jueves, enero 29, 2009

"Las criadas" de Jean Genet siguen vigentes

En ese auténtico “ateneo de la comunidad” del suroeste, o sea en el Teatro San Martín de Caracas (TSMC), se presenta la agrupación Pathmon (fundada hace siete años) con su positiva versión escénica de la popular pieza Las criadas, del ex ladrón, homosexual e intelectual francés Jean Genet, correctamente actuada por Maigualidad Gamero, Yhoana Bello y además José Gregorio Franquiz, quien es director del espectáculo.
Las criadas está inspirada en un sórdido crimen ocurrido en Francia, cuando dos mujeres que acompañaban en una casona a una encopetada señora, terminan involucrándose en su asesinato, tras celebrar un extraño ritual de transferencia de personalidades. Es una recreación de la historia criminal de las hermanas Christine y Lea Papin. Se trata de un texto de Genet, entregado en 1947, donde se realiza un juego cuyas reglas son la crueldad extrema, en donde las cachifas o sirvientas asumen la personalidad de la dama y al final se eliminan, ante la imposibilidad de ser como a la millonaria a quien sirven, ante el fracaso de convertirse en la otra dama de alcurnia y poder.
No es una pieza fácil de asimilar si se pretende explicar ese juego de las dos mujeres, ese teatro dentro del teatro, como un simple ritual de unas locas. Hay que sumergirse en la estética de Genet- París, 19 de diciembre de 1910/ París, 15 de abril de 1986- que procuraba la rebelión de los oprimidos, como lo fue predicando en toda su posterior producción intelectual, en sus ensayos, novelas y más piezas teatrales, llegando incluso a ser exaltado hasta por el mismo Jean Paul Sastre.
Se trata, pues, de una pieza conmovedora, “dura” como dicen los colombianos, en la que Genet planteó una gran parte de la intransigencia y marginación que llevaba dentro, porque la vivió y hasta tuvo que prostituirse para sobrevivir. Es un texto oportuno para estos tiempos cuando las desigualdades sociales ya no se pueden ocultar ni disfrazar más, ni achacar únicamente a los demás.
Para algunos teóricos, Las criadas no es otra cosa que una materialización del odio y la envidia del explotado por su incapacidad de ser el explotador, el no aceptarse como lo que es y pretender ser infiel a su propia condición social.
Resulta confortante encontrarse con un montaje de tanto compromiso ideológico como el que exhibe Pathmon, un trabajo artístico que además esta bien resuelto por sus intérpretes, personas de comprobada capacitación y ejercicio profesional. Un terceto de artistas jóvenes que está asumiendo un compromiso ideológico públicamente, algo que asombra en estos tiempos de tantos encubiertos o enmascarados.
Y Pathmon no está haciendo precisamente proselitismo político, sino mostrando en lo que creen y por lo cual luchan. Y por eso creemos que el público debe seguirles la huella para aplaudirlos o acompañarlos hasta donde lleguen.

martes, enero 27, 2009

Jane Fonda investiga obsesión de Beethoven

Por primera vez un dramaturgo venezolano exhibe y dirige una de sus obras en el exclusivo sector neoyorquino de Broadway. Es Moisés Kaufman (Caracas, 21 de noviembre de 1965) quien presentará su drama psicológico 33 Variations, a partir del 9 de marzo, en el Eugene O'Neill Theatre, producido por David Binder. Ahí, la primera actriz Jane Fonda encarna a la investigadora musical Katherine Brandt obsesionada por una difícil etapa de Ludwig van Beethoven, cuando él creó sus mejores partituras de piano a partir de un vals del vendedor de música Antón Diabelli.
33 Variations, estrenada en el Arena Stage de Washington, durante la temporada de 2007 plasma a Beethoven entre los años 1819 y 1824, lapso que dedicó, aupado por la obsesión y la curiosidad, además de la necesidad económica, entre otras cosas, a la creación de las Variaciones Diabelli, tal como lo concibió el dramaturgo y director Moisés Kaufman. “En el arte es imprescindible la curiosidad, porque nos lleva a investigar más y más, con lo cual se acrecienta la obsesión. Eso pasó con Beethoven al investigar la partitura del vals que Diabelli propuso a los más importantes compositores de Viena para que hicieran sus respectivas variaciones. Él, al principio, lo desechó, pero después se obsesionó de tal manera que le hizo 33 variaciones. Mi obra aborda precisamente eso y porqué lo hizo. Por supuesto que no es una aproximación histórica como tal, sino una pieza de teatro donde la realidad se combina con la ficción”, afirma Kaufman.
-¿33 Variations cambió desde su estreno?
-Mi texto nunca ha sido cerrado, lo he continuado revisando y para este montaje tenemos tres actores nuevos en el elenco y eso ha significado un especial trabajo, especialmente con Jane Fonda. La pieza tiene nuevas escenas, ha seguido creciendo y no estará lista hasta el 9 de marzo, cuando se estrena, después de cuatro semanas de previous, que comienzan el próximo 9 de febrero. Ahí además trabajan Don Amendolia, Zach Grenier, Colin Hanks, Susan Kellermann, Samantha Mathis, Erik Steele y la pianista Diane Walsh.
-¿Qué le significa 33 Variations?
-Esta es, por ahora, mi pieza más personal. Ahí le digo al público lo que le sucede a un artista cuando se obsesiona por un tema o un proyecto de creación. Ahí presento a Beethoven entregado de lleno, durante tres años de su vida, a crear sus variaciones sobre la partitura de Diabelli, mientras que la investigadora musical Katherine Brandt, sin preocuparse de su salud que es delicada, también se obsesiona por esa difícil etapa del compositor. Llamo la atención sobre lo que ocurre con la vida de un creador cuando se entrega de lleno a su acto artístico y vive así muy intensamente. Yo me identifico con varios de los personajes de la obra, especialmente con Beethoven y Katherine, con el creador y la investigadora. A mi me emocionó la historia de esa faceta de la vida del legendario músico y he estado durante los últimos tres años de mi vida dedicado a estudiarlo, tal como lo hace Katherine.
-¿Se transforma cuando dirige?
-Cuando entro a una sala de ensayo de inmediato se agudizan mis sentidos y me sumerjo en una especie de atmósfera que solamente es comparable como cuando se participa en una ceremonia religiosa. Se trata de un ritual y la sala es mi templo y ahí yo me siento inmensamente feliz, o sea que es una experiencia inmensamente espiritual. Es un momento cuando yo soy mi mejor yo. Siento que tengo más paciencia que en el mundo real o exterior, tengo mucho mas inteligencia, y me se comportar mejor que afuera de la sala. Ahí mi vida no es solamente más intensa sino también más pura y más definida
-¿Es cierto qué por primera vez llega a Broadway la obra de un venezolano?
-Sí, la dramaturgia venezolana llega con mi texto a este sector tan exclusivo del teatro mundial, pero yo como director había debutado con una pieza que fue premiada, como es I am my own wife de Doug Wright, espectáculo que después llevamos al Festival de Caracas
-¿Después de largos 20 años de vida en Estados Unidos aún se considera venezolano?
-Claro que sí, y eso será hasta siempre, hasta el día que me muera.
-¿El éxito no lo ha llevado a trocar el gentilicio?
-Ese tipo de cosas no es conmigo. Mi venezolanidad está muy adentro. Y eso además me hace feliz y diferente al resto de mis colegas aquí en Estados Unidos. Siempre añoro las playas de mi país, entre otras cosas.
-En Venezuela quieren verlo al frente de una producción criolla. ¿Usted consideraría la posibilidad de dirigir una pieza o dictar un taller?
-Algún día podré desarrollar y exhibir un proyecto artístico en mi país. También podría dictar unos talleres de actuación, para lo cual en Caracas tendrían que seleccionar los artistas. Eso sería para que lo organizara y lo realizáramos con la Compañía Nacional de Teatro, por ejemplo.
-¿Cuánto tiempo utilizaría para un taller de actuación?
-Podría ser durante una semana, pero no más tiempo. Tengo agenda propia y además comando un grupo que me exige, el Thectonic Theater, al cual fundé en 1991.
-¿Qué viene después de la temporada en Broadway?
-Tengo varios proyectos, pero los primeros están centrados en un montaje que haré en Los Ángeles, con la pieza de un autor estadounidense, dotado de hermosa poesía. Voy a reestrenar el espectáculo Un brazo que mostré en Chicago, a partir de una obra de Tennessee Williams, y quiero hacer la versión cinematográfica de 33 Variations, donde Jane Fonda estaría en el personaje principal y apoyado por la gente del Festival de Sundance. Eso, es por ahora, lo más urgente

