domingo, agosto 01, 2010

Arráncame la vida

Las vocalizaciones inconfundibles de Toña La Negra y el compositor Agustín Lara, que transmutan en sangre y sentimiento al tango Arráncame la vida, son algunos de los inolvidables acompañamientos musicales del dramático espectáculo Arráncame la vida, creado por el director Román Chalbaud y los actores Aura Rivas y Frank Silva a partir del texto de Elio Palencia, el cual hace temporada en la sala Horacio Peterson de Unearte. Es la saga de Nubia Linares viuda de Téllez, madre provinciana que, en lejano y olvidado Puerto Cambur, recibe la inesperada visita de su hijo Andrés, afectado por el Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) y sumido además en peligrosa crisis afectiva por la (in)esperada muerte de su compañero íntimo, el payasito Sebastián.
Amor de madre
A 13 de años de su estreno -sala Rajatabla, bajo la conducción de Chalbaud y con las caracterizaciones resueltas por Aura Rivas y Gregorio Scala- en el Arráncame la vida del siglo XXI no sólo fue sustituido un actor, sino que se acentuó el minimalismo de su novedoso y cinematográfico montaje (por aquello de la composición de las escenas, como si cada una fuese un fotograma congelado), el cual exhibe gratuitamente para el público en Unearte.
Ahí, entre los mínimos trastos de una casucha modesta y una cama, la maestra jubilada recibe la visita intempestiva de su unigénito, joven artista que reside en la capital, afectado por una grave infección gástrica y con extrañas aprensiones. Todo eso despierta en ella la necesidad de informarse, comprender, ser proactiva, enfrentarse a la intolerancia de su pueblo ignorante y prejuicioso, y, sobre todo, lidiar con los fantasmas y temores de su hijo, que le pide le ayude a morir. La madre intenta hacerle entender que la sombra de la muerte en ocasiones se nos aparece para que ilumine más la vida y luchemos más por ella. ¡Y al parecer ella logra su objetivo…como lo anhela el angustiado público!
Obra sin máculas
Magistral resulta este texto de Elio Palencia (Maracay, 13 de diciembre de 1963) por el trabajo de filigrana que hace para darle una estructura circular, que le permite contar y recontar el drama de la madre anciana que lucha para aceptar, como al final hace, que se quedará sola porque su vástago se marchará antes de tiempo… si él no lucha para detener el proceso del Sida, no sólo en lo físico sino también en lo psicológico. Maravilloso teatro didáctico para padres, madres, hijos y todos aquellos que les interese aprehender cómo actuar ante tal pandemia.
La pieza no tiene máculas, pese a ser un sensacional monólogo con apoyos, y se transforma en ejemplar y dinámico ejercicio de dos interpretes gracias a la habilidad del director. Chalbaud logra la intensa y asombrosa entrega de la veterana primera actriz Aura Rivas, como la maestra Nubia, y la tarea del bien capacitado y medido actor Frank Silva en su casi fantasmal y por ende difícil Andrés. Estremecedor cóctel de hiperrealismo y surrealismo escénico que ellos logran servir para embriagar a la audiencia. ¡Oportuno teatro contra el mortífero Sida!
Arte contra el Sida
En la sala de Conciertos de Unearte, durante el pasado mes de enero, Julio Bouley abrió la temporada 2010 con su unipersonal Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después/ Testimonio teatral en 7 tiempos. Aleccionador espectáculo que trajo de nuevo la temática del Sida, la cual, desde las últimas décadas, es utilizada por casi todos los artistas del mundo con variadas manifestaciones de sus creaciones, bien sea literarias, audiovisuales, dancísticas o teatrales, entre otras. Elio Palencia, Marco Purroy y Johnny Gavlovski (1990) y David Osorio Lovera (1991) llevaron al teatro, como elementos dramáticos de sus piezas, a personajes afectados por el Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida, el cual amenaza a la humanidad entera, sin distingos de costumbres amatorias, y/o sexuales. Esos venezolanos, más otros que aparecieron después, preocupados ante el peligro que se cierne sobre la libertad de los seres humanos para amar con toda intensidad posible, se fijaron en ese tema del Sida y optaron por escribir y mostrar Anatomía de un viaje, Habitación independiente para un hombre solo, Hombre y El último brunch de la década. Esas piezas, junto a las del precursor Amado Naspe, son las primeras que se exhibieron en Venezuela. A esa respetable lista que prosiguió aumentando, el trabajo de Bouley se sumó y le hizo antesala al contemporaneizado Arráncame la vida. ¡El Sida está ahí, agazapado, esperando victimas, tratando de impedir que los seres humanos se amen!
Luz para la diversidad
Elio Palencia no duerme ante el éxito de la película Cheila, una casa pa’ maíta, pues es el primer guión que escribe, precisamente a partir de su pieza La quinta de Dayana, ya que su teatro aborda temas que van desde el Sida hasta la transexualidad, la homosexualidad y otros más. Defiende lo que pergeña porque la pantalla y las artes escénicas son espacios posibles para que “salga a la luz la diversidad que somos. Las minorías son parte de nuestra sociedad, la enriquecen y deben ser respetadas”. Debutó como dramaturgo durante la temporada caraqueña de 1990, cuando el Centro de Directores para el Nuevo Teatro le montó “Detrás de la avenida”. Desde entonces ha escrito y/o presentado: Habitación independiente para hombre solo, Penitentes, Arráncame la vida, Un patio, dos islas, De bodas, Carmiña, una yegua de otra tierra, Pasajeros, Doña Bárbara, la perfecta ama de casa, ¿Niña o hembra?, Anorexia, rapsodia náutica, Del alma querida, Mi hermano José Rosario, La reina del soufflé, Fronteras, Campeones, Escindida, Sintonía o... ¿hay un extraño en casa?, Secuestro rosa, Camino a Kabaskén y Oasis Pub. Además de Promoción honor a mis padres, que será estrenado por el grupo Rajatabla.


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