martes, agosto 07, 2007

Francis Rueda en ocho personajes

La cartelera de espectáculos se ha enriquecido durante las últimas semanas para beneficio del siempre anhelante público, especialmente ahora que ocho mujeres, pertenecientes a la mejor historia del teatro venezolano y universal, se hacen hueso y carne para tomar vida en la escena, gracias al depurado talento histriónico de Francis Rueda (Caracas, 17 de abril de 1949), al esmero dramaturgista y la minimalista puesta en escena adelantadas por el veterano teatrero Gilberto Pinto. Se trata del destacado espectáculo Encuentro con Francis Rueda, el cual hace temporada en la Sala Horacio Peterson del Ateneo de Caracas.
Esta producción del grupo Teatro del Duende le permite a Francis Rueda lucir sus diversas capacidades interpretativas, cultivadas durante los últimos 42 años, por intermedio de algunos de los personajes que le han correspondido interpretar, y que, de especial manera, contribuyeron en su desarrollo profesional, por el cual ha merecido varios Premios Municipales de Teatro, además de otros reconocimientos. Pero este montaje es un pretexto para que ella además revele las razones por las que, casi desde jovencita (comenzó a los 16 años) decidió formar parte del maravilloso mundo del teatro y en especial del venezolano. Y para ello se apoya en la encarnación de personajes como Lucrecia de Lucrecia de Gilberto Pinto; Greta Garbo de Oficina Nro. 1 de Miguel Otero Silva; Laurencia de Fuenteovejuna de Lope de Vega; Ramona de El rompimiento de Rafael Guinand; Medea de Medea de Jean Anouilh-Eurípides; Clitemnestra, canción de Carlos Moreán, para los espectáculos de la Cátedra del Humor; Clov de Final de partida de Samuel Beckett; y “Brusca la rompe fuego” de Lo que dejó la tempestad de César Rengifo,
DOS LECTURAS
Encuentro con Francis Rueda
tiene dos niveles de lectura: uno político y aleccionador sobre el rol de la mujer, y otro centrado en las intimidades y las características de la profesión, “esa irrefrenable inclinación a jugar a ser el otro, al placer y a la angustia de la transfiguración, hasta llegar a la complementación del ser humano a través del arte de la actuación”, como apunta Francis Rueda.
Su espectáculo está integrado, por ocho segmentos del más puro teatro y otros ocho apasionados momentos de conversación, donde ella revela las intimidades de cada una de esas mujeres, para reiterar finalmente su inquebrantable decisión de no abandonar jamás su profesión, mientras le queden fuerzas para cumplir con sus agotadoras exigencias, que además son bastantes.
La mantuana Lucrecia que sueña con el triunfo de Bolívar y la consolidación de la independencia de la provincia de Venezuela; la desesperada prostituta Greta Garbo que no quiere consumirse en la asqueante explotación de un campamento petrolero; la vigorosa Laurencia que le exige a los varones más masculinidad para que defiendan a sus mujeres y sus hogares; la chismosa Ramona, una caraqueña que se aterra ante indetenible avance de la modernidad; la tragedia de la enamorada Medea que sacrifica a sus hijos para vengarse del abandonado a que la somete Jasón; la hetaira Clitemnestra que se burla de la sociedad que la usa y la desecha; la misteriosa Clov que presencia el final de la humanidad, y la loca guerrillera Brusca que habla del regreso de Zamora, son los entes femeninos que desde la escena lanzan sus diversos mensajes de amor, de rabia, de desesperación y porque no hasta de conmiseración hacia un mundo que todavía se niega a aceptar la presencia de las mujeres en todos los roles de la sociedad. Es un grito de advertencia para todos aquellos y aquellas (porque también las hay) que no se han dado cuenta de que los pueblos crecen y demandan más justicia e igualdad, entre otras cosas.
Cabe resaltar que cada una de las ocho mujeres teatrales recibe un especial y aleccionador tratamiento artístico, teniendo en cuenta la historia, el contexto y las características de cada una de ellas. Ahí es donde se aprecia no sólo el profesionalismo de la actriz, sino el especial cuidado del director Pinto (78 años), con quien está casado hace 28 años, además de haber sido su profesor. El ritmo y la brevedad, menor de una hora, son golosinas para los espectadores.
Tras ponderar cada una de sus caracterizaciones, lamentamos que Francis Rueda no haya tenido más roles de importancia, no sólo en el teatro sino tambien en el cine y la televisión. Ojalá que esta cátedra de teatro que ella ha llevado al escenario sirva para que los cazadores de talento se den cuenta de lo que ella encierra y de lo que puede ser capaz. Está en su mejor momento.
Encuentro con Francis Rueda le ha permitido a la actriz reflexionar y disertar sobre su profesión, porque apoyándose en algunos de sus más notables trabajos teatrales (su lista pasa de 100, entre los exhibidos y los que ensayó y no pudo mostrar), aspira ahora que el público se adentre en el misterio de la creación actoral, “que para muchos se trata de un terreno desconocido”, como ella misma lo ha dicho.

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