Allende 2009

Cuatro años necesitó el dramaturgo y periodista Rodolfo Quebleen para ver y escuchar en castellano su ópera prima Allende, la muerte de un presidente. Ese encuentro emocionante fue precisamente el jueves 22 de enero en la sala 1 del Celarg. Ahí, a lo largo de 60 minutos, el primer actor Roberto Moll (Lima, 1948) nuevamente dio vida teatral al primer presidente socialista de América, cuando, cercado en su despacho del Palacio La Moneda y armado con la Constitución de la República de Chile y un fusil, intentó detener al Golpe de Estado que liderizó el general Augusto Pinochet, durante las aciagas siete horas y media de aquel martes 11 de septiembre de 1973. Triunfó la fuerza, sí, pero no la razón y los chilenos, después de 17 años, sacaron al dictador y reiniciaron otra procelosa marcha por las alamedas en pos de una democracia posible.
Rodolfo Quebleen (Rosario, Argentina, 1938), quien reside en Estados Unidos desde hace 44 años, realizó una investigación periodística sobre el último día en la vida de Allende y se entregó en 2005 a la escritura en inglés de su unipersonal, el cual fue estrenado el 16 abril de 2006 en el Theater for the New City, sala del circuito Off Broadway de Nueva York. Esa producción vino a Caracas en septiembre de ese mismo año y se exhibió en el Festival de Monólogos.
La austera representación teatral, propuesta por el autor y obtenida con ejemplar sencillez en la producción caraqueña, se basa en anécdotas y pasajes verídicos de la vida de Salvador Allende. Ahí están sus recuerdos juveniles, sus estudios de medicina, su esposa Tencha, sus tres hijas y su secretaria Payita, con quien mantuvo una relación más allá del ámbito laboral. Todo eso vuela a su mente mientras decide su destino final, pues por encima de todas las cosas sabe que los traidores nunca serán dueños de su verdad y su destino
Gracias a Mimí Lazo, en la producción, y a Luis Fernández en la dirección, se efectuó el estreno mundial en castellano de Allende, la muerte de un presidente, durante el pasado mes de octubre, y además logró realizar unas 15 funciones en Caracas y varias ciudades del interior de la república. Ahora inició su temporada 2009 en el Celarg, buscando atrapar a las nuevas generaciones para que puedan acercarse a la historia y degustar el pensamiento de esa figura tan relevante de la saga americana y conocer así un poco más de los últimos instantes de su vida.
Es, por supuesto, una drama político, pero más allá de eso, que puede ser vituperado o aplaudido, esta el hecho de la digna y ejemplar conducta de un ser humano que no pactó con el enemigo y quien optó por inmolarse antes que negociar con sus ideas.
Sin duda alguna, el otro gran protagonista del espectáculo es Roberto Moll, quien ha logrado captar la esencia de su personaje y se entrega de lleno a su performance, llegando incluso a estremecer por la fuerza del mismo personaje. Todo esto es apuntalado por la depurada y cinética puesta en escena que logró el director Fernández, un arquitecto que devino en actor y ahora incursiona con criterios muy personales en la puesta en escena de esos espectáculos que verdaderamente lo estremecen, como antes lo hizo con Golpes a mi puerta, de Juan Carlos Gené, una pieza de relevante denuncia política.
Pero el gran ganador de este espectáculo viene a ser el autor, todo un veterano periodista -comenzó a los 16 años- que ha insistido en las difíciles lides teatrales y ahora está viendo su primera cosecha, aunque luchará para contemplar también en escena su pieza sobre Eva Perón (Mimí Lazo quiere hacer ese personaje), la legendaria dama que pudo haber salvado a la nación argentina de las crueles vicisitudes vividas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Al parecer, Rodolfo Quebleen está obsesionado por esos personajes latinoamericanos que, cual seres del teatro griego, lucharon para redimir a sus pueblos pero perecieron en el intento, cual versiones contemporáneas del mítico Prometeo. Primero lo hizo con Allende, ahora viene con Evita y después será Ernesto “Che” Guevara. ¡Qué los dioses lo cuiden!

sábado, enero 24, 2009

Revocado gobernador loco

Porque su loca bragueta no respetó a la mujer ajena, con una copa de vino emponzoñado enloquecieron al adúltero gobernador de la Provincia de Venezuela, generando así un inusitado conflicto político y social en esa Caracas colonial.
Así explica el escritor Eduardo Casanova Sucre (Caracas, 1939) el origen de su Chirimoya Flat, una comedia en un acto con seis escenas, la cual será producida y exhibida por La Maquina Teatro, bajo el comando de José Tomás Angola Heredia, a partir del próximo 15 de abril en el auditorio Emil Friedman.
La Maquina Teatro, con 13 años de labores y no menos de 12 montajes de importantes autores nacionales e internacionales, presentará por ahora cinco funciones, bajo la producción de Carlos Silva y José Luis Morenza. “La obra llegó a nuestras manos y con ella la idea que inspira el montaje de la misma: producirla y estrenarla en una primera temporada a beneficio de la Asociación Cultural Emil Friedman, en reconocimiento de la estupenda labor que adelanta esa institución. Después se llevará a otros escenarios”, asegura el director Angola Heredia.
La guasa y la rochela son acompañantes permanentes del carácter del venezolano, asegura Casanova Sucre, y es por eso que, desde las mojigangas hasta los sainetes, el humor ha sido el catalizador perfecto para todas las desventuras que hemos sufrido en esta Tierra de Gracia. Y los escenarios han sido espacios oportunos para el acto de sublimación que es la risa. “Por eso escribí Chirimoya Flat, valiéndome de una anécdota históricamente padecida por los habitantes de la Caracas del siglo XVIII. La farsa nació de una investigación histórica y un tanto de creatividad que aún me queda”.
En su libro de crónicas, aún inédito, Cien momentos de Caracas, Casanova Sucre describe la historia de un Capitán General de la Provincia de Venezuela que terminó por ser el primer extraviado en el poder. “En 1703, después de cuatro años de mando, el gobernador Nicolás Eugenio Ponte y Hoyo dio claras muestras de trastornos mentales, por lo que los alcaldes Juan Nicolás de Ponte y Diego Tello Pantoja pidieron que el Ayuntamiento considerara la situación del mandatario”.
Se decía que Ponte y Hoyo, a quien apodaban El Hermoso y además tenía fama de mujeriego, había sido envenenado o embrujado por un marido burlado, y hasta se mencionó a la bruja indígena Yocama. “Varias veces trató de salir desnudo a la calle y decía además los más tremendos disparates, pero ninguna autoridad se decidía a declararlo loco, lo cual se produjo más tarde, pero no por lo que hubiera sido razonable, sino porque no oía misa ni asistía a las fiestas votivas o de tabla, que llegaron a verse desiertas”.
El Ayuntamiento de Caracas, en algo que puede considerarse uno de los precedentes del 19 de abril, resolvió investigar y declarar a don Nicolás en estado de demencia e incapacitado para gobernar, y sustituirlo por los alcaldes, en cumplimiento de lo que había dispuesto, para casos como ese, una Real Cédula del 18 de septiembre de 1676. “Ponte y Hoyo fue pues el primer gobernante venezolano que se volvió loco en uso del poder. Fue destituido o revocado por insania mental”.
Aclara Casanova Sucre que el nombre de Chirimoya Flat proviene de un merengue, todo un anacronismo musical, que interpreta el loco gobernador para exaltar las virtudes de la fruta tropical, y no porque lo hayan embrujado con su blanquecina pulpa. La historia reitera que el brebaje se lo pusieron en una copa de vino y así la maldad quedó hecha para siempre.
El director Angola Heredia, tras comentar que el autor ha construido una magnifica farsa llena de erudición, un texto inteligente y reflexivo, reconoce que en La Máquina Teatro no dudaron ni un momento en asumir el compromiso de su puesta en escena.
Informa que, “a disgusto de quienes no escogimos” lograron reunir un selecto grupo de histriones, respetados y premiados en nuestros escenarios, juntos por vez primera en este espectáculo. Ellos son: Laureano Márquez será el gobernador Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyos. Emilio Lovera es Yocama, la bruja. Crisol Carabal es Ana de Campos y Rojas de la Cueva, la adúltera. Levy Rossell, que había hecho de todo en el teatro, ahora encarna al cornudo Próculo de la Cueva. Luis Carreño es Chupicio de Filón, el alcalde. Liliana Meléndez como María, hija de Yocama. José Roberto Díaz es Vergamón de la Plaza, el otro alcalde. El mago Sandro Nerilli debuta como Mamón de la Veta, el regidor. Y como fray Tiburcio de Landa está Ramón Goliz. La nota especial o el personaje del anfitrión lo hará Cayito Aponte. La música es responsabilidad del cuarteto Becuadro quienes, junto con el flautista Miguel Pineda y un cuatrista, conforman un sexteto que además actúa. El vestuario de época es responsabilidad de Marcos Prieto.

