miércoles, mayo 31, 2006

Nueva York no es una quimera




No es Moisés Kaufman el único teatrero venezolano que vive y trabaja en Nueva York, donde es una figura destacadísima. Hay unos cuantos criollos más que luchan a diario para triunfar en sus respectivas especialidades.Tal es el caso de Aminta de Lara, Pablo García Gámez y Marcelo Rodriguez quienes, al cabo de varios años de resistencia o sobrevivencia, comienzan a destacarse o cotizarse en el exigente mercado de las artes escénicas.
Español e inglés
Tras estudiar y vivir en Nueva York a lo largo de diez años y unas cuantas incursiones en su natal Caracas, Aminta de Lara se reinstaló en Manhattan desde 2003. Admite que para cada etapa de su vida ha tenido una razón de ser. “En este instante estoy muy a gusto. Pero admito que es muy difícil aburrirse en nuestra patria herida, el tedio no tiene cabida en medio de tanta contradicción. Lo que prefiero en realidad es un lugar donde estar en paz, como Nueva York”. Hace teatro, bien como actriz o directora, en español y en inglés. Considera que mientras más personas vean el trabajo mayor será la capacidad de reflexión: “Al hacerlo exclusivamente en español se le está negando esa oportunidad a un número significativo de personas”.
Su mas reciente éxito artístico, como autora, actriz y directora le viene por La importancia de llamarse Blanca, comedia ambientada en medio del espanto de las transiciones entre los gobiernos de Lusinchi, Pérez II y Caldera II. “Me di cuenta que difícilmente encontraba a compatriota alguno sintiéndose responsable por las acciones de esos gobernantes por los que había votado, o por las consecuencias de esos resultados electorales, por no haber ido a votar. Creo que tenemos una especial contradicción en ese sentido. Nos parece que si no nos toca muy de cerca no nos está pasando y en consecuencia cuando, por destino, nos corresponde asumir posiciones de importancia carecemos de la valoración ética apropiada. Fue una producción de Latin American Theatre Ensemble, se estrenó en la sala Julia de Burgos, estuvimos cuatro semanas en cartelera y me acompañaron en esa hermosa oportunidad los venezolanos Fernando Then y Pedro de Llano, además de Diana Chery. Me encantaría mostrarla en Caracas”.
Informa que en estos momentos se ha mudado, provisionalmente, a Washington para actuar en Los pecados de Sor Juana Inés de La Cruz, de Karen Zacarías, una producción del Teatro Gala, puesta en escena por Abel López. En Nueva York su agrupación Sinteatro abrió ya su sede y ha recibido invitación de Ellen Stuart para estrenar Golondrina, su última obra, en La MaMa, “obviamente en inglés”.
Blanco Blanco
Pablo García Gaméz, con 41 años en su cédula de identidad, lleva 14 viviendo en Nueva York, y acepta que su vida artística ha ido madurando. “Con sus altos y bajos, he estado en un continuo proceso de aprendizaje, un aprendizaje formal e informal. Se aprende en una clase de HB Studio o de un salvadoreño en la calle que te cuenta que la música de los Guaraguao estaba prohibida por la derecha de su país cuando la guerra civil y te podían fusilar. Redescubres el bagaje que arrastras: ese bagaje, esa identidad o ese molde que te dio el país de origen y que es uno de los factores para sobrevivir o hundirse”.
Cuenta que su ubicación en el contexto artístico de Nueva York ha sido un proceso. “Ando con Iati, un grupo pequeño off-off Broadway, fundado en los años 80 por el venezolano Abdón Villamizar, pero él ya no está al frente de su dirección. Hemos trabajado para tener un espacio en la calle cuatro este de Manhattan, la cuadra donde está La MaMa y el New York Theater Workshop. Es una zona que puede convertirse en distrito teatral. Para ubicarme ha sido indispensable la terquedad: más de una vez las he pasado negras, pero había que respirar profundo y seguir adelante. He contado con amigos y conocidos que me han tirado la toalla: la primera vez que una de mis obras alcanzó un escenario aquí fue gracias al grupo Pregones. En los talleres de Ollantay he afinado herramientas dramatúrgicas y gracias a Pedro de Llano llegué a Iati como operador de sonido; después el grupo ha montado tres piezas de mi autoría. Creo que hay que ser terco, actualizarse y estar abierto a lo que pueda pasar. Colaboro con Teatro en Miami, una revista que circula por Internet haciendo comentarios sobre grupos hispanos de Nueva York. En dramaturgia, dirijo un programa de difusión de autores, coordino el laboratorio de Iati integrado por Diana Chery, Eva Cristina Vásquez, Berioska Ipinza, Alejandro Aragón y este servidor, lo que permite diversidad de criterios e intensas discusiones. Con el laboratorio hicimos un show case patrocinado por ART NY y conseguimos financiamiento para publicar esas obras; ahora, en julio o agosto, el autor boricua Roberto Ramos Perea vendrá a darnos un taller intensivo. Actualmente tengo en cartelera a Blanco Blanco, obra que tiene su historia: escrita en 1997 para un proyecto que iba a realizar Elio Palencia en Madrid, se quedó engavetada siete años hasta que la mandé al concurso Proyecto Asunción”.
Premio teatral
Marcelo Rodríguez (Caracas, 1964), uno de los hijos de Yolanda Laprea de Rodríguez, se graduó de periodista en audiovisuales en la Universidad Central de Venezuela, pero también estudió en la Escuela Nacional de Teatro y después en Nueva York se especializó en teatro musical en uno de los Actors Studios. “Me casé, tuve un hijo, me divorcié y ¡he vivido de hacer teatro! Lo digo con alegría porque vivir actuando en esta ciudad es un privilegio. Es un mercado con tanta competencia que siempre tienes que ayudarte con otra clase de empleo para sobrevivir. Bueno, tampoco es que yo sea la excepción, porque desde hace seis años he estado trabajando como animador en español para la WWE (World Wrestling Entertainment) y mi voz se escucha en 12 países de habla hispana todas las semanas”.
El pasado jueves 11 de mayo, Repertorio Español y la Fundación MetLife le entregaron el primer premio del Concurso Nacional de Obras Teatrales MetLife 2006, integrado por un premio de tres mil dólares, a su obra Bestalia. “Ahí exploro la vida de una mujer latinoamericana obligada por su padre a irse a Estados Unidos como castigo por un hijo ilegítimo, al que tuvo que abandonar. Me inspiré en la vida de una mujer a la que conocí cuando visité a Nueva York por primera vez. Ahora Repertorio Español estrenará el espectáculo en la temporada del 2007”.
El galardón -relata- lo ganó por haber sobresalido entre otras 77 piezas que llegaron al concurso desde todos los rincones de Estados Unidos. “Pero el verdadero premio -por lo menos es lo que más me interesa a mí- es recibir una producción con todos los hierros por parte de Repertorio Español, la compañía de teatro en nuestro idioma más importante de todo Estados Unidos. Además, la pieza se quedará dentro del repertorio estable y puede durar tanto como el público se interese por verla”.
Actualmente se encuentra en proceso de escribir dos nuevas piezas: “Una es sobre la vida de un hombre que ‘defiende su derecho a morir tanto como su deber de vivir’ -lo dice él, no yo- y una comedia musical que cuenta las intimidades de dos familias hispanas que llegan a Estados Unidos en busca del sueño americano -léase un (a) gringo (a) para su hija (o)- y terminan encontrando algo que pudieron haber hallado en sus propios paises...¡el amor verdadero y la felicidad!

martes, mayo 30, 2006

¡Gloriosa mía!

