sábado, junio 09, 2012

Hijos del viento de Unearte


Unearte no es la suma de institutos universitarios que antes instruían en  teatro, música,  artes plásticas y  danza, los extintos Iudet, Iudanza, Iumusica y el Iuesapar.  Es una institución de educación superior con  enfoque y diseño curricular novedosos, la cual busca desarrollarse en conjunto, tras haber sido intensamente procesada con  docentes  y estudiantes que se interesaron, desde agosto de 2009, cuando emergió como Universidad Nacional Experimental de las Artes, la primera en su género  en Venezuela, en los espacios que ocupó el Ateneo de Caracas desde 1983.
Unearte –bajo la crucial rectoría de Emma Elinor Cesín- ha graduado varias promociones de ex alumnos del Iudet, a quienes hemos ponderado sus montajes de egreso, como ocurrió recientemente con Hijos del viento, exótico espectáculo del director Miguel Issa, el cual combina, creativamente,  fragmentos de  teatro de texto, rituales de teatro físico, dancísticos, bailes y  mucha destrezas  circenses, con impresionantes atmósferas  nostálgicas, apuntalada en una estrujante selección musical.
Desopilante evento escénico que además permitió, desde la sala Anna Julia Rojas, degustar las performances de cada uno de los 16 nuevos actores y actrices, especialmente de  Kevin Jorges, Albert Pérez, Simón Márquez y Dallas Aguiar por sus múltiples facetas, apuntalados estos por los solventes trabajos de Nayerling Anzola, Carmen Ascanio,  Lidsay Castro,  Oriana Dávila,  Julio César Marcano,  Edgar Mata,  María Fernanda Meléndez,  Xhiriat Quiroz, Luz Marina Sierra, Idelson Sojo, Muriel Tremont y Alexandra Vásquez, sus colegas. Es, pues, otra promoción de Licenciados en Teatro que deberá trabajar para estar siempre en escena, plató o estudio con sus roles de turno.
Hijos del viento es, en buen sentido del término, un delicioso batiburrillo con una columna literaria nostálgica y reflexiva sobre el mítico río de la vida, integrada  por 15 poemas y fragmentos de textos de autores europeos y venezolanos, los cuales plasman mundos paralelos, fiestas foráneas, ferias  y un circo total poblado por inmigrantes de lejanas tierras, seres errantes en perennes despidos o incesantes desprendimientos o en un ir y venir que culmina con unos  albos teloncillos que los cubren para siempre.
Son un puñado de cómicos que crecieron y murieron, ofreciendo  lo que recibieron y reviviendo siempre con la energía del espectador, como dice el director  Issa, sólido artista del teatro, a quien conocimos con Árbol que nace torcido memorable montaje con la agrupación Escena Caracas.
Este montaje de egreso  del 2012 es, sin duda alguna, una propuesta teatral fascinante que aborda la palabra  poética y la integra a 16 intérpretes expresivos quienes se fusiona con un trabajo plástico y sonoro totalmente conmovedor como pocos hemos visto en la sala Anna Julia Rojas.
La  mejor definición de Hijos del viento la hace la rectora Cesín al recordar la poesía árabe sobre “los hijos del viento que lanzas a la vida con la certeza de que sabrán como abrirse camino, también con algo de miedo por lo que puedan encontrar”.
Y, como todo espectáculo teatral que se respeta, Hijos del viento se logra también por la indispensable participación de 13 productor@s, 8 diseñador@s y 7 estudiantes de artes plásticas y artes audiovisuales. Son técnic@s  fundamentales para el acabado final del montaje. Todos son trabajadores artísticos  con una precisión y un lujo profesionales, quienes, junto con los actores y actrices, tendrán toda una vida para demostrar  sus talentos para el teatro venezolano, además.

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