ha celebrado a lo largo de sus décadas matrimoniales. Ella se transforma físicamente para mantener la unidad del hogar y así ha logrado, aparentemente, atarlo al tálamo, pero sabe que cualquier día desaparecerá o le pedirá el divorcio, mientras tanto espera tenerlo un tiempo más a su lado. ¡Lo ama!
Este espectáculo, finamente conducido por su amiga Elba y que le escribió su esposo de los últimos 18 años, como el pergeñado por  Mónica, impactan por la crueldad verdad de sus historias  y el singular verismo actoral que despliega  Mimí,  aunque sabemos que la realidad siempre supera la imaginación de los autores.
¿Por qué en esta Tierra de Gracia donde las mujeres han desempeñado siempre roles históricos, no hay más féminas como Mimi Lazo o al menos asoman por ahí entreveradas en los meandros de la farándula vernácula?

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