Gracias a su fiel secretario, Daniel Florencio O´Leary( Cork, Irlanda, 1801/Bogotá, 1854), se salvó buena parte de la historiografía real e íntima de Simón Bolívar(Caracas,1783/ Santa Marta, 1830). Si él no hubiese rescatado, casi rocambolescamente los baúles con gran parte del archivo del Libertador, sobre buena parte de la vida del ilustre caraqueño lo que se tendría serían versiones de las versiones de los hechos que protagonizó ,de cómo pensó y sacó adelante su magna gesta, de lo que opinó sobre sus lugartenientes o de qué manera montaba a las mujeres que se le ofrecían sin titubearlo.Pero la misma suerte no acompañó a la verdadera memoria historiográfica de Manuela Sáenz (Quito,1797/Paita,1856). Ella no tuvo una persona o una fiel esclava que preservara su correspondencia, especialmente la que se cruzó con su gran amante, y es por eso que ahora se dicen tan pocas cosas exactas o correctas de esa Libertadora del Libertador, de esa dama que sacrificó, incluso, hasta su honra social, para estar al lado de su héroe.
Sin embargo, gracias al Fondo de Garantías de Depósito y Protección Bancaria (Fogade), que las tiene en su poder, tras haber pertenecido a los dueños de una institución financiera venida a menos, es posible ahora leer una serie de auténticos documentos del Libertador, especialmente la copia una carta que le envió a su Manuela Sáenz, en 1822, cargada de códigos que ambos conocían. Ahí, tal como lo transcribimos, se lee:
"¡Señora! Yo tendré la mayor satisfacción de bailar con Vuestra Merced cuando Vuestra Merced disponga y Señale el día y la noche. El tiempo está bueno y la luna también, por lo mismo no habría inconvenientes por la Marea”.
"¡Gloriosa mía! doy a Vuestra Merced mil gracias por tantas bondades y mas aún por haber tomado mi nombre”.
“Póngame Vuestra Merced a los pies de las señoras y reciba el corazón de Bolívar”.
¿Cuántas cartas más como esta se salvaron de una pira de la lejana y triste Paita? ¿Cuántas misivas similares se las llevó el viento o terminaron sirviendo para otros nobles fines en aquellos territorios del que fuera el imperio incaico transformado en convulsa república latinoamericana?.
Nadie sabe nada. Nadie puede decir nada con exactitud sobre cómo fueron esos amores entre el luchador y su mujer. Solamente queda la imaginación, esa loca de la casa que en manos de los escritores o los periodistas teje fantasías, algunas cercanas a la realidad. Falta esperar que un Edgardo Mondolfi Gudat se deje atrapar por ese misterio y le dedique una novedosa investigación para que se sepa algo más de Manuela Sáenz, la que fue esposa del médico inglés James Thorne y a quien abandonó para irse tras un guerrero que necesitaba amor y algo más.
Si el dramaturgo Sergio Arrau (Chile,76 años) hubiese tenido acceso a esa gran correspondencia, extraviada que se cruzaron Manuela y Bolívar, es seguro que hubiese escrito una obra más densa, más nutrida, más novedosa y menos reiterativa que la que hizo y la cual, bajo el titulo de Manuela...la mujer, hace temporada en la sala de Conciertos del Ateneo de Caracas, dirigida aplomadamente por Mario Sudano y con la precisa actuación de Jenny Noguera.El mismo autor, que conoce las limitaciones de la historiografia sobre la amante de Bolívar, admite que si hay “un personaje de la historia latinoamericana atractivo por su accionar, hechos y pensamientos, por su fidelidad a un hombre e ideal libertarios -o, si se quiere, ideal libertario personificado en un hombre- ese es sin lugar a dudas el de Manuelita Sáenz. La obra Manuela...la mujer pone en escena de manera sucinta hechos esenciales de la vida de esa mujer que amó y acompañó al Libertador en gran parte de la heroica gesta. Por el hecho de ser un trabajo unipersonal, esta pieza teatral constituye un duro desafío para la intérprete puesto que requiere ductilidad, fuerza, ternura, convicción, gracia y encanto, cualidades necesarias para que ella viva el personaje y así pueda hacerlo vivir con ella al público”.
No es que sea mala la pieza de Arrau, veterano autor y director radicado en Perú que pasó hace unos años por Caracas y enseñó su arte, al tiempo que dejó una obra hermosa, El padre del teatro venezolano, además de otros textos. Su Manuela...la mujer es una versión más estrujante, más teatral, más trágica de esa mujer de carne y hueso que se jugó su vida con tal de estar al lado de su Simón, una mujer que tuvo muchos años de vida como para rumiar sus aciertos y sus errores, una mujer con la estatura de cualquier heroína griega abandonada por su familia o sus hombres.
Podríamos decir que la Manuela de Arrau adquiere ribetes asombrosos por la habilidad como ha sido escrita, aunque la misma historia no tiene nada nuevo, nada que revele más perfiles sobre la briosa quiteña. Es la escritura, son los diálogos y, por supuesto la respetuosa puesta en escena, los que hacen llevadero el rato en que se evocan aquellos años difíciles de una América Latina cuyos escasos habitantes no sospechaban nada de las dificultades para la vida y la libertad que tendrían sus descendientes en el siglo XX y en los albores del XXI.
Este espectáculo debería ser llevado a las escuelas bolivarianas y a los cuarteles. Es historia, bien actuada.

sábado, mayo 27, 2006

Urdaneta volvió a jugar a los dados

Néstor Caballero (Maracay, 1951) no se queja. Solamente informa, con cierta preocupación, que “primero estrenaron mi pieza teatral Dados Teherán antes que alguien lo hiciera aquí en Venezuela. Así son las cosas”. Pero no se amilana. Seguirá trabajando para que pronto se muestren sus textos en otros escenarios, “ojalá que sean criollos”, puntualiza.
-¿Qué ha pasado con su dramaturgia, en medio de la batahola de los cargos públicos que ha ocupado o desempeña: primero, la dirección general de la Compañía Nacional de Teatro y, ahora, la secretaría de Cultura del estado Anzoátegui?
--Uno siempre es dramaturgo. Es una condición que no se pierde. Nuestro mirar la historia, la forma de enfocarla, desenfocarla, deshistorizarla, verla desde distintas ópticas, es como parte de nuestra personalidad. Siempre nos ubicamos del lado más oscuro del hombre para poder llevarlo a la escena y que éste se vea y se reconozca, en lo que por lo general no logra distinguir. El dramaturgo desenmascara al hombre, para, emocionándolo, estremecerlo, hacerlo reflexionar, y quizá modificarlo. Pienso que el solo hecho de que, en la escena, un personaje le cause atracción o rechazo a una sola persona del público, ya es, en sí mismo, una de las funciones en el oficio del dramaturgo como artista. Si la obra te persigue, para dolerte, después de la función, nuestro oficio alcanza su objetivo. Al estar adentro, comprometido con este proceso, me permite ver y decir, en juego de palabras, que, muchas veces, todo lo que brilla no es rojo. Es decir, no todo aquel funcionario que viste una franela roja, es chavista, aunque, puedo afirmar que el pueblo, el más desposeído, el marginado, aunque no vista de rojo, sí lo es.
-¿Tiene tiempo para crear o escribir?
-Crear o escribir es algo orgánico, que, por supuesto, en mi caso, tiene una disciplina. Primero, aparece la situación, bien sea por una noticia de prensa, bien sea por algo que te cuentan, bien sea que te llegue, recónditamente, desde eso que llaman alma. Los llamados de la situación para una obra de arte, siempre son enigmas y se aparecen misteriosamente. De ahí en adelante hay todo un proceso de investigación, y hasta, si se me permite la palabra, de “digestión” de la obra. Es, haciendo un símil, “un embarazo”, donde se va gestando la obra, en mi caso, mentalmente. Nunca tomo apuntes. Va creciendo sola, en mi interior. Una vez sucede eso, una vez culminada la gestación, viene el parto, que disciplinadamente, para mí, tiene un horario que es desde las siete de la mañana hasta las doce a una del mediodía. En ese lapso, escribo una escena, o dos, o el principio, o la mitad, o el final de la pieza. Eso sí, con disciplina de monje trapense. Se culmina la obra. Se deja reposar, macerar, y al mes siguiente, entra a trabajar el oficiante, el dramaturgo y corta escenas, modela, ajusta.
Comenta que su cargo, como director de Cultura del Estado Anzoátegui, no le permite esa disciplina con rigor, “pero no me quejo. Tiempo tengo que sacar a juro, sin que mis responsabilidades a cargo de una dirección tan importante como es esta, la de Cultura, y que me duele al ser de ese medio en mi condición de artista, se vean afectadas. Tiempo le he robado al sueño, a mi descanso, a mi familia, y ya está terminada mi obra Te quiero de gratis, Lavoe, un musical que estreno en septiembre en el Celarg y que ya se comenzó a ensayar con Franklin Vírgüez, Ana María Simons, con música del pollo Brito, la dirección de Daniel Uribe, y la producción de Jorgita Rodríguez”.
-¿Qué ha ocurrido con la difusión de tus textos, dentro y fuera de Venezuela?
-Las obras son como los hijos, toman su propio camino y de repente recibes una llamada, un mail y te dicen por qué camino o andan. Las obras se independizan, Musas, por ejemplo, se estrenó en dos estados de México, y en uno de ellos, en la capital, ganó el premio al mejor texto. Aún no he podido ir a retirar el galardón. En Bolivia, en Perú, en Brasil y Argentina, también se estrenó Musas. Oasis Teatro, de Bolivia, la está presentando en Cuba. En Brasil, ya firmé la autorización para la traducción al portugués de Los hombres de Ganímedes que será publicada y montada por allá. En Estados Unidos, María Silvino Persino, está escribiendo una introducción sobre Dados que formará parte de una antología sobre biografías de hombres, en edición bilingüe del Trinity Collage. Sorpresa grata fue, como te dije en exclusiva, el estreno de Dados, en Teherán. No pude asistir por razones de trabajo.
-¿De sus obras en el exterior, le llegan algunos dólares?
-Jajajá. Veo que estás bien informado. Sí. Sí me llegan, sólo que en bolívares, no en dólares, pues la compañía por donde lo envían no me lo da en dólares, sino en bolívares, por lo del control de cambio.
-¿Tiene alguna cartilla o vademécum a mano cuando te dedicas a escribir teatro? ¿Cómo nace una obra de teatro en tus manos?
-Sobre el vademécum, creo que ya te respondí y cómo nacen las mismas, también, pero te confieso que mi mejor pieza aún no la he escrito. La mejor pieza, creo, es la que aún no se ha escrito. Sin falsa modestia digo, aún no he aprendido a escribir teatro, creo que nunca lo haré, creo que aún estoy aprendiendo. Pensándolo bien, pienso, que el día en que ya sepa escribir teatro, dejaré de hacerlo, pues ya no será un reto, ya no me ayudará a soportar el vacío permanente, que llevamos en nuestro corazón los dramaturgos desde que nacemos.
-¿Todo acto creativo del hombre es político y es normal que una pieza sea política, lo cual es diferente a ser un panfleto?
-El ser humano es político, desde que tiene conciencia de su cortedad sobre la tierra. Se constituye políticamente para sobrevivir. Ni la familia escapa de ello. La familia es, en sí misma, una relación política, un ente fundamentalmente político, en constante formación. La relación maternal, paternal, filial, sin menospreciar, claro está, la sentimental, es una relación política de acuerdos para la convivencia, y hasta para el manejo del poder. Toda obra de teatro es política. El hecho mismo que se mantenga al margen de lo político, es una toma de postura política del autor. Ahora bien, el teatro es un arte. El teatro muestra las relaciones de poder exponiendo los grandes conflictos del hombre, sobre sí mismo, sobre la sociedad, sobre el destino, sobre los dioses, sobre los derechos, sobre la justicia, o, el gran tema, sobre la muerte, para criticarlos, para enfrentarlos. El teatro de arte, por llamarlo de alguna manera, es una constante lucha y enfrentamiento contra cualquier poder. El teatro es un antipoder.
Metáfora para revolucionarios
El general en jefe Rafael Urdaneta nació en Maracaibo el 24 de octubre de 1788, y murió el 23 de agosto de 1845 en París. Néstor Caballero toma el último día de la vida de ese prócer de la Independencia para ponerlo en un hotel parisino, ya ciego y desilusionado, junto a su fiel compañero, el indio Clemente Gómez, a jugar, por última vez, una partida de dados, porque además era algo más que un apasionado de ese juego de azar. Por eso la pieza teatral, estrenada en la capital iraní, se llama Dados. Ahí, el personaje histórico utiliza los números de los dados para repasar mentalmente los episodios que marcaron su vida de lucha. Esos números ubican las fechas que definieron su existencia, como el día en que decidió enrolarse en los ejércitos revolucionarios, junto a su primo Francisco Javier, a pesar de la feroz oposición del tío Martín, quien sí apoyaba al decadente régimen monárquico español. A lo largo de la pieza, el autor da claves al espectador para que analice los riesgos y los contratiempos a los que se expone el combatiente revolucionario. La metáfora es obvia y predica que hay que luchar siempre por los ideales altruistas y los derechos humanos .Es teatro histórico contextualizado.

