domingo, junio 10, 2007

Teatrero caníbal

El dramaturgo caníbal no es la primera vez que camina por las calles de Nueva York. Tampoco será la última, pues le queda mucha suela en sus zapatos y otras piezas teatrales por estrenar o remontar como lo están haciendo las agrupaciones hispanas o estadounidenses en las últimas cuatro décadas.
La semana pasada estuvo en el teatrito de Repertorio Español, en Manhattan, para recibir un homenaje y presenciar el tercer montaje que Rene Buch hizo de O.K. Una crucial comedia dramática que lo internacionalizó y le permitió percibir tantos dólares que dejó de ser empleado del gobierno venezolano y asumirse definitivamente como escritor, bien para el teatro, el ensayo, la prensa y la novelística; apuntalar la ruta pionera de El Nuevo Grupo; fundar la primera Compañía Nacional de Teatro y participar en la creación de la primera Escuela de Artes de UCV, de donde salió jubilado, para dedicarse, con mayor libertad, a lo que ha hecho siempre: escribir y vivir, además de viajar.
Porque Isaac Chocrón -este dramaturgo caníbal no tiene clon- debutó en 1959 con la pieza Mónica y el florentino, escenificada por el rumano Romeo Costea, y durante la temporada 2006 disfrutó con Los navegaos (2006), dirigida por el venezolano Michel Hausmann, cuyos abuelos vivieron el infierno de los campos de exterminio nazis.Tiene una veintena de obras, además de varias novelas, como Se ruega no tocar la carne por razones de higiene, ensayos y docenas de notas periodísticas.
Instalado ahora en su minimalista penthouse, envidiable "torre de marfil", con vista al Ávila y un jardín de orquídeas y bromelias, custodiadas por Sara, su fiel ama de llaves desde los años 60, revisa la correspondencia, firma cheques, responde correos, devuelve llamadas y ajusta su agenda.Ahí no pueden faltarle sus cotidianas sesiones de escritura, de 9 am a 1pm, tres terapéuticas visitas semanales al gimnasio y almuerzos o cenas con la familia elegida, la que no se hereda sino que se construye con el paso de los años y los afectos recíprocos.
Así como una mano lava a la otra y las dos purifican el rostro, esa semana neoyorquina le lavó el desaliento del anterior "lapso negro", dice, y continúa citando sus gratos momentos con Merce Cunnighan, Edward Albee, María Cristina Anzola y ese elenco "jamás visto" que materializó al chulo "Franco" y las devoradoras "Mina" y "Alma", encarnados por el gringo Gil Ron y las cubanas Tatiana Vecina e Isabel Moreno, protagonistas de su O.K. No suelta prenda sobre lo que disfrutó de ese espectáculo. Sabe que una obra de teatro después que se entrega a un director y un elenco ya no le pertenece, pero siempre al volver a verla capta algo nuevo a todo lo visto anteriormente, y mucho más en un montaje cuyo asistente de dirección es el artista venezolano Fernando Then, instalado ahora en "The big apple". Sí comenta que ha sido éxito de taquilla y de crítica, y en algunos comentarios hasta le dicen que es un Tennessee Williams a la venezolana, juicios que no puede dejar de festejar con wiskhy mayor de edad y bien dosificado.
Elude hablar sobre lo que actualmente escribe, aunque advierte que usa el computador cuando está inspirado o con su mano zurda, en unos cuadernos que tiene siempre cerca, al trancársele la sesera. Informa que el montaje que le hicieron Héctor Manrique y Basilio Álvarez de La revolución fue exitoso y pronto reanudarán otra temporada, así como la inminente reposición de Los navegaos, sacada "brutalmente" de la cartelera del teatro Trasnocho el año pasado.
Emigrado
En medio del concierto vespertino de las guacamayas que bajan del Ávila, revela que está releyendo Cien años de soledad y cita lo que en una de sus maravillosas páginas escribió el Gabo: "Taciturno, silencioso, insensible al nuevo soplo de vitalidad que se le metía a la casa, Aureliano Buendía apenas ni comprendió que el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad".
-¿Qué tiene que ver eso con Isaac?
-Mi buena vejez es que tengo un pacto honrado con mi soledad.
-¿Pero usted tiene una mujer a su lado desde hace más de 40 años?
-Sí, pero también tengo mi familia elegida. Mi soledad no significa que estoy desolado, sino que aprecio estar solo y así adelanto más fácilmente mis agendas.
-Hace un tiempo se lo preguntaron y respondió. Ahora le repregunto: ¿qué es lo más extraño que ha comido?
-Carne humana... y me gustó.
-¿Es una metáfora?
-No, es que así hablo yo. Pero muchas personas no lo entendieron y me llamaron muy preocupados. Les dije que era una humorada.
-¿Humorada? ¿No será que usted canibaliza a los personajes reales que inspiran sus obras y después los regurgita en el escenario?
-No lo había pensado, quizás ahí esta el éxito de mis obras.
-Está de moda exiliarse y gastarse los dólares en Miami.
-No, yo no soy de los que se va, porque ya soy un emigrado aquí, aunque nací en Maracay al principiar la década de 1930.









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