martes, enero 20, 2009

Sean Penn y Oliver Stone secuestrados en teatro

Hace 35 años impacto al mundo teatral venezolano con su pieza Resistencia, centrada en las torturas de régimen tiránico para un luchador político. Desde entonces Edilio Peña (Puerto La Cruz, 1951) se internacionalizó y sus textos se montan más afuera que dentro de Venezuela. Él no se afecta por ese "desprecio" y ha seguido escribiendo y como prueba ya comenzó los ensayos de su más reciente obra: Pronto, la muerte de Sean Penn y Oliver Stone.
Explica que Pronto, la muerte de Sean Penn y Oliver Stone es una saga, de ficción, sobre una madre a quien la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o sea las FARC, le secuestran a su hija, y ella, como progenitora desesperada, acude al gobierno venezolano para que éste interceda en su rescate. "En vista de que no se logra nada por su liberación, la madre secuestra a Sean Penn y a Oliver Stone, quienes se encuentran en el país realizando una película sobre el máximo líder del proceso revolucionario. La madre confina en la selva a los dos artistas de Hollywood, a quienes encadena y los pone a pasar las mismas penurias que la FARC impone a su hija. Como los artistas hablan inglés y no pueden comunicarse con la madre quien sólo habla español, ésta decide buscar un traductor y le encarga la tarea a un mono. Aclaro, esto es ficción, aunque la ficción a veces prefigura la realidad".
-¿Qué pasará con esa pieza?
-Se ensaya y pronto anunciaré fecha y lugar del estreno. También se montará en el exterior por la peculiaridad de su temática y su argumento.
-¿Cuántas obras después de Resistencia?
-Creo que unas 20. Por supuesto no fueron escritas continuamente, porque mi actividad como dramaturgo se ha desarrollado, paralelamente, con mis labores de narrador, ensayista y guionista cinematográfico. La dramaturgia para mí es vecina de otros géneros. No quiero decir que sea su extensión. Sólo se vincula con le entidad dramática que habita en cada formado narrativo: el personaje. Aunque ningún género puede arrogarse la propiedad exclusiva de esa entidad tan escurridiza e inaprensible. Me sigue interesando una dramaturgia de tensión y atmósfera porque creo que en las situaciones límites los personajes abren las compuertas de su alma.
-¿Qué ha pasado con sus piezas más recientes?
-El Chingo y El mago del patíbulo fueron representadas en Brasil y Francia, recientemente. Aunque mis tradicionales obras siempre se exhiben. La respuesta internacional ante mis escritos me anima y me nutre. Los pájaros se van con la muerte fue exhibida en Suiza y para este año, en México, se montarán Regalo de Van Gogh y El Chingo a manos de un director de teatro de ese país.
-¿Por qué se representa tan poco teatro venezolano en Venezuela?
-Creo que por una razón de sobrevivencia se les hace imposible a los directores comprometerse a montar la dramaturgia venezolana. En todo caso, no me extraña, a mí siempre la gente de teatro de Venezuela me ha parecido muy pusilánime en los momentos históricos y políticos que demandan sus compromisos. Durante la Cuarta República, la frivolidad fue su bandera. Ahora en la Quinta, la servidumbre ideológica es su pendón. En este proceso que vive el país, queda expuesta al desnudo su pusilanimidad de muchos artistas. Prefieren montar obras que no arriesgue esa sobrevivencía doméstica y cobarde. Evitan montar a autores que estén en la lista negra, como yo. Y como somos la mayoría, recurren a autores internacionales donde no haya ninguna explicitud reflexiva. Fíjate lo que pasó con mi novela La cruz más lejana del puerto. Y esto corresponde al ámbito de los narradores. El contrato que firmé establecía que una vez que se agotara la primera edición, la casa editorial estaba obligada a reeditar la novela. Entonces, un personaje oscuro de nuestra narrativa se hizo el loco porque necesitaba conquistar la nombradía de ser censor. Sin embargo, la editorial Alfa acaba de hacer una bella edición la cual me enorgullece.
-¿Dispuesto a dictar talleres de dramaturgia?
-Sin duda, tengo escrito tres libros de ensayos sobre la dramaturgia. Trama, proceso y construcción de la obra teatral es uno de los libros más bajados de la Web del Celcit de Argentina. La enseñanza y la reflexión teórica han acompañado la gestación de mi obra. Pero obviamente, la posibilidad de que yo pueda ofrecer a través del gobierno nacional, talleres donde pueda impartir mi experiencia y mis concepciones técnicas y metodológicas de la dramaturgia por todo el país, no será posible. Recuerdo que gente de teatro de Anzoátegui, tierra donde nací, intentó llevarme a Barcelona y se lo plantearon a Néstor Caballero, quien para ese entonces, era el Director de Cultura de esa región. Un día me llamaron y me comunicaron que éste dijo que eso no podía ser porque yo era enemigo de la revolución. Él se equivocó, y aprovecho la oportunidad para aclararlo: yo no soy enemigo de nadie, soy defensor de la democracia. Adversario político sí soy.
-¿Cómo va la novelística?
-Muy bien. Escribo una nueva novela en estos momentos. No sé cuándo habré de terminarla… pero escribo con constancia y devoción. ¿El tema? Las aberraciones de los revolucionarios… de ayer y de hoy.
-¿Y qué pasó con el cine?
Para este año está pautado el estreno de la película Los pájaros se van con la muerte. La dirige Thaelman Urguelles y es protagonizada por Carlota Sosa, Daniela Bascopé y Oscar Borda. El guión, basado en mi pieza homónima, también es mío. No me quejo.

Mimi Lazo vende la cuba libre a 2,50

Si la temporada teatral 2008 relanzó a Ibrahim Guerra (Caracas,1944) como director y realizador de espectáculos, gracias a su depurado trabajo con la versión escénica de Marat-Sade, este 2009 lo reencumbrará como exitoso autor por su propuesta de estética revolucionaria, porque la actriz Mimi Lazo y su esposo, el director Luis Fernández, tienen en marcha el montaje de su más solicitada pieza, A 2,50 la cuba libre, en el gran salón de un hotel caraqueño y después lo harán en cuanta ciudad se les ofrezca. Para eso ensayan con dos elencos que actuarán, durante varios largos fines de semana, en el occidente o en oriente, sin descuidar la capital. En este montaje ya está participando las actrices Elaiza Gil, Carlota Sosa, Ana Karina Manco, Lourdes Valera, Daniela Alvarado y, por supuesto, Mími Lazo. La producción general es atendida por Jorgita Rodríguez. Su estreno será en abril.
Es un espectáculo donde el público hace parte del show al separarlo del amparo de sus butacas y enfrentarlo ante una cruda realidad materializada por las actrices. Ahí se revela, por intermedio de su temática central, centrada en las mujeres, porque sin ellas no habría nada y la especie desaparecería. Son cinco mesoneras que utilizan un lenguaje tan alienado como su sexo. Es una muestra evidente de la sensualidad mercantilizada, usada como recurso de supervivencia y no de placer.
La primera A 2, 50 la cuba libre fue puesta en escena, por Ibrahim Guerra, durante la temporada 1982 en la Sala Rajatabla, a la cual transformaron en un botiquín de barrio, su ambiente natural para el que fue escrita. Era un experimento de corte hiperrealista, que inició esta modalidad por lo menos en América, porque no existen referencias previas de la misma. Según el profesor Orlando Rodríguez es uno de los tres aportes del teatro latinoamericano al arte escénico mundial. La interpretaron, en esa oportunidad, Eva Moreno y Teresa Selma, Nacky Guttman, María Elena Dávila, Carlota Sosa, Virginia Vera y Valentina Párraga.
Esa A 2,50 la cuba libre se mantuvo en cartelera, con resonante impacto de público por cuatro meses consecutivos. Es uno de los más grandes éxitos del teatro criollo, que mereció el Premio Quetzal de Ónix en México, como la pieza venezolana más representada en el exterior. En 1990, también dirigida por su autor, fue montada con un nuevo elenco, encabezado por Rosario Prieto, Nacky Guttman, Lula Bertucci, Eglée Sotillo, Cristina León, Yolanda Prieto y Flor Elena González.
De la pieza se conocen no menos de 40 producciones diferentes, muchas de los cuales no fueron autorizadas por Ibrahim. En la actualidad es solicitada por otros tres empresarios del show bussines: el puertorriqueño Josean Ortiz, en Nueva York, para hacerla con hombres. Joan do Santos, para Bahía, Brasil y Ricardo García en Uruguay. Las negociaciones se dificultan porque la pieza exige modalidades complejas y precisas tanto de montaje como de interpretación actoral, en las cuales el autor pone sumo cuidado.
Por supuesto que esta producción despertará "verdes envidias" y otras cosillas más, porque a eso se dedica una buena parte del teatro venezolano en los últimos años, en vez de trabajar y trabajar.