miércoles, mayo 24, 2006

Los 13 ponys de Gustavo Ott

Ni Gustavo Ott, su fundamental artífice, se lo creía o podría haberlo soñado. Pero resulta que es una verdad muy grande, la cual se puede medir ahora con los miles de espectadores y las decenas de espectáculos ahí exhibidos. Se trata nada más y nada menos de que el Teatro San Martín de Caracas (Tsmc) cumple 13 años de labores continuas en el suroeste caraqueño, dándole u ofertándole, por consiguiente, a los habitantes de esa popular zona una serie de espectáculos combatientes y desacralizadores de la realidad social criolla y convirtiéndose así en el mejor o el único polo del otro teatro de la urbe capitalina. Esa semilla sembrada tiene que dar sus frutos: crear unas generaciones de espectadores expertos y que nunca más podrán tragar entero lo que se les muestre desde cualquier escenario.
Ese teatro del Tsmc no mercadea con las conciencias de los espectadores ni les fabrica espejismos para ocultar o maquillar los procesos de cambios que en este país avanzan, precisamente desde la última década del siglo XX. Incluso ha mostrado espectáculos virulentos, algunos bordeando el panfleto, pero buscando así romper las burbujas en que algunos espectadores tratan de sobrevivir en medio de la vorágine cotidiana. Han sido montajes, por lo general, de una ideología antiburguesa y además descreída ante las sirenas y sirenos de supuestas revoluciones. Han sido piezas esclarecedoras sobre los mecanismos culturales de dominación y muy cercanas a una ideología anárquica, la cual no es mala, sino quizás la más sabia o la más prudente en medio de las turbulencias.
Hemos sido testigos de esos 13 años de lucha del Tsmc buscando ubicarse entre las mejores alternativa válidas para los caraqueños y es precisamente ahora que llega, cual bálsamo cicatrizante, la pieza Pony o Nunca te he negado una lágrima, del principal gestor del Tsmc: Gustavo Ott (Caracas,1963). Personaje único en el contexto teatral criollo entregado a la creación de una dramaturgia universal a partir de sucesos, conflictos y desamores de su amada Venezuela. ¿Lo conseguirá? No lo podemos afirmar ahora, pero sí advertimos que ha avanzado muchísimo en los últimos 13 años y sus piezas ya se representan en varios continentes, lo cual es un indicador de que para algo sirve lo que escribe. El tiempo, el más fiel amigo y también el peor enemigo del hombre, dirá lo qué pasó con este venezolano y sus metas. ¡Sus éxitos son de todos y sus fracasos también!
Por ahora hay que reseñar su Pony, una comedia tramposa, como lo son todas, donde las risas provocadas por los gestos o las situaciones de los personajes, o por lo que ellos dicen son verdaderas gotas de ácido sobre una cetrina piel, o son sal sobre las heridas que tienen las almas de los venezolanos o de todos aquellos pueblos que no han superado a la burguesía dominadora. ¡Ojo: no es una pieza guerrillera, ni cosa parecida, sino una verdadera patada contra las sacrosantas tradiciones de las familias que todos conocemos, las familias a las que pertenecemos sin haberlas escogido!
Pony son cuatro actos o cuatro etapas a las que Mónica Morales (Verónica Arrellano), una trabajadora de la clase media, es sometida por su familia, en medio del contexto audiovisual de unas elecciones presidenciales del país donde vive, comicios que para ella pueden ser su tabla de salvación si gana el candidato de sus preferencias. Padre, madre y hermano la engañan de la forma más abyecta, como es la manipulación de sus afectos o de su sensibilidad, para quitarle o robarle sus ahorros, que son precisamente en dólares. El final es críptico: ella, en medio de la soledad y el abandono de su familia, además de haber perdido su marido, le dice a su padre que la esperanza es como un caballito pony, el cual está hundido en una habitación llena de mierda o excrementos, pero que ahí está y que mientras exista la esperanza o ese pony ella podrá seguir viviendo.El director Luis Domingo González ha logrado una correcta primera lectura escénica de esa pieza, donde Ott no ha dejado ni una puntada suelta. Todo fluye correctamente para los dos intérpretes (Verónica Arellano y Salomón Adames), a un ritmo y con una fuerza que no deja tiempo ni para reír por la violencia de la comedia: padre, hermano y madre matan los sentimientos de una hija que es todo amor.
Hay por supuesto más lecturas sobre la metáfora de la obra y estamos seguros que el público del Tsmc las hará todas y aprenderá que no se puede perder la esperanza ni que tampoco hay que confiar de buenas a primeras en los demás, aunque sea mamaíta y papacito quienes los acosen.

