viernes, mayo 07, 2010

El teatro del exilio

Ostracismo, deportación, exilio o autoexilio son palabras que sangran y enseñan lo mismo: soledad y desasosiego para quienes llevan tatuadas en sus cuerpos tales cruces vejatorias contra sus derechos humanos. Los griegos consideraban que eran los máximos castigos a que podían someter a los seres humanos; para algunos eran peores que la muerte y otros reconocían que eran muertes en vida. Los chilenos que combatieron al régimen de Pinochet predicaron que el exilio es una violación a los derechos fundamentales de la persona que pone en grave riesgo su integridad física y psicológica, es factor desintegrador de la familia y elemento de fractura de la unidad social de una nación. “Ninguna circunstancia permite justificar su existencia o atenuar sus consecuencias: el exilio es una forma de represión específica de un Estado totalitario contra un sector de la sociedad”.
El teatro, cara disciplina que ahora nos ocupa, tiene centenares de piezas sobre esa temática, pero cuando teatreros o espectadores han sufrido o viven el exilio o el autoexilio, los rituales de su representación o de la contemplación de algunas de esas obras conllevan siempre un desgarramiento intimo catársico o depurativo, pero también desatan iras y agudizan contradicciones que pueden hasta generar colapsos con pronósticos reservados.
Y es por eso que ahora ponderamos otro valioso espectáculo teatral sobre el exilio, ya que el periodista Andrés Correa Guatarasma (Caracas, 21 de febrero de 1972) escribió Mientras te olvido, el cual, gracias a la especial y creativa versión escénica de la directora Virginia Aponte, hizo una primera temporada de ocho funciones en la Universidad Católica Andrés Bello, contando con el comprometido y respetable respaldo actoral de Soraya Siverio, Ellen Andara, Unai Amenabar y Leo Van Schermbeek.
Mientras te olvido, creada después que Correa Guatarasma fusionara varias ideas que pululaban en su cabeza con conmovedoras propuestas ensayísticas presentes en tesis de estudiantes de la UCAB sobre el exilio cubano, los desplazados colombianos y los croatas en Venezuela. A comienzos del 2009, esas ideas sueltas empezaron a cuajar en forma de tres personajes y, en una semana, estuvo lista su fantástica historia de amor entre una pareja de exilados separados por una revolución y quienes se reencuentran, años después, en Miami.
Clave cubana
Lo que nunca esperó Correa Guatarasma es que la directora Virginia Aponte (Cuba, 61 años) ambientara o desarrollara su pieza dentro de un contexto cubano y además que sus personajes tuviesen el acento isleño, gracias al talento de sus actores, hasta convertir Mientras te olvido en el melodrama de un matrimonio afectado fatalmente por la revolución castrista. Esta versión escénica nos evoca al señor Montoya saliendo de su casa en La Habana para comprar pan, pero tardará seis años para reencontrarse con su esposa Celia, en Miami. Esa pareja de exiliados develan así el misterio de su extraña separación. Frustraciones y creencias políticas afloran en esa jornada intensa, aquel lunes, 12 de octubre de 1992, cuando se logran resumir las vidas de tres personajes y pululan reproches, dudas y revelaciones en pos de una redención que solo podrían concederse mutuamente, mientras afuera el mundo celebra el Quinto Centenario de la llegada de Cristóbal Colón a las Indias Occidentales.
Pudo la directora Aponte realizar una lectura ecuménica o neutra, teniendo en cuenta que el exilio o el autoexilio es “la moneda” más común o el castigo que más se usa en este balcanizado continente. Lo hizo “a la cubana”, porque, según explica en el programa de mano, sus cuatro hijos venezolanos le dieron ya cinco nietos y porque aún espera para ir a Varadero donde jugó en su infancia. ¡Somos de la misma materia de los sueños!
Hay que exaltar la valentía de la artista Virginia Aponte para mostrar su trabajo altamente comprometido con su cubanidad, sin caer en excesos. Labor preciosista y acentuada por las actores que se asumieron como cubanos, todo un conjunto de comediantes profesionales en cualquier escenario.
Creemos que la estructura y la poesía de Mientras te olvido merecen más experimentaciones escénicas en pos de otros auditorios que la pueden evaluar, ya que el dramaturgo utiliza recursos depurados y excelentes, como jugar con personajes fantásticos en medio de contextos reales, tal como la presencia de Montoya, quien se suicidó muchos antes de su encuentro con Celia, pero que la acompaña precisamente en momentos cruciales para ella y la familia formada con sus hijos, uno afectado por la drogadicción y otro con intenciones de desposarse. Un mecanismo teatral válido por su estremecedora humanidad, tal como lo hace Arthur Miller en su magistral pieza La muerte de un viajante, cuando Willy Loman se reencuentra con el fantasma de su hermano. Es una pieza universal y válida mientras existan exiliados en el mundo
Es una hermosísima obra sobre una temática que no es ajena para nosotros. También somos exiliados y llevamos 41 años sin regresar, porque nuestro pasado se lo llevó esa perpetua tempestad de sangre y violencia… y porque seríamos extranjeros en el que era nuestro terruño y ahora es de otros. Alguien, nos enseñó que todos los seres humanos somos exilados en este miserable planeta, y al parecer tenía razón, aunque el amor, cuando se consigue, suaviza la espera por la última cita.
Cubanicidad
Virginia Aponte hizo una pieza musical paralela. Este recuento de la cubanicidad no podía arrancar sin la voz y el danzón de Barbarito Diez. Eso permite un cierre muy emotivo, cuando saludan los actores, vuelve Barbarito en “Guántanamera” y se mezcla con “Rondalla venezolana” y “Alma Llanera”, que significan para Cuba y Venezuela: Patria. Lo demás que se escucha es Benny Moré en el guateque donde comienzan esos amores y la música de Lecuona se convierte en leit-motiv de la pieza, ''Siempre en mi corazón''. Lecuona murió en el exilio a principios de los 70 en las Canarias...y por último Celia Cruz, con el clásico de Luis Aguilé, ''Cuando salí de Cuba''

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