Espejo para espectadores

Entre Bolívar y Chocrón ha realizado Bagazos su periplo escénico de 40 montajes en 30 años. La agrupación nació el 20 de junio de 1979, en los pasillos del caraqueño Colegio El Ángel, como un proyecto sociocultural para hacer del teatro un vehículo de aprendizaje fuera de las aulas. “Necesitábamos un espacio para la formación y la reflexión y para conocernos nosotros mismos. Profesores, empleados, padres y alumnos, lo fundamos, llenos de sueños y ganas de enseñar, aprender y experimentar Tomamos al teatro como recurso didáctico y utilizamos temáticas propias a la comunidad”, cuenta su líder Gerardo Blanco López.
“Todo arrancó con el espectáculo Juicio a Bolívar, escrito por Carlos A. Sánchez, mi gran amigo y cofundador, y siguieron espectáculos donde introducimos la novedad de foros al finalizar la función, para el encuentro, la discusión y principalmente la reflexión. Luego vino la búsqueda de nuevos espacios y la profesionalización llegó, en el Ateneo de Caracas, con montajes como El encuentro, La cuadrilla, El aplauso va por dentro, Divorciarme yo y Secreto a voces. Entre los últimos espectáculos más importantes están: Parece mentira, Las tumbas son pa’ los muertos, La Quinta Dayana, y, más recientemente montamos, Tric Trac, de Isaac Chocrón, éste último como resultado del taller montaje que dictamos en el Celarg”.
“Esas tres décadas de labores sacrificadas del Bagazos valieron la pena”, asegura, porque pudieron sentirse vivos, hablar, pensar y hacerse escuchar. “Hemos tenido la posibilidad de trascender y estamos de nuevo abriendo ventanas a nuevas generaciones de actores, escritores, productores, amantes del teatro, y, efectivamente, hemos creado un espacio de construcción de sueños para muchos de los que han pasado y de los que se han quedado, siempre creciendo y haciéndolo crecer. Poner frente al espectador un espejo donde se mire, se descubra y sonría, esa es la mayor de las satisfacciones, cuando vemos salir al público de nuestras presentaciones”.
Gerardo cree que hay que festejar los 30 de Bagazos, “porque es un importante compromiso celebrar, de alguna forma; es la manera de reconocer que se está vivo y se quiere continuar; así agradecemos a Dios, a toda esa gente creyente en nosotros y que nos ha acompañado en la difícil, peligrosa, apasionante e increíble aventura de hacer teatro en este hermoso país. Y para cumplir con ese importante ritual, tenemos previsto hacer, el día del estreno de las obras premiadas del Concurso Chela Atencio, un acto para reconocer a las personas e instituciones que han colaborado con el grupo durante estos años: tenemos previsto publicar una revista para dejar constancia escrita y gráfica de los últimos diez años del grupo. Organizaremos un encuentro con invitados especiales para analizar y compartir nuestra experiencia, acompañado con un resumen fotográfico y fílmico de nuestra historia. Todo esto dentro del marco de las actividades regulares programadas para este 2009, como son dos montajes y los talleres de actuación y de dramaturgia. Y eso será en junio o en julio, lo aseguro”.
Bagazos seguirá creando espacios para la formación artística y luchando para que ese proceso esté relacionado íntimamente con la ética teatral, con hombres y mujeres formados en el respeto a la profesión. “Otro de nuestros objetivos es continuar apoyando a la dramaturgia nacional preferiblemente emergente. Dar oportunidades, ese ha sido nuestro norte y nos mantendremos en esa línea a través de los talleres de capacitación actoral, programados para comenzar durante el próximo mes de marzo en el Celarg; así como nuestro taller de dramaturgia dictado por Mónica Montañés, además del Premio Chela Atencio a la mejor obra de teatro. Y, por supuesto, continuaremos en la búsqueda de una sede. El que porfía vence, eso dicen”.
Han podido transitar estas tres décadas con un modesto aporte financiero proveniente del Estado, con los ingresos del propio grupo a través de sus montajes y talleres, también con los aportes de empresas privadas, de amigos, de familiares o sencillamente de personas que creen en ese teatro y por eso lo apoyan.
Futuro
Según Gerardo Blanco López, el teatro venezolano ha crecido y se ha establecido como un movimiento sólido y con futuro. “No es producto del azar la aparición de nuevos dramaturgos, directores, actores, productores y promotores, la creación de nuevos y cálidos espacios. La creación y fortalecimiento de las escuelas de teatro, así como el interés de muchos grupos de formar talentos y el marcado movimiento joven que se incorpora al espacio de las artes escénicas, lo confirman. Pero tampoco se puede desconocer la crisis que viven instituciones como el Ateneo y Theja. Necesitamos ver un teatro de lo cotidiano, de lo que vivimos, de nuestra realidad; un teatro que corra riesgos, que hable para todos, menos banal y más comprometido. A veces pensamos, peligrosamente, que la gente quiere ir al teatro sólo a reírse”.