martes, mayo 23, 2006

Pinocho 2006

El Teatro Universitario de la Universidad Central de Venezuela, con sus dignos 60 años de labores continuas, ha sido, hasta ahora, útil para el desarrollo de las artes escénicas criollas. Por ahí han pasado directores y dramaturgos que dejaron las marcas de sus estéticas que sí lograron romper los muros de “la casa que vence las sombras”. Desde Luis Peraza, Nicolás Curiel, Herman Lejter, Luis Márquez Páez o el saliente (¿?) Luigi Sciamanna en estos inciertos principios del siglo XXI, todos dejaron sus huellas y aportaron las ricas páginas de sus historias para la historiografía teatral. Desechar o tratar de ridiculizar los aportes del TU para el desarrollo de una estética teatral vernácula y además contribuir al acrecentamiento del público, sería un acto sólo posible por algún sector de “ignorantes con títulos académicos”, de esos que abundan ahora en algunas jefaturas universitarias, de esos que el germano comunista Bertold Brecht ridiculizó con sus piezas y hasta con sus textos.
Luigi Sciamanna escogió el metafórico texto Pinocho, las aventuras de un muñeco, de Carlos Collodi (1826-1890) y se atrevió a versionarlo y ponerlo en escena con un elenco de estudiantes ucevistas. Quería con este espectáculo iniciar así su retiro de la dirección del Teatro Universitario, pero antes iba a montar otro espectáculo con el apoyo de la nación francesa sobre la amplia temática de los derechos humanos. No sabemos qué pasará con ese atractivo proyecto, ahora que este artista ha renunciado para demostrar así su desacuerdo ante irracionales prácticas de insano autoritarismo, neofascistas actos increíbles en un claustro universitario. Ya veremos qué pasará con la institución cultural en los nuevos tiempos que se le vienen encima, precisamente ahora que han descubierto, un tanto tardíamente, que “el crimen no paga”, como tampoco la corrupción da beneficios.
Sciamanna tomó el texto de Collodi y lo cambió radicalmente, pero dejó la esencia de la anécdota: un artista hace un muñeco de madera para acompañarse, pero, mágicamente toma vida e inicia su periplo existencial cual si fuese el Peer Gynt de Henri Ibsen. La versión 2006 de ese clásico moderno de la literatura italiana no tiene nada que ver con lo que antes ha sido llevado al cine ni con lo que han utilizado para eventos destinados a la infancia. Es un versión política y muy apropiada para estos tiempos. ¿Será eso lo que molestó a los pequeños censores y violentadores de los derechos humanos?
Este Pinocho Sciamanna, que es como debería denominarse el espectáculo, nos satisfizo plenamente y especialmente por la versión. Ahí se muestra a un “niño de madera” sorteando todas las trampas posibles que le tiende una sociedad corrupta, esa que no respeta a la infancia y abusa de ella en todas las formas. Pero donde más se muestra la inteligencia y el compromiso político de Sciamanna es en su crítica demoledora contra el fascismo, el padre de todas las tiranías contemporáneas y su trágico rol como inspirador de guerras y persecuciones contra todas las minorías. Y no podía faltar las alusiones a las drogas ni el sexo, trampas que también asaltan al inteligente pero imprudente muñeco de madera (bien encarnado por Mauricio Gómez, estudiante de la Escuela de Artes de la UCV). El epílogo muestra al Pinocho convirtiéndose en ser humano y por lo tanto permite ver el streptease más oportuno del mundo, ya que los seres humanos nacen desnudos, a pesar de que algunos quisieran que vinieran con calzoncillos o pantaletas. ¿Este justificado desnudo final habrá asustado a unas personas en especial o los envió al médico plástico de inmediato?.
Nos gustó también, por supuesto, la puesta en escena lograda por Sciamanna. Insiste en hacer un teatro sin escenografitas y con el mínimo de utilería, crear atmósferas, componer situaciones, utilizar momentos lúdicos y hacer juegos escénicos, y, como es lógico, dirigir a sus actores en claves farsescas, aunque éstos sean modestos aficionados que lo que consiguen es ser ellos mismos. En esta ocasión contó con el apoyo del primer actor Gonzalo J. Camacho, quien encarnó al padre de Pinocho, el artista aquel que talla un muñeco y que ve asombrado cómo el muchachito se comporta como un ser humano, vive su proceso y se hace hombre, porque se trata de una hermosa metáfora sobre la vida de los seres humanos .Se marcha Luigi Sciamanna, tras renunciar, pero atrás deja la semilla de su Pinocho 2006 y denuncia la envidia que su trabajo despertó.

jueves, mayo 18, 2006

Ladrones del teatro venezolano

Ya el dramaturgo Gustavo Ott (Caracas, 1963) dio la voz de alerta. En la república venezolana, la quinta, los artistas -las conciencias críticas o los que marcan los ciclos históricos de sus comunidades- continúan siendo los parias de la nación. Carecen de la básica seguridad social y de verdaderos estímulos para la creación. Son seres humanos desvalidos y por ende sus proyectos artísticos mueren antes de nacer. Ante un panorama tan tétrico son pocos los que persisten y llegan al lugar ansiado, mientras unos cuantos deben emigrar para salvarse, dejando atrás sus raíces. Pero eso no ha sido solamente en el siglo XXI. La historia de las artes venezolanas, especialmente las del siglo XX, tiene ejemplos, unos pocos brillantes y otros tan numerosos y oscuros que no se registran por piedad, pero que son el indicador del subdesarrollo de una nación que las ha tenido todas para destacarse, pero la inepta burocracia lo ha impedido. ¿Se podrá detener eso? ¿Alguien podrá cambiarlo y darles a los artistas criollos el verdadero lugar que se merecen? ¿Se podrá impedir que nos roben el talento artístico?
Subrayamos esta anómala situación del conglomerado artístico, que ya antes había sido denunciada por otras personalidades, porque hay un director de teatro, Dairo Piñeres (Caracas, 1975), que terminará por irse al exterior para avanzar en su desarrollo profesional y dejar de sufrir cada vez que insiste en escenificar sus espectáculos, donde además permite el desarrollo de nuevas generaciones actorales. Por supuesto que él no es el único con esos problemas y por eso hacemos esta denuncia, porque día a día se van agudizando las malas condiciones de trabajo aquí reveladas, y el país terminará por importar también directores, como se hizo en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado. ¿La Misión Cultura debería además atender o cuidar a los hacedores del arte?
Quienes deseen ver el talento en desarrollo de Piñeres deben acercarse al Ateneo de Caracas donde, en su Sala Anna Julia Rojas exhibe su espectáculo Los ladrones somos gente honrada, de Enrique Jardiel Poncela, con la participación de jóvenes talentosos, como Willy Martín, Jossué Gil y Guillermo Canache, entre otros. Ahí, utilizando una estética en blanco y negro, se busca recrear las atmósferas de la vida y la muerte, las metáforas del día y la noche en las almas de quienes sí buscan las respuestas a sus incertidumbres, a sus pesimismos, a sus náuseas existenciales. ¡El eterno problema del hombre ante la incapacidad de decidir su destino!
Los ladrones somos gente honrada -hizo temporada durante el último trimestre de la temporada del 2004- es una comedia tramposa, como tramposa puede ser la vida si no se le descubren sus claves a tiempo. Presenta a 14 personajes encerrados en un palacete y jugando a un objetivo común: apoderarse o robarse un testamento y unos cuantos millones de dólares. Son 14 seres jugando a ser policías o delincuentes, y en ocasiones son simples seres humanos desesperados porque no se explican lo que ocurre, o no logran explicarse los orígenes de sus dolencias mayores. Una cosa es lo que revela el título de la pieza y otra lo que dicen y hacen sus personajes. No se trata de una comedia filosófica, pero sí muestra las facetas más oscuras de la conducta humana, cuando por alcanzar el dinero de manera fácil, se vende hasta la misma paz interna.
El espectáculo permite ponderar el talento de Piñeres en el manejo de una comedia de las equivocaciones o un vodevil donde lo que se dice puede lucir cursi o frívolo, pero donde la verdadera comicidad se logra por las caracterizaciones de los actores, quienes rememoran a esos grandes cómicos del cine, como “Los tres chiflados”, hasta las comiquitas de “La pantera rosa”. La risa fácil le llega al público por el gesto y la tensión de los actores. Es un trabajo poco común en estos oscuros días del teatro criollo, cuando todo se quiere resolver con monólogos o con duetos, cuando pocos arriesgan en sus creaciones porque están solos.
Es notable también el profesionalismo o la destreza del conjunto actoral ahí presente. Por razones médicas, uno de los protagonistas, Víctor Baldonedo, tuvo que ser sustituido de emergencia. Y en menos de 48 horas, el comediante Willy Martín lo relevó con mucha solvencia. Lo vimos el pasado viernes y quedamos impactados por su performance, su juego gestual y el acoplamiento con el resto del elenco. Ahí hay histrionismo que debe ser cultivado y eso se conoce ahora gracias a Piñeres.
¿Qué pasara si él u otros se marchan? ¡Hay que estar alerta ante los ladrones de talentos!

