jueves, octubre 18, 2007

Ya viene el libertador justiciero

Un mototaxista venezolano, aficionado al respeto de las normas ciudadanas y además un esmerado conocedor de las frases mas celebres de Simón Bolívar, decide tomar justicia por su propia mano, para superar así el trauma de haber perdido a su esposa a manos del hampa. Este héroe, que vive, trabaja, ama, sufre y combate en Caracas, es nada más y nada menos que el protagonista del largometraje Libertador Morales, el justiciero, la ópera prima de Efterpi Charalambidis.
La cineasta Efterpi, periodista venezolana de origen griego, espera estrenar su película durante el primer trimestre del año 2008, después de tres meses de accidentado rodaje. Ella obtuvo un título de maestría en cine en la Universidad de Columbia de Nueva York, hacia el 2003, y ha ganado varios premios nacionales e internacionales, especialmente por el corto El Chancecito, el cual se exhibió hacia el 2004.
Se trata de una producción de La Villa del Cine, donde participaron 500 extras, 50 figurantes y entre 35 y 40 actores, donde destacan: Rafael Gil como Libertador Morales, y Alba Valvéz como Daysi, su pasión amorosa, madre soltera de un niño de frágil salud; además del reconocido actor colombiano Yugui López y Dilia Wuaicarán en los roles de Chaparro y la madre del protagonista, entre otros intérpretes.
DOBLE DEBUT
Libertador Morales, el justiciero sirve para lanzar definitivamente a la artista Efterpi al mundo del cine, aunque ya antes había realizado varios documentales y cortometrajes además del unitario Bolívar eterno, ciudadano de la libertad, para el actor Rafael Gil (39 años) constituye su primer rol protagónico, pues hasta ahora lo que había realizado eran sendos personajes secundarios en las películas venezolanas En busca de la fama de Antonio Bellami y Al borde de la línea de Carlos Villegas, y varios cortometrajes.
Gil, que ingresó al mundo de la actuación teatral en 1992, cuando participó en el Taller de Formación de la Compañía Nacional de Teatro, el cual duró tres años, es fundador del grupo Escena de Caracas, que desde 1995 dirige Beto Benites. Estudió la mención Cine en la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela, pero aún no se ha graduado. Actualmente trabaja como coordinador de programación de la Cinemateca Nacional.
-¿Cómo es su personaje?
-Yo diría que es una suma de Robin Hood, con un tanto de El Zorro y otro poco de Don Quijote. Es una versión criolla de Robin Hood porque quita a los ladrones lo que han robado para darle la mercancía a los pobres; es una especie de Zorro porque durante las noches se convierta en una especie de justiciero, y lo que tiene de Don Quijote es su romanticismo y además hasta tiene una especie de Dulcinea, que es Daysi, la recepcionista de una oficina. De dia es un motorizado cualquiera, un mototaxista en una vieja Vespa y por la noche monta en una moderna moto para desplazarse como El Justiciero, que es el titulo que adopta
-¿Tiene un buen final este Libertador Morales, el justiciero?
-Si lo tiene, pero el protagonista, El Justiciero, mi personaje, pasa por innumerables aventuras en ese trayecto, entre ellas descubrir que el ladrón que ha atrapado, en una de sus aventuras nocturnas, es nada menos que su hijo, un menor de 16 años.¿La ficción copia a la realidad o esta supera a la ficción?
-¿Cómo fue el rodaje?
-Fue muy interesante, pues hasta me toco aprender a manejar moto y eso significó que tuviera dos caídas bastante dolorosas, pero me recuperé y pude concluir mi trabajo. El rodaje fue planificado para dos meses, pero hubo una serie de incidentes, como la lluvia, por ejemplo, además de conflictos con las locaciones, ya que se rodó en la zona central de Caracas, especialmente en la avenida Baralt, y por eso se concluyó en tres meses. Debo destacar la ciudadana colaboración de las comunidades caraqueñas donde trabajamos, pues sin ellas el trabajo habría sido mucho más complicado.
NEORREALISMO A LA VENEZOLANA
Libertador Morales, el justiciero
es por las características de su producción una muestra evidente de los cánones del realismo italiano pero con aportes venezolanos, por cuanto las comunidades caraqueñas tuvieron “una importante participación”, sobre todo en las parroquias Santa Rosalía y Santa Teresa, la cual fue calificada de “muy receptiva” por el equipo de producción, ya que muchas escenas fueron grabadas durante varias y prolongadas sesiones nocturnas. Eso permitió que numerosos habitantes de dichas zonas fuesen parte de “la ambientación” de la película. ”Tenemos varias escenas donde aparece un consejo comunal de los vecinos de una de las parroquias y me gustaría que figuraran los vecinos de ese sector”, admitió Efterpi Charalambidis para una periodista de La Villa del Cine.
“Si bien es cierto que tenemos que tener actores realmente, siempre hay otros personajes que están allí, que forman parte del entorno que tienen que participar. De hecho hay personas de distintas nacionalidades, hay personajes europeos y a ellos los buscamos en las comunidades de los centros portugueses, italianos y hasta gallegos”, señala.

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