martes, enero 13, 2009

Francis Rueda en extraño juego de damas

Dos mujeres de diferentes edades y oficios, la novelista Raquel una y la actriz Alicia, se reúnen aguijoneadas por la ambición y el deseo de triunfar. Son féminas que desnudan sus almas y revelan sus verdaderas personalidades, porque están dispuestas a reconocerse desde la verdad para intentar sobrevivir en un mundo de mentiras.
Así explica la primera actriz Francis Rueda, quien encarna a la novelista Raquel, el argumento de la comedia Juego de damas, de Eduardo Galán (Madrid,1950), con la cual reaparece en la Sala 2 del Celarg, desde este jueves, acompañada de la joven Mirna Bello y bajo la dirección de Fermín Reina, en una producción para la Fundación Zarabanda Teatro. “Es una obra de un profundo contenido humano, una comedia de corte psicológico, cuya temática es trascendente para el teatro y para la vida cotidiana, por su gran sentido del humor y la calidad de su discurso dramático”, reitera.
-¿Desde cuándo en el teatro?
-Creo que desde siempre tuve contacto con el teatro. Cuando estudiaba el segundo año de bachillerato, ya estaba haciendo El paso de las aceitunas, de Lope de Rueda, donde actuaba y dirigía, contaba con una intuición y un sentido de la actuación y del ballet. Me carteaba con el actor Manuel Poblete, él hacia teatro y televisión y luego se convirtió en mi padre adoptivo. A él agradezco el haberme llevado al teatro por primera vez, en el viejo Ateneo de Caracas, donde presentaban Los incendiarios, de Mark Frisch. Él actuaba y por cierto estaba en el reparto Gilberto Pinto que pocos años después seria mi profesor de actuación en la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo, y quien, muchos años después, sería mi compañero de vida. Ese día fue grandioso para mí; le dije a Manuel que ese espectáculo me había deslumbrado y como ese contacto directo con el público era único, poco tiempo después ya estaba sentada en los bancos de mi entrañable Escuela, dirigida en ese entonces por Porfirio Rodríguez, en los altos del Teatro Nacional. Se abrió para mí un mundo maravilloso del conocimiento. Recuerdo que teníamos que leer tres libros a la semana, asistir al teatro, al cine y a los museos.
-¿Con cuál obra se inició?
-La primera obra que hice, en la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo, era Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de Federico García Lorca, dirigida por uno de los alumnos más avanzados de la escuela como lo fue el periodista Pedro J. Díaz, quien afortunadamente me acompañó siempre, hasta el día de su muerte. Otra de las cosas más extraordinarias que me ha sucedido fue cuando me escogieron, recién salida de la Escuela, para trabajar con el director Martín Goncalves, invitado por la embajada de Brasil para dirigir una de las obras más polémicas que se han presentado jamás en Venezuela, Álbum de familia, de Nelson Rodrígues; no podía creer que compartiría escenario con gente tan importante como Bertha Moncayo, Esteban Herrera y Gladys Cáceres. Aquello fue grandiosamente escandaloso, porque casi suspenden el espectáculo, por sus contenidos tan fuertes y en especial por un incesto marcado en su argumento, que era precisamente lo más criticado. Recuerdo que en ese año, 1969, uno de los espectadores fue el poeta Pablo Neruda, que estaba de visita en Caracas.
-¿Cuántas piezas en su vida artística?
- El haber transitado por casi todos los grupos de teatros más importantes del país, me ha permitido realizar un repertorio del cual me siento satisfecha. Son más de 90 obras de grandes autores y con grandes directores. He recibido múltiples reconocimientos importantes, como el Premio María Teresa Castillo, el cual me permitió realizar La señorita julia, de Strindberg, bajo la dirección de Carlos Giménez. Esta avalancha de trabajo ha sostenido mi carrera de actriz, al darme la posibilidad de la versatilidad de forma y de fondo.
-¿Y la docencia no le ha interesado?
-Hasta ahora, esporádicamente, he incursionado en la pedagogía teatral a nivel individual. Es muy es satisfactorio poder transmitir los conocimientos adquiridos a otras personas, y tengo en perspectivas unos talleres que me han demandado algunas instituciones.
-¿Qué ha pasado con los monólogos?
- Con los monólogos no ha pasado nada, siempre ha habido buenos y malos monólogos. Hay algunos que se apartan de la trivialidad que ha asaltado al teatro durante estas últimas décadas, porque ahora cualquier escribidor pretende pasar por dramaturgo.
-¿Dónde deja la televisión?
-Como actriz me gusta hacer todo lo que tenga que ver con la representación. Tuve la dicha de hacer buenos trabajos en la época dorada de la televisión, en los años setenta, y me encantaría que recobrase esa calidad de las décadas anteriores.
-¿Qué ha ocurrido con el cine?
-El cine me apasiona, era tan difícil hacer cine en este país, pero con la apertura de la Villa del Cine se ha abierto la posibilidad de crear una industria y lo único que deseo es que el proyecto tenga larga vida.
-¿Qué viene después de Juego de damas?
-Voy a proseguir recorriendo al país con mi unipersonal Encuentro con Francis Rueda. Tengo un proyecto de homenaje a Horacio Peterson con la pieza Los soles truncos, de René Marqués, bajo la dirección de Javier Moreno, y además tenemos pensado llevar a escena, en los meses de junio y julio, la pieza La visita de los generales, de Gilberto Pinto

¿La gordura puede frustrar unos amorios?

En el teatro, como en otros rubros de la vida, el éxito va unido a la suerte o hasta con el mismo estado del tiempo atmósferico, como en las corridas de toros. No existe la piedra filosofal que convierte lo malo en bueno y eso permita ganancias millonarias, cuando hay un negocio de por medio. Recordamos esto, que puede parecer una perogrullada más, porque Héctor Manrique (Madrid, 14 de enero de 1963), más conocido como “el zar del teatro venezolano del siglo XXI”, ya tiene los derechos para montar las comedias Gorda (Fat Pig) del estadounidense Neil LaBute y Un dios salvaje (Le dieu du camage) de la francesa Yasmina Reza, las cuales impusieron impresionantes récords de taquilla en Europa y varios países americanos. “Venezuela no es la excepción”, advierte.
Dotado de ejemplar capacidad para actuar y dirigir, y además comandar su empresa de show bussines -apuntalado por su esposa Carolina Rincón- este Héctor Manrique (nombre artístico de Héctor Rodríguez) es capaz de exhibir tres o cuatro espectáculos simultáneamente en Caracas o en otra urbe venezolana. Está muy feliz con esas dos piezas, versionadas por Fernando Masllorens y Federico González del Pino. Pero ahí no culminan sus planes, porque en el espacio de su grupo G-80 –sótano 1 del edificio San Martín de Parque Central- exhibirá una versión escénica de El príncipe Hamlet del “contemporáneo” William Shakespeare. También se apoderará de las salas de Corp Banca con las reposiciones de Todos los hombres son mortales y Las mujeres también de Fausto Verdial. Pero el filete miñón de su temporada será Petroleros suicidas, de Ibsen Martínez, melodrama criollo que evocará y suscitará la insoslayable evaluación de lo que pasó durante el paro petrolero de 2002.
Con respecto a quienes serán los intérpretes de las comedias “importadas”, Manrique no soltó prenda, pero si asegura que serán profesionales reconocidos. “Sé que en Bogotá también montan Gorda y están buscando a la protagonista con prolijas audiciones, ya que Helena debe pesar, por lo menos, unos 110 kilos, porque es la historia de amor con obstáculos de una mujer, con sobrepeso, que llama la atención de Tomás, un ejecutivo que a pesar de los sentimientos comienza a sentir la presión social y los efectos en su imagen exitosa, gracias a su elección emocional. Un dios salvaje es una crítica a las descarnadas y descaradas relaciones de los padres con sus hijos. Son obras que impactarán a los venezolanos, lo aseguro”.
Habla con satisfacción de las 220 funciones que hizo durante la temporada 2008 con los montajes de Al pie del Támesis, Final de partida, Todos los hombres son mortales y Las mujeres también. “Fue muy positiva. Además participamos en los festivales regionales de Occidente, Oriente y en los Andes, y fuimos a una gira por España. Este 2009 también haremos nuestras rondas, nacionales e internacionales”.
Los únicos escollos que Manrique & Rincón contempla, por ahora, son los respectivos cupos en las salas teatrales caraqueñas para mostrar la mayoría de sus montajes, que serán protagonizados por reconocidas actores y actrices, pero se exhibirá en Maracaibo, Valencia Maracay Porlamar, entre otras ciudades, porque hay una audiencia cautiva. Y como no tiene miedo a los retos, está dispuesto a utilizar otros escenarios caraqueños descuidados o que han sido marginados por la razón de la sin razón.