martes, mayo 16, 2006

El "Ponny" de Gustavo Ott corre en el San Martín

Hay fiesta en Caracas porque este viernes estrenan una pieza teatral de autor venezolano.Es día de festejo porque en Venezuela el artista nacional no es tomado en cuenta, como debería de ser, por el Estado y por los particulares que hacen o producen espectáculos. Y si se monta un escritor criollo de literatura dramática, es porque él mismo se las ha ingeniado para no pasar desapercibido. Es el caso de Nunca te he negado una lágrima o Pony, del caraqueño Gustavo Ott (1963), el cual se verá desde este viernes en el Teatro San Martín, en Artigas.
Nunca te he negado una lágrima o Pony es una comedia, la primera de Ott en 10 años, producida por el Teatro San Martín de Caracas y Textoteatro, dirigida por Luis Domingo González, con los trabajos actorales de Verónica Arellano y Salomón Adames. Es la tercera producción del año, luego de Nunca te bañes sola de Daniel McIvor y Devastados de Sarah Kane. “Estamos muy orgullosos de haber estrenado a Kane en Venezuela, nadie la había hecho antes, al igual que McIvor, el que presentamos con traducción nuestra. Por su parte, mi obra es un estreno mundial del Teatro San Martín”, apunta Ott.
Él desistió de dirigir su texto, porque antes había escenificado Nunca te bañes sola. “Luis Domingo pidió mi pieza porque encontró en ella un regreso hacia la comedia de tesis y muy especialmente hacia Brecht. Nuestra compañía en este momento tiene un grupo muy interesante de directores y actores-directores, lo que nos permite ser muy versátiles. De hecho, creemos más en el dramaturgo-director, o el actor-director, que en el artista especializado. Nos gusta el creador completo. Somos hijos de la gira y de la Sala y con ellas hemos aprendido a entender a ese creador de los 60 que lo hacía todo, porque todo lo amaba. Somos artistas, pero también porteros, conserjes, luminitos, secretarias, con un orgullo recio”.
Venezuela y todos los regímenes electorales están en el trasfondo de Nunca te he negado una lágrima o Pony. Ahí se habla del engaño pero también sobre la necesidad que tiene el engañado de ser sometido a la mentira. El engaño es ofrecido al engañado con su consentimiento. “La obra nos dice que el engaño comienza con la familia y que ese engaño lo utilizamos luego en nuestras relaciones con el poder y del poder con su pueblo. Quizás estamos ante el fin de la representación política y nos preparamos para la nueva batalla de los pueblos: la de la democracia directa, donde la gente sea consultada, donde el poder sea meramente administrativo de la voluntad del pueblo, en un nuevo sistema siglo XXI en el que se le consulte a la gente antes de tomar decisiones. La tecnología celular e Internet permiten hoy consultar directamente a los pueblos sobre las decisiones que tienen que ver con nuestras vidas”.
Ott puntualiza que esa “batalla no será fácil ni siquiera de comenzar, porque si las dictaduras tratan a los pueblos como enemigos, las democracias nos tratan como imbéciles. Aún así, el hecho real es incontestable: hoy, la posibilidad real de que el poder resida en el pueblo está finalmente allí, gracias a la tecnología. En el fondo, esta es la respuesta al dilema final del anarquismo, que siempre se pensó, no tendría una salida práctica. Hoy, está ahí: controlar el poder para que éste no abuse de nosotros”.
El autor no tiene miedo de que le descifren la metáfora presente en su obra y que le reclamen. “Para eso precisamente están hechas las metáforas. Su naturaleza es ser revelada. La rosa es un porqué”.Con 25 obras disponibles, en español y 35 en idiomas diferentes, en Internet (http://www.gustavoott.com.ar) , Ott no se detiene ni se va de vacaciones. Está laborando en dos proyectos simultáneos, ambos sobre el tema de la catástrofe y la poesía. “120 vidas x minuto es uno de ellos, una pieza también reveladora del alma nacional y Tigra tigra que ardes, sobre la necesidad de ser rescatado. Termino mi primera obra infantil Somos una familia rara con un gato invisible, que trata del tema de la tolerancia y ‘la nueva familia, nueva sexualidad’ además de proyectos por encargo, guiones y narrativa, fundamentalmente”.
El Teatro San Martín está en pleno proceso de reparación general gracias a Pdvsa, el Centro de Arte La Estancia y Fundapatrimonio encargado del rescate de la fachada. El Tsmc ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad. Los arquitectos e ingenieros han rescatado los rasgos originales Art Deco] de un teatro construido en 1942, pero con la posibilidad técnica y adaptación a los criterios modernos. Y todo esto sin cerrar el espacio teatral. Las obras de fachada estarán listas en un par de meses, quizás menos, pero las áreas internas llevarán más tiempo. “Tendremos que cerrar, pero no todo: una sala primero y la otra después, lo que agudizará la crisis de espacios en la ciudad. Pero será luego en beneficio de todos. La temporada 2006 sigue su curso con el III Festival del Autor, el 4to. Festival de Danza y los estrenos de Tejas verdes de Fermín Cabal y Pudor de José Pliya. La Gira 2006 nos llevará por todo el mundo, mostrando al artista que hoy, desde cualquier esquina, conquista al mundo”.
Artistas sin seguridad social
Gustavo Ott advierte que el Iaem (Instituto de Artes Escénicas y Musicales) tendrá que enfrentar, casi ya, la falta de espacios y además de reforzar a los que ya existen con un programa de “Sala Concertada” a la manera de Buenos Aires, Bogotá o Madrid. “Caracas tiene sólo 12 salas y casi todas están en muy mal estado, tanto técnico como en sus infraestructuras. los próximos tres años podemos abrir 20 salas. El Iaem tiene el reto de crear nuevos espacios. No es tan difícil, la experiencia argentina en esto es muy importante, con 300 salas en Buenos Aires. Eso está dentro de lo posible, ni siquiera es tan caro, hay un sector teatral listo para este crecimiento, hay un público ávido, están los creadores esperando el llamado. Liderizar este sector debe ser lo más fácil del mundo, porque aquí no ha habido ni liderazgo ni camino trazado en casi 40 años. El otro reto es la seguridad social del artista. Ningún empleado público, ningún funcionario, ningún trabajador privado o público, de cualquier nivel, desde el office boy hasta el ministro, sin contar los periodistas en general o los culturales en particular, nadie en este país soportaría la situación de indefensión en la que malvive el artista venezolano. Sin seguro, ni pensión, ni acceso posible a ningún programa social, el creador venezolano es un avión en picada que espera, luego de desarrollar proyectos maravillosos, obras estupendas, instituciones originales, dando lo mejor de sí, un único destino posible: estrellarse. Y no sólo él, sino también su familia. Los niños se ven lindos con su violín en la orquesta, con su malla de ballet, con su maquillaje de teatro, pero ellos son los mismos que luego serán marginados como el último de la escala social. La principal arma de las sociedades capitalistas y liberales para someter a sus pueblos es destruirles la vocación. Destruimos la vocación para tener entonces un ejército de trabajadores al servicio del capital. Eso es lo que hacemos hoy: destruir la vocación. Ya nadie puede ser lo que quiere, sino lo que le marca el engranaje de la producción. El tercer reto del Iaem es el respaldo del creador y su obra. No importa cuánto dinero se invierta, lo que hace una gestión cultural importante es la que más creadores y obras desarrolla, no la que más espectadoras lleva al teatro.El espectador es consecuencia de la obra de arte. Concentrarse en el espectador es un criterio reaccionario, muy de derecha, es decir, el mismo del teatro comercial, ese por dinero, éste por votos. Una época son sus creadores y más que ellos, sus obras. En ese sentido, Venezuela debe competir con los programas culturales de apoyo a los creadores que ya existen en México, Chile, Argentina o Brasil. Ese es el tercer reto: el Iaem debe ponerse de nuestro lado".