domingo, enero 11, 2009

Miami aplaude a Indira Páez

La Biblia pide a los esposos evitar separaciones durante lapsos prolongados, capaces de alterar las relaciones de dos seres humanos que se aman y se han jurado fidelidad y asistencias mutuas hasta la muerte. Y por eso saltó a Miami, para acompañar a su compañero, asesorarlo y así luchar ambos, para afrontar la sobrevivencia, con sus labores artísticas, y además proseguir la crianza y los debidos cuidados para sus descendientes.
Así razona la venezolana Indira Páez, reconocida autora teatral y guionista de televisión, el por qué de su “huida” al Norte y no precisamente en pos de una quimera. “Tengo una familia, de esas bien modernas, conformada por los tuyos, los míos y los nuestros. Así pues, la ex esposa de Frank Quintero (mi actual marido) se vino a vivir aquí a Miami y por supuesto se trajo a su hijo, o sea, mi hijo putativo. Cuando en Venezuela comenzamos a hablar de cambios de todo tipo, planes b, emigrar, libertades económicas restringidas, no es cierre si no fin de la concesión, y comenzaron a añadirse nuevas palabras, eslóganes, humores y desamores a nuestra convulsionada cotidianidad, pues él y yo pensamos, sí, en irnos. Teniendo a su hijo aquí, venirnos para Miami era lo lógico. ¿Por un tiempo? ¿la vida entera? No lo sé. A los 40 años me he desdicho tantas veces que prefiero no predecirme. El tiempo dirá lo que haremos”.
Durante los últimos años ha tenido que reinventarse, reconstruirse y reaprenderse. “Y de paso, trabajar para el canal de televisión MegaTV. Allí coescribí una miniserie protagonizada por Chayanne y por El Puma José Luis Rodríguez, una historia sobre vampiros. Fue una experiencia interesantísima, un formato distinto al que estoy acostumbrada a manejar en TV. También fui co-host de un segmento en radio, junto a mi jefe Agustín. Ahí cada lunes hacíamos un resumen del capítulo anterior de la serie, que se transmitió durante diez domingos. También entrevistábamos a los artistas de la miniserie. Recientemente estrené un café concert, Mujeres de par en par, con algunos textos míos, música de Frank al piano, la producción de Beatriz Urguelles y la dirección de Juan David Ferrer, un cubano interesantísimo. Hicimos cinco semanas y bajamos ahora en enero. Nos ha ido chévere de público y crítica, gracias a Dios. Ha sido una experiencia lindísima que me ha permitido conocer gente deliciosa de varias regiones del mundo, además”.
El 2009 la sorprende desarrollando otro show de comedias en MegaTV, y por otro lado con su Frank registraron IQ Productions en Miami, la misma compañía que tienen en Venezuela y con la cual hicieron varios montajes y conciertos. “Con IQ queremos realizar ahora una pieza para hombres, coproducida por Franklin Virgüez. También vamos a estrenar en el Teatro Abanico, que dirige Lili Rentería, Amanecí como con ganas de morirme. Estoy escribiendo la obra Cosas que perdí en la mudanza, para estrenarla durante la segunda mitad de 2009”.
No le ha sido difícil insertarse en el mundo mayamero, porque “afortunadamente, Beatriz Urgüelles montó acá, hace un par de años, mi obra Crónicas desquiciadas, bajo la dirección de Manuel Mendoza para el Festival de Teatro Hispano, en representación de Venezuela y como una producción de Venevisión. Así mi nombre se dio a conocer en la comunidad artística, que es mínima. Luego el mismo Mendoza hizo Esperanza Inútil, pieza que escribí con Dairo Piñeres. También la produjo Beatriz y la protagonizó Alicia Plaza. Ambos espectáculos fueron bien recibidos, entonces cuando me mudé, ya la gente me conocía, porque esta ciudad de veintipico de millones de habitantes, es en realidad un pueblito de cuatro calles en donde todo el mundo se conoce. Especialmente la comunidad hispana, bohemia, teatrera y hedonista”.
Y no puede olvidar que en Venezuela siguen su familia entera, sus obras y sus amores. Ahora mismo está en cartelera El circo de los sueños, musical infantil que coescribió con su hermana Amaris Páez, y el cual se ganó el TIN en 1999, lo dirige Dairo Piñeres. Y en el Teatro Escena 8, el padre de su hija, Sebastián Falco, está dirigiendo Pareja en regla, escrita por él a partir de una idea de Indira. ”Así…que nada, los escritores no tenemos geografía, ni direcciones postales, y mucho menos nuestros afectos no desaparecen”, brama desde Florida.
13 minutos
Indira Páez de Quintero revela que vive corriendo más que nunca. “Llevo a los niños al colegio, me voy a trabajar, a hacer diligencias, mercado, lo que sea. A las cuatro salgo corriendo a buscar a Nicolás a la guardería, a Oriana al fútbol. Llego a la casa para hacer cena, lavar platos, ropa, niños, caras, dientes, lo que sea que haya que lavar. Cuando se duermen los chamos, contesto emails, escribo, hago el amor, me baño, qué sé yo...me duermo tardísimo, por supuesto. Aquí cada hora me dura unos 13 minutos, porque las distancias son demasiado largas y uno no tiene señora de servicio, o mamá, o vecina o hermana que te haga la segundita”.





martes, enero 06, 2009

Miguel Otero Silva al teatro con Rajatabla

Con el estreno de Cuando quiero llorar no lloro y los remontajes de José Amindra y Trastos viejos, la agrupación Rajatabla festejará sus 38 años de actividades en pro del desarrollo teatral en Venezuela. Así lo informó el actor Francisco Alfaro, quien desde el 28 de marzo de 1993 está al frente de la institución fundada por Carlos Giménez.
Alfaro comentó que solicitaron al escritor Vicente Lira realizar la versión teatral de Cuando quiero llorar no lloro, celebre novela de Miguel Otero Silva, la cual a su vez será dirigida por José Domínguez. “Su estreno será en abril y esperamos que se realice en la Sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas. Las temporadas de José Amindra, de Roberto Azuaje, y Trastos viejos, de Javier Vidal, que son espectáculos de nuestro repertorio, se realizarán en el Celarg y en el Teatro Trasnocho respectivamente”, agregó.
VICENTE TRABAJA
Preguntamos a Vicente Lira (Caracas, 48 años) cómo ha realizado la versión escénica de Cuando quiero llorar no lloro, y el expresó que el trabajo intertextual siempre tiene sentido, por “el salto entre géneros literarios, que es algo natural, inclusive cuando ocurre entre géneros no necesariamente literarios. Cuando se realiza una adaptación de la literatura al teatro o al cine, quien realiza la adaptación permite mostrar diferentes perspectivas de un mismo proyecto y también permite reconocer al autor desde puntos desde los cuales el mismo escritor podría no haberse imaginado. Pensemos en un poema y reflejémoslo en una foto; todo el mensaje estará proyectado en esa imagen, y esa imagen final será el poema, pero también será algo distinto con vida propia. Ese es el placer de la adaptación y de la reexpresión de un arte”.
-¿Por qué ir de la novela al teatro y no del teatro a la novela?
-En Venezuela han sido escritas grandes cantidad de obras para las cuales una visión desde otro género brindaría un valor incalculable. El público cautivo de un arte se amplia si la misma expresión artística se presenta desde otro punto de vista. Es probable que el número de las personas que leyó Cuando quiero llorar no lloro, se haya incrementado notablemente cuando le sumamos las personas que vieron la película. Lo que pocas veces se hace, o por lo menos no tengo referencia, es lo contrario a lo que indica la pregunta, no conozco escritores en Venezuela, que partiendo de una obra dramática hayan escrito un libro, pero sí existen ejemplos válidos de obras dramáticas venezolanas llevadas al cine. Rodolfo Santana es uno de los dramaturgos que ha logrado que esto ocurra, con obras como Baño de damas y La empresa perdona un momento de locura.
-¿Cuáles son los conflictos a resolver para llevar una novela al teatro?
-Los conflictos se generan al necesitar concentrar los espacios (temáticos, geográficos, escénicos, experiencias, temporal, etcétera). Quien realice la adaptación debe ubicar la idea principal en la novela, lo que se considere más representativo, y partiendo de allí, definir los espacios escénicos y lo personajes que generarán y resolverán el conflicto. Si en la narración existen muchos personajes, se pueden crear otros que permitan sintetizar el objetivo de varios de esos personajes presentes en la novela. Si existen muchos espacios geográficos o escénicos, entonces se debe encontrar la forma de crear espacios propios, neutros, si es necesario, que permitan simular estas variaciones espaciales, y amoldarlas a la realidad del espacio existente. Por último, si la novela rompe con el espacio temporal, quien realice la adaptación, y dependiendo de lo complejo de la puesta, puede realizar una relectura temporal de la obra, con el objeto de replantear el orden lógico, y ajustarlo a los gustos del dramaturgo.
-¿Cuáles fueron los problemas con Cuando quiero llorar no lloro?
-Primero ubique un tema que me dejara satisfecho y que representara lo que yo veía en la obra. No era el único tema presente, pero sí era el que me llamaba la atención: “Los sueños frustrados en una sociedad que gira alrededor de los errores humanos”. Los Victorinos vs. la Venezuela social que los anula y los obliga a ser de una manera, pero que, contradictoriamente, los lleva en otra dirección que los conduce a la muerte. Por otra parte, la gran cantidad de espacios geográficos y escénicos me obligó, de cierta manera, a pensar en soluciones de puesta en escena, como la presencia de una a tres pantallas, símbolos de cada una de las sociedades descritas por el autor. En ella se podrían reflejar tanto escenarios, como personajes, reduciendo en número de estos al momento de la puesta en escena. También inventé personajes locutores, que me ayudarían a ubicar al espectador en los períodos temporales en los cuales se encontrarían en un momento determinado (desde 1948 a 1966, fechas de nacimiento y muerte de los protagonistas). Estos locutores no sólo indicarían el paso del tiempo, sino también los hechos, las películas que se veían en la época, una carrera de carros en Le Mans, los comerciales –todo esto basado en que Otero Silva, de una u otra manera, también presentaba locutores en su obra- y finalmente los utilicé para cerrar con el poema Canción de otoño en primavera de Rubén Darío. Por último, hice varias lecturas de la obra y la reestructuré para reconocer en cada una de las historias, de cada uno de los tres Victorinos, sus secuencias de vidas, para unir las historias y presentarlos en escena como un todo, un conjunto de individuos que, dentro de su sociedad, luchan y son vencidos.
-¿Cuáles son las diferencias fundamentales entre el texto dramático y el texto literario?
-El texto dramático está concebido para ser expuesto, por tanto, cada personaje y cada espacio dentro del texto posee un sentido y un valor por si mismo. El objeto por el cual se crea y presenta un personaje y un espacio escénico no debe dejar dudas acerca de su función dentro del texto dramático. Un actor debe ser sostenido por la función que desempeña dentro de la obra y, cada espacio (escénico, temático, geográfico), debe ser sostenido por el objetivo principal por el cual fue concebida la obra misma. Por todo esto, un texto dramático no debería contener superficialidades, ni personajes, que puedan integrarse con otros. Es como los adjetivos en un cuento: si se utilizan de más, o sin sentido, no califican, son ripios. El texto literario puede ser disfrutado y analizado tantas veces como el lector lo desee. No hace falta repetir una idea, o un concepto, porque el lector puede regresar al punto en donde se generó la duda, tantas veces como lo desee, al contrario del texto dramático en donde se asume una puesta, y se deben dejar claras todas las dudas, durante el tiempo definido por una única lectura o representación. En ambos casos, considero que el tema es importante. Tanto en un caso como el otro, la falta de tema conlleva a que el resultado final sea solamente una anécdota o un hecho trivial y su valor dependerá más del gusto del consumidor que de otra cosa.