viernes, mayo 12, 2006

Manuela cuenta lo suyo

El teatro siempre estuvo y continuará en crisis hasta la desaparición definitiva de la raza humana. Eso comenzó hace más de cuatro mil años, pero siempre sus artistas han luchado armados con su inteligencia, lo único que tienen, para enfrentarse al poder, bien sea político o económico o cultural, y lograr así llevar a la escena sus reflexiones sobre la vida, pero siempre divirtiendo al público, nunca aburriendo ni jamás haciéndolo dormir.
Recordamos esto porque el teatro venezolano, con unos poquísimos y angustiosos 400 años, sigue maniobrando con los monólogos o los unipersonales para no abandonar a su paciente audiencia, y ahora, en estos tiempos bolivarianos que se viven, nada mejor que sacar de la tumba a la amada fiel del Libertador y ponerla en la escena de la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas, desde el próximo 19 de mayo. Se trata del espectáculo Manuela...la mujer, actuado por Jenny Noguera y bajo la dirección de Mario Sudano, uno de “los hijos del autor escénico Orlando Arocha”.
Según Sergio Arrau, destacado escritor chileno y “padre” del texto que ahora relanza a Jenny Noguera a la escena, comenta que en su pieza intenta ser fiel a la biografía de la extraordinaria mujer que fue Manuelita Sáenz. “Sigue el accionar de ella como compañera de Bolívar desde que lo conoce en Quito, los amores tormentosos que tuvieron en Lima, hasta su separación definitiva en Bogotá”.
Arrau -cuando vivió en Caracas los duros años del exilio, escribió el sainete El padre del teatro venezolano, que no es otro que Andrés Bello- comenta que Manuela Sáenz es un ser de múltiples facetas, de carácter luchador y aguerrido, sin dejar por eso de ser al mismo tiempo dulce y tiernamente femenina. “Ella no parece que hubiese vivido dos siglos atrás, pues su proceder ausente de los prejuicios de la época, su desprecio por el medio pacato y convencional en el que vivía, resultaba revolucionario en el siglo XIX, cuando aún se consideraba a la mujer como un ser inferior, totalmente subordinado al dominio masculino”.
Advierte que en su Manuela…la mujer no se inventan hechos. “Ellos sucedieron realmente. La acción se inicia en Paita, pequeño puerto del norte del Perú, comenzando por el final como quien dice, con una Manuela vieja y pobre que a medida que va rememorando su pasado rejuvenece, ‘viviendo’ nuevamente los acontecimientos -cosa que solo el teatro lo permite ver objetivamente- desarrollando el gran amor de ella por y con Simón Bolívar. Se suceden facetas graciosas, dramáticas y trágicas que implican las circunstancias vividas por una dama tan especial, que alejándose de la vida tranquila y cómoda que le correspondía por su medio social, quiso llevar otra llena de peripecias dulces y amargas al ligarse con el héroe, con el hombre genial, el apóstol empeñado en la misión de lograr la libertad de los pueblos latinoamericanos. Para semejante hombre tenía que corresponder una mujer muy especial. Y esta fue Manuela Sáenz que tuvo sus mismos ideales y objetivos”.
Puntualiza que esta obra teatral, actuada escénicamente por una sola actriz, que va cambiando a distintas edades, amen de ir viviendo a otros personajes de su tiempo, -reales o ficticios-, que acompañaron o se enfrentaron a la protagonista, da por resultado que Manuela …la mujer sea un fuerte reto para una cabal interpretación artística. Insisto en que si hay un personaje de la historia latinoamericana atractivo por su accionar, hechos y pensamientos, por su fidelidad a un hombre e ideal libertarios -o, si se quiere- ideal libertario personificado en un hombre, ese es sin lugar a dudas el de Manuelita Sáenz. Mi obra pone en escena de manera sucinta hechos esenciales de la vida de esta notable mujer que amó y acompañó al Libertador en gran parte de la heroica gesta. Por el hecho de ser un trabajo unipersonal, esta pieza teatral constituye un duro desafío para la intérprete, puesto que requiere ductilidad, fuerza, ternura, convicción, gracia y encanto, cualidades necesarias para que ella ‘viva el personaje’ y así pueda hacerlo vivir con ella al público”.
La actriz Jenny Noguera iba a dar una rueda ayer, pero la postergó para el próximo martes. Pretendía contar sus intimidades con el texto de Arrau y con el proceso de la puesta en escena que le ha creado el director. La que si habló, y hasta por los codos, fue la activa productora Gisella Pérez Guzmán, quien comentó que ya tiene una serie de contratos para llevar a Manuella...la mujer a varias ciudades del interior y por supuesto al exterior. Se trata de un monólogo que impacta mucho por la veracidad de su texto y con el trabajo de filigrana de Jenny, subrayó esta briosa trabajadora de la cultura que ahora se entrega a un unipersonal sobre una mujer que es toda un bastión de la historia americana: Manuela Sáenz.
Chancaquitas para Sudano
Mario Sudano comenta que “Sergio Arrau acota un corredor que da a la calle en el lugar de acción de su Manuela...la mujer. Según el texto además notamos la existencia de otros elementos, como mesa, mecedora, sillita y muñeca negra. Pero la imagen que he trabajado reúne estos elementos redimensionándolos e incluso agregando algunos y quitando otros. El relato de la simpática Manuelita canturrona, sesentona y con una capacidad mágica para rejuvenecer recordando, tratando de vender sus conservitas, siempre buscándole el lado infinitamente humano a cualquier imagen ilustre y desmitificando todo lo mítico. Ella construye una especie de ‘rincón sacro’, donde cualquiera podría pensar que ella está echando un descanso en una banca de algún templo religioso y allí apostó su muñeca junto a su cofre y a sus recuerdos y por supuesto a su cuento. Hay madera oscura, como la de las puertas de la casa del Libertador, que contrasta con la madera de cualquier teatro en donde la Libertadora vende sus ricas chancaquitas. Así he creado el espacio para el personaje con un tarantín de madera detrás de ella, con unas intervenciones en vitral o un material parecido en donde esta la imagen del mapa geográfico de la Gran Colombia, como una referencia siempre a Quito, Bogotá, Lima y Caracas, para recrear imágenes geográficas o como preparar un espacio para alguien que cree más en lo patriótico que en lo religioso. Hay un paraban que a la vez sirve para que la actriz pase por detrás y deje vestuario y recoja elementos nuevos para ejecutar sus cambios en el tiempo. Una banca larga como de iglesia en donde ella aposta su bandeja su cofre y sus utensilios, y una mecedora chiquitísima para Jonatás. La iluminación ayuda evidentemente a los efectos del vitral geográfico”.

jueves, mayo 11, 2006

Luis Freud


Ese actor admitió que después de largos 20 años de complejos trajines escénicos -teatro, cine y televisión- nadie sabe su nombre o nadie quiere aprenderlo. Muy en serio y muy en broma, lamentó tan anómala situación, porque si la gente no conoce su nombre nadie podrá decir lo bueno o lo malo que él es en su trabajo o en su conducta social. Muy en serio y muy broma, admitió que el único nominativo por el cual se le conoce públicamente es por ser “El marido de Mimí Lazo”. Eso tampoco lo molesta ni lo despeluca, porque es verdad y porque, precisamente, ella es su esposa legítima, con quien está criando a un niño, es nada más y nada menos que la productora de su nuevo espectáculo No eres tú ¡soy yo! Se trata de un delicioso, además de revelador stand up, nada corriente espectáculo, escrito a partir del libro Sexo sentido y con la colaboración de la dramaturga y libretista para la televisión Mónica Montañés, la autora del monólogo El aplauso va por dentro que lleva diez años en escena, gracias a la primera actriz Mimí Lazo, la mujer de Luis Fernández. O sea que es un conglomerado que trabaja, disfruta y gana dinero, como debe ser.
Hay que aclarar que Sexo sentido es el rótulo de un programa radial donde Luis Fernández, o “El marido de Mimí Lazo”, muy serio y muy en broma, entrevista a mujeres amigas o anónimas que admiten hablar de sus intimidades eróticas o sexuales, teniendo en cuenta las limitaciones legales que existen para ese tipo de revelaciones ante un medio de radiodifusión , además de otros “controles sociales” que obstaculizan la propalación de algunos ángulos de la vida sexual de los seres humanos, vida que además todos los oyentes conocen y disfrutan.
"El marido de Mimí Lazo” hizo una selección de las entrevistas radiales de Sexo sentido, no menos de 500, y ahora las ha compilado en un libro, impreso por la editorial Criteria, el cual le ha permitido inventarse un guión teatral que ha memorizado y actuado mejor que nunca para su No eres tú ¡soy yo! En resumen: puso en escena unas cuantas situaciones de relatos conocidos, los parodia, los glosa, los somete a la prueba de fuego de la risa del público y así consigue atraparlo magistralmente. La audiencia desinhibida ante el anonimato que da la oscuridad de la sala teatral, termina mofándose del otro, del que es narrado o representado. Hace catarsis sin tener consciencia de ella, porque en el fondo se trata de un conglomerado que tiene múltiples frustraciones sexuales o insatisfacciones eróticas, sin contar los problemas provenientes de las fisiologías anómalas o ya envejecidas. ¡Todo tiene su principio, apogeo y caída!
En fin, lo que el autor de Sexo sentido hace es una especie de gran psicoanálisis. Es un profesional que pregunta y repregunta, y además agrega sus cosas, mientras el paciente, el público, ríe o aplaude, porque la historia de sus vidas son explicadas o mostradas por el actor, que en este caso ya no es Luis Fernández sino Luis Freud. Un señor de 37 0 38 años que ha descubierto, sin proponérselo, el gran filón de los facilitadores de autoayudas sexuales, ese que añade la sal, la pimienta a una relación sentimental que se cae porque el caballero no arranca ni con tres “pastillas azules”, mientras que la jovenzuela, de 18 años, tiene que tomar prozac para suavizar sus apetitos.
Lo del adjetivo Freud para “El marido de Mimí” es casi un homenaje al gran Sigismundo Scholomo Freud (Freibwerg, 1856-Londres, 1939), quien en su tiempo ayudó a mujeres y hombres con problemas de histeria y neurosis, al tiempo que impulsó la terapia del habla, la charla o la conversación con ayuda al paciente. A ese genio judío la humanidad le debe un poco de calma esperanzadora ante el sexo y sus consecuencias lúdicas.Estamos seguros de que Luis Freud podrá ahora hacer también el mismo espectáculo pero no en clave heterosexual sino en clave gay, cambiándole sexo y comportamientos a los personajes de los cuentos que materializa. De esa manera la sociedad caraqueña quedará completa y podrá disfrutar de esos cuentos eróticos, que eso es lo que son, que a buena hora han subido a la escena para ayudar a drenar las sufrimientos de los pacientes habitantes de esta urbe, ahora amenazada no sólo por el fantasma de la burundanga sino por otras cosas que por ahí se gestan, tales como videograbadoras secretas que han captado a insospechadas parejas en actos que no salen precisamente en las páginas sociales. ¡Bienvenido sea ese facilitador Freud, criollo en este caso!

viernes, mayo 05, 2006

Aníbal Grunn está en el Teatro Escena 8

El actor argentino Anibal Grunn (Bahia Blanca, 1947), como tantos otros talentosos inmigrantes sureños que llegaron a Venezuela en los años 70, trajo únicamente dos mudas de ropa, cuatro libros y montones de proyectos. A 31 años de su desembarco, Aníbal García Belardinelli (su nombre legal) tiene ya más libros y mucha ropa, además de una notable saga de labores útiles en pro del desarrollo cultural del país, realizadas desde los escenarios, los estudios de televisión, los platós cinematográficos y ahora desempeña un importante cargo ejecutivo y artístico en el Teatro Escena 8, el cual funciona en la calle La Guairita, de Las Mercedes.
Cuenta Grunn que fue en septiembre del 2005 cuando entró, por primera vez, a las instalaciones del Teatro Escena 8, porque dirigía una obra de Gennys Pérez, Sólo para ellas, que producían Elisa Escámez y Marián Valero. “Ahí conocí al presidente del teatro, César Loyo, quien le propuso a Marián que se hiciera cargo de la gerencia. Ella aceptó pero me sugirió que la acompañara en esa aventura, en calidad de director artístico. Yo en ese momento no podía, porque tenía encima el Festival de Teatro de Occidente y debía trabajar en ese evento, como hago todos los años, apoyando a otro valioso artista y gerente cultural, Carlos Arroyo. Pero les dije que si me podían esperar hasta enero, podía comenzar a trabajar. No sólo me esperaron, sino que además me buscaron para que no se me olvidara la promesa. Así comencé y dos meses mas tarde con Marián teníamos armada casi toda la programación del 2006. Pero ella, que es tan activa como yo o más, decidió que quería producir dos espectáculos y de pronto me quedé a cargo del teatro, gerenciando y dirigiendo. Nada de todo esto lo hubiera podido hacer si no contara con el equipo que cuento: un teatro preparado como una maravillosa joya, para ser lucido en los mejores momentos; un personal técnico y administrativo de primera y, por último, una directiva que me ha apoyado en cada uno de esos momentos”.
Advierte Grunn que el Teatro Escena 8 pertenece a un conjunto de empresas de Global Group Entertainment, comandadas cada una por un gerente y una junta directiva particular. “Es como una gran familia donde cada quien se ocupa de lo suyo, pero todos luchamos por el mismo objetivo. Nuestras reuniones son permanentes, con los gerentes, los jefes de ventas y los socios. Los productos de las distintas empresas nos pertenecen a todos, son responsabilidad de todos y todos nos involucramos en las actividades, para trabajar en conjunto. Nos apoyamos unos con otros, no existen diferencias”.
Ahora tiene entre sus metas hacer más rentable y más conocido al Teatro Escena 8, pero él sabe que insertarse en una comunidad como la de Caracas no es nada fácil. “Existen varios métodos: uno crear un espacio de moda, que no perduraría mucho en el tiempo, porque nos cansamos rápido y buscamos nuevos espacios; otro es tratar de mantener una cartelera teatral de calidad, permanente, asunto nada fácil, porque nadie sabe dónde está el éxito, y algunas veces la pegas pero otras no. La que estamos tratando de imponer en este momento, lo cual no creo que sea lo único, es ofrecer alternativas al espectador consecuente, al esporádico, al intelectual y al que sólo desea divertirse sin comprometerse demasiado con la propuesta que va a ver. Es decir: opciones escénicas, teatro, danza, música y pronto hasta cine tendremos”.
No pretende rivalizar con el Centro Cultural Trasnocho, porque piensa que rivalizar no es lo idóneo. “Al contrario, debemos unirnos y crear fuerzas comunes, para lograr que el público vuelva al teatro, que no le tenga miedo y pueda comentar las obras como lo hace con el cine. Como cosa curiosa, en este momento en la zona este de Caracas se están desarrollando espacios teatrales con importante asistencia de espectadores: el Trasnocho, el Teatro Luisela Díaz y nosotros. Creo que en Baruta es la cosa, para decirlo como lema publicitario".
La sala de Escena 8 tiene “una perfecta visual y una buena acústica, que pronto tendrá numeradas sus 220 butacas y eso permitirá al público reservar las entradas con anticipación. Este espacio cultural cuenta con un eficaz servicio de valet parking y personal de seguridad; el espectador llega, deja su carro, se lo estacionamos y se lo cuidamos mientras ve la obra y se lo devolvemos al salir, en perfecto estado. Todo eso sin costo alguno. Además tenemos la policía de Baruta que vigila las calles cercanas al teatro, permanentemente”.
La programación de la sala va de martes a domingos. “Para los martes, miércoles y jueves se han programado, hasta ahora, una función diaria; dos para viernes, sábados y domingos: pero, sábados y domingos tenemos dos más, porque, hay teatro para niños,claro que no de una misma obra. El criterio de programación es amplio, porque buscamos un teatro un poco más serio y más comprometido para los primeros días de la semana y algo más divertido, menos duro, para los fines de semana. Pero sobre todas las cosas impera la calidad, buenos elencos, excelentes textos, y los riesgos normales en la dirección”.
Sobre su método de trabajo, revela que es una persona planificadora y que respeta mucho sus horarios y los horarios de los demás. “Cuento con muy buenos asistentes. Hay veces que siento que se me enreda el papagayo y me provoca tirar la toalla, pero gracias a Dios siempre puedo. Creo mucho en Dios y sé que no me abandona y que su tiempo es perfecto. Siempre se me acomodan las cosas. También me pongo bravo, grito, armo rollos cuando los tengo que armar, porque no todo el mundo tiene el mismo ritmo de trabajo. Soy un adicto al trabajo y cuando no tengo nada que hacer me preocupo, me angustio y me lleno de culpas. Parece mentira pero es así. Los que están cerca de mí saben que no miento. ¿Será que estoy enfermo? No lo sé, pero soy feliz siendo como soy, haciendo lo que hago y viviendo como vivo".
Aníbal Grunn es un soñador y tiene muchos planes, pero no los cuenta. “En principio debo seguir atendiendo el teatro, dirigiendo y por ahí vienen dos o tres cosas más. Viajar, me encanta y no puedo evitarlo. Debo programar el Festival de Occidente. También me han propuesto algunas obras como actor, pero no creo que pueda. De hecho pienso no volver a dirigir después de agosto por lo que resta del 2006. Me gustaría reposar un poquito y ocuparme de la gerencia solamente. Tampoco voy a hacer televisión por ahora. Aunque si me ofrecieran algo de cine, que es mi pasión, sí lo haría. Y además tengo mis ratos para el amor y la cocina ”.