Ruben Rega rescata a Alma Ingianni

“Algunos dicen que soy antipática, porque tengo un tono de voz fuerte, por eso cuando llego a cualquier sitio, la primera impresión es dura y no caigo bien… Me inicié en el teatro un poco debido a cierta angustia, de no haber tomado ese camino hubiera tenido que pagar un psicólogo… Lo peor que puede pasarle a una actriz es sentir que el director es inseguro… En realidad, no me da mucho trabajo ser actriz. Yo no puedo mirarme actuando, sé que me entrego totalmente. Si en eso hay fuerzas mas allá de mi razonamiento no sé. Solo sé que soy feliz y no lo soy, que el teatro es angustia e incertidumbre… Cuando se acerca la fecha de un estreno me digo por que me metí en esto… Al actor se le tiene que querer y respetar por lo que hace en un determinado momento, no porque haya una comedia hoy y te gustó, y un drama mañana y ya lo gusta. Pienso que es cruel medirlo con esa vara…Sí, tengo una ideología, apoyo al sistema que defiende al desposeído, al vapuleado, al castigado. Si me ponen a escoger entre el rico y el pobre, me quedo al lado del pobre, porque lo negativo que hace es producto de la ignorancia, en realidad todo lo que les sucede es por falta de alimentación adecuada, escasez de medicinas, mala atención medica, falta de educación… Pienso que Venezuela es un país joven donde todo está germinando. Todo ha sido posible porque logré integrarme a Venezuela. Amo y respeto a este país como a mi misma patria. Son tantas las cosas que uno tiene que pasar para adaptarse. Pienso que pronto seremos una Suramérica integrada donde no haya fronteras y paz y trabajo para todos”.
Este mini monólogo nunca lo actuó la actriz Alma Ingianni (Montevideo, 1940-Caracas 2004), pero todo lo que ahí expresa si lo dijo a los periodistas y críticos venezolanos a lo largo de su carrera profesional desarrollada aquí, entre 1974 y 2004, en el teatro, el cine y la televisión. Y para que nadie dude de lo que hizo y comentó, el crítico y teatrero Rubén Rega ha escrito y editado, en su natal Uruguay, el libro Alma por Alma. Una especie de sensible acercamiento biográfico a tan singular mujer, donde aparecen tales declaraciones.
La publicación, de 80 paginas, recoge además los textos íntegros de los unipersonales Alma por Alma, escrito entre Alma Ingianni y Rubén Rega, y Casta Diva, de Ethel Dabar, con los cuales la actriz impactó no sólo al público caraqueño entusiasmado por sus deliciosas performances. Esos unipersonales están centrados en la vida teatral y en sus protagonistas, pero son todos lo mismo: la vida entera y el amor que se necesita para hacerle posible.
Pero -y he aquí un detalle valioso e importante- Rubén Rega solicitó y obtuvo las opiniones de un amplio sector de personalidades y espectadores del teatro venezolano que vieron y disfrutaron de la noble tarea de la Ingianni, y además insertó numerosos fragmentos de los textos periodísticos que sobre ella se publicaron. Todos esos testimonios están ahí para recordar que su tránsito no pasó desapercibido por los escenarios ni fue en vano, que miles de personas la aplaudieron, y que no podrán olvidarla jamás, porque hace parte de la historia nunca escrita del teatro vernáculo.
Nosotros la tratamos y hasta nos disgustamos por esas tonterías que son la sal de la vida, pero después nos contentábamos y tomábamos un café con leche, casi siempre en Sabana Grande, porque nos unía algo que no permite molestias ni intrigas: el teatro, esa reflexión en voz alta que se hace desde un escenario para los que quieren oír.
Creemos que el mejor homenaje posible para esta señora del teatro es remontar alguno de los dos monólogos y para eso hasta el mismo Rega puede venir desde Montevideo. Ojalá que lo haga, precisamente cuando quiere retornar con un espectáculo (cuyo titulo aún no ha seleccionado) y mostrarlo en los Festivales de Oriente y Occidente, durante los venideros meses de octubre y noviembre.

domingo, enero 04, 2009

El reposo de Rial

No sabemos si Mauricio Ortega salió vivo o muerto de la Prisión de Fyffes, siniestro campo de concentración en Tenerife donde el general Francisco Franco encerró a una parte de los canarios republicanos opositores a su tiránico régimen. Pero sí conocemos a José Antonio Rial, sobreviviente de esa ergástula y otras cárceles del auto apodado Caudillo de España por la gracia de Dios, quien, tras sacrificar siete años, un mes y cinco días de su vida, logró instalarse aquí en Caracas, desde los fugaces tiempos del presidente Rómulo Gallegos y la dictadura del coronel Marcos Pérez Jiménez, y donde se ha quedado para ver la ultima puesta del sol de su vida.
José Antonio, a diferencia de Mauricio, el protagonista de su novela La prisión de Fyffes, a quien los franquistas le perdonaran la vida por 30 años de cárcel, cuando llegó a Venezuela se dedicó de lleno a la vida cultural como escritor y periodista -trabajó durante varias décadas en el matutito El Universal- y además dirigió y animó, durante casi dos décadas, al importante programa de televisión dedicado a las artes escénicas: El rostro y sus máscaras, en el canal 5, una inolvidable empresa cultural del Estado, la cual fue regalada a la Iglesia Católica de Venezuela por el presidente Rafael Caldera, durante el último día de su mandato constitucional.
Precisamente el teatro venezolano, y en especial el grupo Rajatabla, recibieron los beneficios de las más importantes obras de José Antonio. La muerte de García Lorca, Bolívar y Cipango, además de La fragata del sol, que se estrenó como telepelícula para el canal 8 y después se hizo teatro en un escenario de Tenerife, lo convirtieron en el dramaturgo más codiciado de Venezuela, porque con Carlos Giménez trabajó “en llave” para lograr los guiones teatrales adecuados para esos notables espectáculos, algunos de los cuales se exhibieron en eventos internacionales.
José Antonio sigue lamentando que la muerte “del Carlos” (18 de marzo de 1993) lo haya privado de ese amigo creador. Afirma que ese mutis ha sido demoledor para Rajatabla. “Sigue existiendo la institución, sí, pero ya no es lo mismo; perdió su brújula, aunque su gerente, el buen amigo Francisco Alfaro, ha trabajado endemoniadamente para que no se hunda ese barco que ha beneficiado a toda la comunidad. Ellos, incluso, me han escenificado otros textos, como Sucre, el sueño del hombre y el monólogo Un hombre de otros tiempos, que encarnó el primer actor Carlos Márquez. Cuando Giménez muere, algunos de sus alumnos ensayaban un texto mío, Darién, sobre Vasco Núñez de Balboa, pero nunca más supe que pasó con ese proyecto”.
A pesar de las normales limitaciones físicas por su avanzada edad –en ruta hacia los 98 años- no se rinde, ni tampoco le falla su memoria y ahora dispone de todo el tiempo para la creación. Prepara otros productos literarios, los cuales espera ver editados o representados, como aquel espectáculo para niños que le hicieron con su texto La Cenicienta en Palacio, bajo la dirección de Mario Sudano y producido por la agrupación Teatro del Canovacio.
Él, como su personaje Mauricio Ortega, no teme a lo que vendrá. Conoce, muy bien, porque estuvo preso y esperando al pelotón de fusilamiento, que “el miedo tenía un sabor íntimo, podrido e indescifrable. Ni un poeta, ni Antonio Machado mismo, lograría nunca traducirlo a metáfora, hasta hacer paladear a otra persona el nauseabundo regusto”.
Comenta, con palabras, cansadas sí, pero precisas, que nunca pensó en llegar ser el más longevo de los teatreros venezolanos, superando a Fernando Gómez con 92 y Romeo Costea con 87. No tiene pacto secreto alguno con ninguna fuerza oculta para haber sobrevivido tantos años. Nunca pensó que duraría tanto. Pero, si cree, y que se le perdone su inmodestia, haber sido útil a esta Tierra de Gracia, donde pudo casarse con Clorinda, amarse durante seis largas décadas, engendrar y criar a sus dos hijos, y entregarse de lleno al periodismo durante décadas, además de escribir sus novelas y ver representadas, con envidiable éxito, la mayoría de sus piezas teatrales.
Machaca que no tiene miedo a la muerte porque en la prisión de Fyffes conoció su cara y sintió en la nariz su emanación.
Novela y teatro
Nació en Cádiz el 26 de abril de 1911 y a los 20 meses se lo llevaron a las islas Canarias, donde se educó y logró debutar en el periodismo y además abordó la novelística y el teatro. Además de La prisión de Fyffes, entregó Venezuela Imán, Jezabel, Gente de mar, Segundo naufragio y Tiempo de espera, porque la narración era su “pasión desmedida”, aunque el teatro lo hizo más popular. Su primera pieza, Entelequias, la escribió a los 18 años y en 1935 publicó Viaje interior. La fraticida contienda -arrojó más de un millón de muertos- le quitó la libertad física, pero su cerebro siguió creando y nunca más se detuvo, y menos cuando salió el sol para sus ideas. Ahora reposa, descansa de los acosos a que ha estado sometido desde aquel inolvidable 18 de julio de 1936, y espera que pronto su computadora sea reparada, porque necesita seguir escribiendo. El sol todavía no cae para él.


viernes, enero 02, 2009

Mutis del crítico con Leica

Nos tocó compartir espectáculos y eventos notables con Miguel Gracia, como aquel festival en Valencia, en los años setenta, cuando Armando Gotta y Miguel Torrence marcaban la pauta del buen teatro criollo. En ocasiones hasta discrepamos sobre la importancia de tal o cual montaje, pero sus agudos comentarios nos obligaron a volver a ver aquellos que habíamos encontrado deficientes, pero que él exaltaba por detalles “como aquella iluminación” o “ese movimiento”. En fin, era el único crítico teatral que no escribía sino que tomaba fotos con su precisa Leica y por eso también participó en aquel círculo de criticones que el inolvidable Ras dirigió en años pretéritos. Y como muestra de una parte de lo que hizo y legó esta la publicación El teatro venezolano visto por Miguel Gracia (1966-2001).
“Tengo cáncer al pulmón, pero de esto no me muero. Y no lo juro por Dios porque no soy creyente, pero gracias a mis médicos, quienes desde diciembre del 2007 me están tratando con radiaciones y quimioterapia, además de los cuidados de Pili, mi mujer, y de mis hijos, saldré de este momento difícil y podré seguir fotografiando a mis artistas hasta que tenga salir definitivamente de escena".Así nos lo declaró a mediados de abril del 2008,pero el pasado 1 de enero dejó de sufrir e ingresó a la historiografía del teatro venezolano como el excelente fotógrafo de espectáculos que era. Ahora quedan sus cenizas, su recuerdo y su obra, además de su familia que lo sobrevive.
Primero por teléfono y después en persona, Miguel Gracia (Zaragoza, España, 8 de agosto de 1931) nos habló, sin dramatismo alguno, de su delicada enfermedad que desde finales del año 2007 lo había alejado de los teatros y otros espacios artísticos venezolanos, a los cuales, desde los años 60, convirtió en sus lisas para trabajar con su silenciosa cámara Leica. Y es por eso que ahora se puede hablar con satisfacción de su gran legado gráfico para la historia de las artes escénicas, tarea de lujo por lo cual el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, previa calificación de un jurado, le adjudicó el Premio Nacional de Fotografía 2006.
Parafraseando a Rodolfo Santana, podemos señalar que para fortuna del teatro y la danza de Venezuela existió este Miguel Gracia, quien llegó a Caracas en mayo de 1958 y se quedó para formar un hogar con la madrileña María Pilar Blanco (Pili) y procrear a Miguel (1972) y Javier (1973), y además dedicarse de lleno a la fotografía de las artes escénicas, hasta constituir un inmenso y valioso archivo de no menos de 4 mil reseñas gráficas de las obras y las más exquisitas coreográficas presentadas en Caracas y otras ciudades de esta tierra de Gracia.
Él no necesitó de alientos o estímulos especiales y se convirtió en “el ojo avizor y con sacrificios, saltando obstáculos, persistió en su intención sin que nada lo apartara de esa vereda repleta de escenarios hirvientes, de testimonios escénicos. Una ruta que, al igual que el Camino de Santiago, construyó un logro y un encuentro consigo mismo”.No negaba que en Caracas se hizo fotógrafo, porque antes era joyero. Le enseñaron a revelar, a moverse entre los ácidos y las luces, además de las cubetas del indispensable laboratorio, para hacer posibles unas imágenes testimoniales que pasaron a la fundamental cronología de las artes criollas. Nadie le enseñó a tomar fotos, tampoco nadie le dijo como tomarlas mejor. Asegura que tuvo pocos errores, porque sus trabajos iniciales en teatro y danza todavía sirven.
Él, que si estaba preparado para todo, nos enfatizó que no quería deshacerse de su archivo y por eso lo deja a su familia, especialmente a su Pili, que es la celosa guardiana o cuidadora del mismo, para hagan con lo que les parezca y reiteraba que no hay nadie mejor que ellos para conservarlo. “El Estado nunca me lo ha querido comprar, pero yo tengo la suerte de que mi hijo Javier (el más pequeño, pero el más alto) ha seguido mis pasos y está haciendo un buen trabajo fotográfico. Puede ser que algunas personas que tenga dinero me lo pague al precio que yo lo ponga, pero nunca reconocerán el valor que le hemos dado nosotros, porque para mí ha sido mi vida o parte de ella, además de todo el cariño que he puesto en cada de esas fotografías. Porque he ido al teatro no ha trabajar sino a ver lo que hacían esos artistas. Seres que han reconocido mi trabajo sin chistar”.
Nos aseguró que tenía unas 2.840 piezas teatrales capturadas en su archivo. "La primera es El conserje, de Harold Pinter, dirigida por Daniel Izquierdo; la hice en el Teatro Leoncio Martínez, ya desaparecido, en 1966. Y la más reciente es La Celestina, de Fernando de Rojas, puesta en escena por José Simón Escalona, en el Teatro Alberto de Paz y Mateos, el 27 de julio de 2007". En la danza comenzó en 1969 y captó las coreografías del ballet de Nina Novak y llegó hasta una hermosa serie de la Compañía Nacional de Danza, el 15 de septiembre de 2007. Tiene unas 1.042 gráficas de danza y bailes. También hizo unas series sobre personajes del teatro, la danza y las artes plásticas. “Cuando tenga más fuerza en mis piernas volveré al teatro con mi Leica”, nos dijo para despedirse. Ahora, el Dios de los humanos dispuso lo contrario.