jueves, mayo 04, 2006

Viene una CNT libre,apasionada y activa

Eduardo Gil, actual presidente de la Compañía Nacional de Teatro, habló. Necesitó un año para hacerle frente a la prensa, en este caso a El Mundo, porque no quería repetir ofertas y sí quería hablar de planes y realidades concretas. Eso es respetable y poco común en Venezuela.
-¿Cómo encontró a la CNT?
-Encontré una ausencia de organización y de estructuración de la institución como tal. Es decir no encontré la fortaleza que debe tener una corporación que esta estructurada, que debe estar organizada para cumplir unas misiones claras o unos proyectos. Hace un año encontré un vacío, no sólo por el proceso del año anterior, donde hubo un tanto de desaparición, de disgregación, de mudanzas, etcétera. No había una estructura de lo organizativo y si había una total carencia de procedimientos que son las fortalezas de una institución. Eso en sus aspectos funcionales. Con eso fue lo primero que me encontré y desde entonces hemos estado un año trabajando para responder a la solicitud expresa del ministro de la Cultura para refundar a la CNT. Darle la verdadera orientación territorial, además del trabajo diario de consulta, para poder dotar a la CNT de capacidades operativas basadas en una racionalidad y no en caprichos ni en antojos, sino en perfiles de trabajo de equipos y de proyectos que vayan entrando en relación con las comunidades que no han tenido oportunidad de acercarse al teatro. Y ahora vamos a responder con acciones concretas en el campo del repertorio, de la interpretación, de los niveles estéticos, que es una tarea de competencia de la CNT.
-¿Durante todo ese lapso de la refundación de la CNT, ustedes no se quedaron solamente en la discusión teórica, sino que hicieron otros trabajos artísticos que ahora se podrán ver en Caracas?
-Sí, hicimos una programación que se exhibió en el interior del país y que ahora continuará. También hemos trabajado con agrupaciones asociadas que cooperan directamente con la CNT en sus perfiles de gestión. En este momento estamos preparando el estreno, con el grupo Dramar de Mérida, dirigido por Irinia Dendiouk y Francisco Salazar, de una versión sobre Los siete pecados capitales, de Bertold Brecht, la cual estrenamos hacia el próximo 20 de mayo, en el Teatro César Rengifo. Estamos haciendo la preproducción de La cantata al Negro Miguel, de Tomas Jurado Zavala, dirigida por Carlos Arroyo, la cual se estrenaría en agosto, en Yaracuy. Además, en Yaracuy; vamos a reponer la puesta en escena de la obra Un tal Faustino Parra, una especie de Robin Hood local, espectáculo que se hizo hace seis años. Vamos a estrenar El canoero del Caipe, de Daniel Suárez, en Barinas, en el Teatro Orlando Araujo.
-¿A un año de haber tomado las riendas de la CNT, ya puede decir cuál es el perfil del teatro que quiere montar en Caracas? ¿Sería algo similar o diferente a lo que se ha exhibido en el interior de la República?
-Mis expectativas pasan por un factor primordial que es el encuentro con la gente. El teatro tiene que buscar y dejarse tocar por la gente, dejarse colorear por la vida de la gente y recrear esa experiencia que es popular porque está en medio de la gente. El perfil del teatro para la CNT, tal como está definido en las políticas del Estado, es un teatro que vaya a todas las regiones, que trabaje para todos los públicos , en especial para los que han tenido menos oportunidades. Es un teatro que se detiene a hablar, a encontrarse, a intercambiar con las comunidades en formas diversas que van desde los foros hasta las talleres, pasando por las conversaciones, apoyando a los grupos emergentes. El teatro del cual yo estoy hablando es un teatro que se va a nutrir de esos nuevos actores que están surgiendo en esas comunidades y que tienen un compromiso. Es un teatro muy libre, muy apasionado, muy activo.
Gente nueva
La Compañía Nacional de Teatro -fundada en 1984 y ahora en proceso de refundación- no tiene en estos momentos un grupo o elenco en particular. Está, eso sí, o sembrando o explorando, lanzando aperturas y vinculaciones hacia las agrupaciones del teatro venezolano. “Pero a medida que la organización de la institución le permita mayor capacidad operativa o mayor diversidad para su accionar, puede llegar a tener un elenco estable o un grupo piloto de exploración. El panorama es muy abierto y el entusiasmo que nosotros sentimos frente a un país de riqueza humana extraordinaria, precisamente ahora con las políticas del Instituto de Artes Escénicas y Musicales, podemos lograr una serie de descubrimientos estimulantes para los creadores y las personas que aman con sinceridad al teatro y lo utilizan como un instrumento fundamental para las relaciones humanas. Por ahora, la CNT ha abierto sus puertas a las nuevas generaciones de egresados del Instituto Universitario de Teatro, porque es obligación por parte del Estado que si los forma debe además darles trabajo. Es gente joven bien preparada”, comenta Eduardo Gil.

Sí, Orlando

Orlando Urdaneta (Maracaibo,14 de octubre de 1946) vive, lucha y trabaja en Miami, al tiempo que exorciza sus fantasmas y escribe comedias para que sus compatriotas no se olviden jamás de él. Es por eso que, gracias al grupo Catarsis Teatro, en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas, están exhibiendo un espectáculo basado en su pieza Sí, Luis, dirigido por Mariano Díaz y con la participación actoral de Nené Morgado, Malena Renkovich, Luis Daniel Montejo, Félix Fillings, Dinorah Rawlins, Mayra Dávila, José Ramón Couto y Christian Fonteine.
Este Sí, Luis no es más que un popular show diario de televisión el cual se transforma, por “la maldad” de Orlando Urdaneta, en el Big Brother de sus conductores: un reality show sobre sus miserables vidas donde el público es acosado para que tome partido... y al final, porque todo concluye en medio de ese caos que se arma, se logra rescatar un poco de amor y de sinceridad como únicas vías para la tranquilidad interior y esa felicidad que tanto necesitan los que se aman.
¿Qué de dónde sacó Orlando Urdaneta ese híbrido entre show de circo-televisión y el más crudo realismo? Sí, Luis es lo que queda de un sainete que él escribió, inicialmente, hace algunos años, para un espectáculo que nunca estrenó junto a Tania Sarabia y Carlota Sosa. Gracias a la “llave” que hizo con Mariano Díaz surgió el guión para un show más audaz, un show en vivo donde los problemas sentimentales de los conductores del programa de TV pasaron a sustituir los temas trillados de la diaria producción, donde las víctimas fueran ellos y que el público interviniera, en serio o en broma, y que con todos esos matices cargados de la espontaneidad o la improvisación crearan una nueva obra noche tras noche.
Por supuesto que una cosa es producir a Sí,Luis sobre el papel y otra cosa materializarlo en la escena, ya que el público caraqueño no está acostumbrado a que lo interpelen o soliciten su opinión en un espectáculo sobre temas tan íntimos, además de complejos, como son los dilemas existenciales, la plancha caliente de los celos, los compromisos sentimentales de las parejas o la validez o no de las relaciones formales de las parejas.¡No lo vimos en Nueva York ni en Nairobi!
Nosotros presenciamos y participamos de muy buena gana en la función del pasado viernes. Eso nos permitió ponderar la excesiva timidez de la audiencia que, al parecer, estaba anonadada por lo que presenciaba, así como la poca habilidad de los actores (jóvenes y sin mayores experiencias en conducción de situaciones tan complejas). Sin embargo, aquello como espectáculo experimental resultó aleccionador y muy enriquecedor, porque el tema y el argumento se centra en las intimidades de los conductores de un show televisivo y la manipulación que ellos pueden hacer de la audiencia convocada al estudio donde se desarrolla el espectáculo televisivo. A esas situaciones se les puede sacar mayor provecho con un guión más audaz o más controversial. Pero no podemos hablar de lo que no se hizo sino de lo exhibido. Creemos que Sí, Luis no está terminado o cerrado , y en que cada función pueden cambiar los conflictos de los actores-animadores en función de la realidad cotidiana o de otros temas.
Orlando Urdaneta nos comenta que las posibilidades reales de su Sí, Luis son infinitas. Cree que se puede grabar cada noche un show en vivo diferente. Y eso se puede vender a la salida o enviar por correo ese CD a las residencias de los espectadores participantes. También se podría convertir en un seriado de TV, donde la discusión se prolongara cotidianamente con las variables de la dinámica misma generada por los participantes, siempre partiendo de la discusión original. Y él tiene razón. Eso se puede lograr pero con un elenco más diestro y más decidido a interactuar con los espectadores. Eso podría alargar la duración del espectáculo, que ahora es de una hora, y crearía otro tipo de problemas no imposibles de resolver, pero para ello se requiere un hábil equipo de producción y cuando se habla de eso se debe pensar en los gastos y en las fórmulas expeditas para resolverlos. Mariano Díaz tuvo problemas insólitos para poder llevar este espectáculo a escena.
Por ahora, en Florida, Orlando Urdaneta recibirá un CD que registrará una de las funciones de su caraqueño Sí, Luis, mientras él alista sus maletas para hacer una visita a Madrid, donde es posible que se monte en un escenario y exhiba uno de sus tantos monólogos o unipersonales que ya lo hicieron famoso. Su vida y su historia continuarán hasta que Dios disponga lo contrario.